Capítulo 4

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—¡Hey, Evans!— dijo mientras se alborotaba el pelo, nervioso. Iba a pedirle ser amigos, y todavía no sabía porqué. Aquel no era su estilo, pero le apetecía entablar amistad con ella.

—Dime

—Eh... Pues yo... quiera saber si te gustaría tener ser mi amiga. Ya sabes, llevarnos bien, charlar...

—Sé lo que es una amiga— dijo con un atisbo de sonrisa—. Podríamos serlo, si dejases de molestar a mi mejor amigo.

Y se fue, dejando a un James Potter con cara de imbécil, un Sirius Black diciéndole que no valía la pena, un Remus Lupin riendo disimuladamente y un Peter Pettigrew comiendo chocolate.



Severus estaba escondido detrás de una columna, escuchando al engreído narcisista de Potter pedirle ser su amigo a aquella pelirroja que le había robado el corazón. Apretó los puños y los dientes con fuerza, resistiendo el impulso de gritarle a Potter que no era merecedor de ella que iba creciendo en su pecho como si de un globo se tratase. Sólo que este globo no estaba lleno de aire, sino de negatividad, de insultos que se había tenido que comer a lo largo de su vida, de golpes y de odio. Pero, sobre todo, de la sensación de que, si Lily aceptaba, la única persona con la que había podido ser él mismo en todo el colegio se iría de su lado.

Por todo esto, se alegró cuando Lily dijo que no. Y ni siquiera el "podríamos..." que le entregó a Potter con una sonrisa fue capaz de borrar que se había formado en su cara. 

«La cara que pone Potter es ridícula» pensó, sin darse cuenta de que era muy similar a la que él ponía cada vez que pensaba en aquel pelo color cobrizo, aquellos ojos esmeralda y aquella sonrisa cálida.

Jily, Años de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora