Capítulo 5

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Sacó el libro de debajo de una tabla suelta bajo su cama, encendió una velita que ocultaba junto a este y lo abrió. Dentro de encontraban fotografías de ella con su hermana, cuentos que se habían inventado juntas, juramentos de cuando eran más pequeñas... Lo abrió justo por la primera página, donde habían firmado un tratado en el cuál decían que estarían siempre juntas.

— Lo rompiste, rompiste nuestro juramento por un colegio, un chico y unos cuantos hechizos— susurró sollozando, aún sabiendo que su hermana no podría oírle—. Tú no eres mi hermanita Lily. Ya no.



Marlene se había hecho amiga de Alice y Lily nada más entrar las tres juntas en la habitación. Tendríais que haberlas visto a las tres intentando pasar a la vez por la puerta y quedándose atascadas en el intento. Alice era castaña, Marlene rubia y Lily pelirroja. Alice era tímida, Marlene extrovertida y Lily...  Lily era Lily.

En aquel momento estaban teniendo una discusión sobre si Lily había hecho bien en rechazar a James Potter:

—¿CÓMO? A ver, a ver, a ver... ¿James Potter te ha pedido ser amigos y tú le has dicho que no?

La sorprendida voz que formuló está pregunta pertenecía a Marlene, la cuál no podía ni imaginarse cómo era posible que Lily, la que trataba de ocultar sin mucho éxito su cariño hacia su compañero de casa, hubiese sido capaz de decirle que no sin siquiera dudar.

—Sí, por septuagésima cuarta vez— respondió poniendo los ojos en blanco con expresión de fastidio ya que, literalmente, había respondido a la pregunta 74 veces contando aquella.

—Tú estás mal o algo, ¿no?

—Marly, no creo que sea como para montar este escándalo.

—¿Que no? Alice, ¿es, o no es la situación propicia para montar un escándalo?

—A mí no me metas.

La dulce y pacífica Alice, quien odiaba formar parte de discusiones, levantó las manos en señal de neutralidad y fue al baño, procurando alejarse de sus locas amigas.

—No entiendo por qué tanto drama. Le he dicho que no porque no me apetece ser su amiga y ya.

—Sí, seguro— respondió la rubia con sarcasmo evidente.

—No me apetece— respondió Lily, tercamente. 

— Sí te apetece— replicó la otra, imitando la actitud de su amiga.

—Que no.

—Que sí.

—No.

—Sí.

—No.

Jily, Años de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora