Me examinó con aquella mirada tan profunda como el mismo océano, al parecer todos los dioses tenían aquel semblante, pensé que tal vez era por el tiempo que llevaban existiendo, guardé silencio mirándolo fijamente hasta que me dí cuenta que estaba haciéndolo, por lo que bajé la mirada hasta mis pies, escuché una ligera risa, tan suave como el sonido de las hojas al agitarse con la brisa, mientras las criaturas nocturnas del ensueño revoloteaban a nuestro alrededor, algunas tenían formas muy definidas otras se mezclaban con la propia vegetación, como si se tratase de aquellos sueños poco vividos, esos que tienes cuando en realidad no estás por completo dormido. Los días pasaban entre mis caminatas por el lugar intentando no interferir con otros humanos en sus sueños, mientras podía ser totalmente libre allí, hacer lo que quisiera, era un poco como …como en mi primera vida, Matthew me había ofrecido llevarme por la biblioteca, custodiada por Luciene y Mervyn un malhumorado ser, similar a un espantapájaros, siempre solía estar hablando de lo mucho que Luciene trabajaba y que obviamente para él tenía mucha más autoridad que el mismísimo Morfeo, lo gracioso es que cada vez que este hacía algún comentario con respecto a ello el dios de los sueños aparecía a sus espaldas, siempre alcanzando a escuchar lo que Mervyn estaba diciendo, sin que nosotros pudiéramos siquiera advertirle que él estaba allí atrás, por lo que siempre termina arrepintiéndose de sus palabras, si bien Morfeo podría castigarlo, pasaba de eso, aceptando que era parte de su personalidad, así también como la cantidad de malas palabras que Matthew podía soltar en una sola oración cuando estaba molesto o sorprendido, Luciene era eficaz en su trabajo en la biblioteca, pero también era la mano derecha de Morfeo, confiaba en ella plenamente, era admirable la confianza que había entre ellos.
Un día en el que estaba caminando como siempre descalza, encontré a Caín sepultando a Abel por alguna discusión sobre cómo debía de prepararse el té, ya que yo había concordado con Caín este me había invitado a tomar una taza, charlar con él había sido algo realmente extraño, si bien ambos sabían que Abel iba a regresar pues no pueden morir, cuando le pregunté qué haría si su hermano no regresaba decidió que ya había pasado demasiado tiempo allí y que era momento de retirarme de su hogar, pues al ser huésped del señor Morfeo él no podía lastimarme, aquello me dejó claro que no era buena idea volver a ese lugar si abel estaba aún bajo tierra. Me sentí algo deprimida después de aquella tarde por lo que al regresar comencé a tararear, recuerdos de mi primera vida se hacían cada vez más vividos, a medida iba comenzando a recordar la letra iba moviéndome al ritmo de aquella canción, recordaba una danza, un baile, alguna celebración, podía ver en mi memoria, a un hombre, de cabello castaño rizado, de ojos color calipso, de tez morena, recordaba una sonrisa, la cálida sensación que tienes al estar enamorada, y sin darme cuenta había comenzado a bailar sola, mientras avanzaba a zancadas por las rocas que sobresalen de las aguas de aquel riachuelo en cuyas orillas tenia mi hogar…temporalmente -¿Como es que conoces esa melodía? -La voz del señor Morfeo me sacó de golpe de mis memorias haciéndome caer sentada en la orilla del riachuelo salpicando agua por todos lados al golpear la superficie con mis piernas, escuché a Matthew aletear con fuerza yendo a ver si me encontraba bien entonces pude ver aquella sombría pero apacible silueta suya- E estado recordando…aquellos tiempos, el rostro de un hombre cuyo nombre sigue eludiendome, una celebración, algo…que tiene conexión con Hades, aun no logro recordar todo…aunque, a veces me pregunto si no fue un sueño, se ha vuelto difícil distinguir la realidad de la ensoñación, la única diferencia es que acá incluso aunque me caiga no soy capaz de sentir dolor o frío, hambre…nada de eso me aqueja- Dije y analizandolo bien era como si eso me permitiera tener más espacio libre para pensar en otras cosas, Morfeo escuchó en silencio mis palabras mientras yo me volteaba para ponerme de pie, sacudiendome el polvo.
Morfeo extendío hacia mi su mano derecha, tal palida, de aspecto suave, nuestros dedos apenas si se rozarón cuando alejé de golpe mi mano al recordar que estaban ahora llenas de lodo- Mis manos estan sucias mi señor, agradezco su ayuda -Dije rapidamente, avergonzandome y recriminandome internamente por haber rechazado su toque de forma tan descortéz, a lo que Matthew siempre tan inoportuno dijo- Deberías calmarte muchacha, el siempre tiene las manos llenas de arena -Ambos miramos al cuervo con seriedad por aquel comentario y este decidió que talvez deberia guardar silencio, por lo que agitó sus alas y voló lejos, dejandonos solos- Todo lo que está en este reino tiene una parte de mi, incluso la tierra bajo tus pies ¿Hades te enseñó a ser tan temerosa de él? -Aquella pregunta me habia sorprendido, pues no habia sido así, jamás, Hades siempre habia sido amable, atento y bueno conmigo, más algo en mi me habia hecho siempre tratarle con distancia, evitando así talvez que Persefone tardase tantos siglos en sentir molestias por mi presencia constante en los campos cuando ella no estaba presente- Yo…supongo que intento…no ser expulsada otra vez -Murmuré, ¿Era cierto? no fue hasta que sentí sus tibias manos sobre mis mejillas que noté que estaba llorando, ¿Si me habia sentido herida al ser abandonada por mi señor?, si bien yo no lo amaba, si habia jurado serle fiel, como una sierva, servir junto a Cerbero en las puertas del inframundo para evitar que los vivos entrasen, pues si bien se castigaba a los humanos malvados, ninguno de ellos queria escapar de su encierro, me sentí confundida, habia estado reprimiendo aquellos pensamientos sobre mi expulción por que me negaba a sentir que habia sido traicionada, pues, si bien se me habia prometido libertad de entrar y salir del inframundo…jamás se me habia prometido que eso sería para la eternidad, era un compromiso que habia quedado implicito, silencioso entre hades y yo, y si bien Hades habia mencionado que mi escencia habia pertenecido a un viejo amor suyo, yo jamás me habia sentido enamorada de él, no como una mujer ama a un hombre, era una total y completa admiración, fe y lealtad totalmente ciega, cerré los ojos mientras me mordía los labios con fuerza, llevando mis temblorosas manos hasta las suyas, viendose estas solo un tono más rosadas que las suyas, volví a abrir mis ojos encontrandome con los suyos, tan profundos y calmos, tan amables, fijos en los mios, buscando algo en ellos, algo que no quise preguntar- No serás expulsada, una vez puedas darme la lira, podrás volver aquí cada noche, y cuando decidas que haz tenido suficiente del mundo humano, entonces este será tu hogar por toda la eternidad, formarás parte de mi reino -Intenté agradecerle, pero un dolor tan profundo y agudo me lo impidio, un dolor paralizante, entonces comencé a toser, alejandome a tientas mientras mi cuello sangraba, saliva y sangre salian disparados de mi boca mientras me retorcia de dolor presa del panico, intentando sostenerme de una roca a las orillas del riachuelo, podia escuchar al señor Morfeo llamarme en voz alta, aquel tono de voz profundo y calmo habia cambiado…entonces entendí que no era normal lo que pasaba…Sentia dolor, ¿Como eso era posible? Entonces Morfeo tomó uno de mis brazos jalandome con fuerza hacia su pecho usando su arena nos llevó rapidamente al castillo, allí aparecimos dentro de su galeria, donde tomó el sigilo de Muerte para llamarla, esta apareció segundos más tarde, pude ver como iba a regañarlo por llamarla tan abruptamente hasta que me vio, sus ojos se abrieron de golpe mirandome sorprendida, caminó hacia mi y me examinó, mi garganta estava perforada, al notar la forma del agujero intenté hablar pero no podia ¿Habia quedado muda?, esto me hizo regresar al panico intentando gritar pero de aquel agujero comenzaba a brotar sangre y aire proveniente de mis pulmones, estaba desesperada, entonces me arrodillé en el suelo y comencé a escribir “Traqueostomia” Ambos se miraron y Morfeo le explicó usando mi palabras- Lo usan para ayudar a los humanos a respirar mientras mejoran de aquella enfermedad - Muerte asintió y habló calmadamente- Si fueras una humana común …ese procedimiento te habria matado, deben estar sorprendidos de que no sea así, sanarás lentamente pero lo harás, así que tranquila, no eres una humana como los demás es por eso que has podido racionalizar aquel dolor y hacer aparecer todo esto, no lo controlas así que no te preocupes todo estará bien -Sonrió cuidadosamente, acariciando mis mejillas inspirando profundo, instandome a imitarla, poco a poco comencé a sentir alivio, sabia que era en parte a que seguro al moverme inquieta por el dolor habian aumentado la cantidad de analgesicos en mis venas, a medida me fui calmando la sangre desapareció y aquel agujero en mi garganta comenzó a cerrarse, Morfeo se acercó a mi con lentitud para examinarme con cuidado, tomando mi mentón mirando mi cuello en el lugar donde había estado el agujero.- Es sorprendente, si bien algunos humanos tienen pesadillas vividas donde son capaces de experimentar miedo, no son capaces de racionalizar lo que pasa en los sueños, así que no son capaces de sentir dolor -Sonreí aliviada, pues ya no sentía dolor, así que podia respirar más tranquilamente y de pronto sentí que mi garganta se sintió más ligera- Lamento haberle causado esta molestia a ambos -Suspiré bajando mi mirada intentando mirar a otro lado, pero ver en un espejo pude ver como el estaba apoyado en una de sus rodillas con su mano sosteniendo ahora mi mejilla, me sonrojé y me aparté tomando su mano estrechandola lijeramente, mas por nerviosismo que por alguna otra razón, esto lo hizo apartarse, mientras Muerte nos miraba con una gran sonrisa- Bueno, ya que estás como nueva, creo que es tiempo de irme, tengo mucho trabajo que hacer, así que si me disculpan -Se alejó de nosotros agitando una de sus manos, mientras Matthew me miraba con curiosidad- ¿Eres inmortal entonces? -Asentí abriendo mis labios para hablar pero un alarido desentonado salio de mis labios haciendome toser- Dios …esto es horrendo -Aclaré mi garganta y miré a Matthew- Puedo morir, pero solo si yo lo deseo -Las alas del deslenguado cuervo se aguitarón y se quedó pensativo- ¿Haz deseado morir? -Me quedé pensativa unos segundos y negué- Yo…creo que incluso en mi tercera vida que fue demasiado corta….jamás desee la muerte -Mencioné sin dar detalles, sabia que Morfeo conocia mi historia, la historia de todos en realidad, así que me ahorré los escabrosos detalles de mi muerte- Es bueno oir eso, talvez si puedas vivir para siempre -Este comentario se me hizo muy infantil, algo tierno estiré mi mano y acaricié su cabeza para ponerme de pie para marcharme- ¿Donde irás? -Morfeo preguntó mientras caminaba hasta su trono- ¿Señor? -Pregunté confundida por todo lo que habia pasado, toqué mi cuello sin saber que iba a depararme el futuro- Estaré al menos…tres meses inconciente, durmiendo…volveré al riachuelo, por alguna extraña razón me siento en paz allí -Vi como Morfeo me observaba con curiosidad- Jamás dije que no podias vivir en el castillo mientras estuvieras en mi reino - Me voltee rapidamente, para verlo a los ojos- ¿Dice que puedo vivir bajo su techo? -Supongo que en realidad me quedaba en el bosque porque me recordaba a los campos eliseos- Si es lo que quieres, crearé un ala para ti, te e visto ayudar a Luciene en la biblioteca, te gusta leer viviendo aquí tendrás los libros a tu disposición, dado que tu estadía aquí se prolongará sería descortez de mi parte no ofrecerte un lugar más comodo -Miré a Matthew y este se veia tan sorprendido como yo, asentí rapidamente, sin saber que hacer o decir, pues no habia esperado que el dios de los sueños Morfeo me brindase más hospitalidad de lo que jamás habia recibido- Aceptaré su hospitalidad mi señor, le agradezco mucho - Bajó de su trono tendiendo su mano hacia mi para guiarme las escaleras, una vez allí en un pasillo de pronto tomó arena de su saco y la sopló dejando que esta se deslizara suavemente flotando mientras las paredes comenzaban a sacudirse y a cambiar su forma, en unos segundos una puerta estuvo frente a nosotros, Morfeo soltó suavemente mi mano y la puerta se abrió para dejar ver una habitación, era similar a una habitación en Versalles la cama era amplia, el techo estaba pintado, como si vieras hacia las copas de los arboles en un dia soleado, habia un escritorio, y una estantería con libros, la amplia ventana donde se podia ver todo el reino- Mi señor…esto es…demasiado -Me sentí conmovida, Matthew entro volando a la habitación, mirando todo el lugar, posandose en el escritorio- Esto es mejor que dormir en el bosque, aquí estarás comoda, a veces allá fuera alguien sueña con un bosque lluvioso y pues quedas empapada - Tuve que reirme por ese comentario pues me habia pasado al menos dos veces, era cierto, a veces alguien soñaba con un día soleado y agradable o con una fuerte y relajante llovizna, ya que no me acercaba a los terrenos de la pesadilla desde el incidente con Abel y Cain, no estaba expuesta a climas tan fuertes, por lo que no me encontraba con criaturas de esos parajes, conciente que podría encontrarme con mis propias pesadillas, si estuviera por voluntad dormida, sería fácil salir, pero si estaba atrapada en este coma, la verdad se me hacía terriblemente peligroso ir a buscar aquellos malos recuerdos, por que si bien de niña había soñado con el hombre encorvado o el hombre del sombrero de copa, no había sido más que por sugestión, pero ahora que había abierto mi tercer ojo, era peligroso enfrentarme a una pesadilla, pues a veces había demonios que se encubren con pesadillas para alimentarse del miedo humano y de otras energías, era trabajo de tiempo completo para el señor Morfeo mantener a estas criaturas fuera de su reino, y es por eso que existía entre él y Lucifer Morningstar una enemistad que había durado eones.
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Bitterswett Dearms
Hayran KurguLuego de un largo viaje tu alma encuentra por fin una vida a la cual sacarle provecho...pero una pandemia te obligará a dormir por un largo tiempo ¿Serás bienvenida en el reino de Morfeo?