Parte 18 La estrella del norte.

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A Veces necesitas perder algo para darte cuenta de lo importante que es para uno mismo.

Susie se encontraba en su habitación, la compartía con varias amigas, algunas de ellas brujas, otras simplemente aficionadas al arte y claro una que otra artista, siempre estaban ocupadas pero muy de vez en cuando lograban reunirse todas juntas.

Ya habian pasado mas de 5 años que estaba viviendo en américa, oculta, mezclandose entre los demás personas ella y algunas de sus amigas eran testigos de una persecución infundada por el odio de sus lugares de origen, si bien en esta nueva tierra no se escuchaba sobre ese tipo de persecuciones, los afectados por Mildred que se los topaban de vez en cuando y eran sólo un recordatorio que no podían bajar la guardia.

Susie se arrepentía con cada prenda que guardaba en su maleta, ella quería salir ya de vuelta a casa y buscar a su hermana pero cada fibra de su ser le decía que tenía que despedirse de cada una de sus amigas habían pasado por mucho y puede que difícilmente la perdonen si ella desaparecia asi sin mas.

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Las noticias corrían rápido y la partida de Susie era una cosa de horas, algunas de sus amigas y conocidas se despidieron y ofrecieron algunos regalos, carne seca, algunos encurtidos, hasta dulces.

A pesar de lo ocurrido Susie trataba de continuar, de conocer más gente, hacer amigos y amigas en esta nueva tierra.

Llegada la noche algunas de las amigas más cercanas se acercaron a Susie y arrastras la llevaron a festejar con ellas, la noche fue agradable y cada momento con sus amigas la hacían sentir renovada e incluso en algunos momentos pensó que tal vez podría esperar pero no era momento de arrepentimientos, al fin tenía una pista después de años y años de estar esperando ella tenía que recuperar una pizca de su familia, encomendar ese error.

ya pasadas las horas, la plática y las copas hacían mella con Susie y varias de sus amigas cantaban alegres, eran risas y juegos.

Susie no pensaba tardar demasiado en el norte pero no podría negar esta despedida tan alegre.

Las calles comenzaban a estar solas, los locales cerraban poco a poco, era ya de madrugada y algunas de sus amigas ya habían caído rendidas al cansancio y al alcohol.

— No mmm Puede... ser. otra vez nos ganaste — Se rió la joven — Me inclino ante Susie la reina de la cerveza — Se inclinó hasta que se alejó de golpe pues otra de sus compañeras empezó a vomitar.

Lo divertido para Susie es que su magia le daba cierta resistencia, pero no sabían, cinco años guardando el secreto, cinco años mintiendo.

Con un fuerte abrazo prometieron juntarse pronto, ellas se despidieron Susie regresó a su casa, las demás siguieron su rumbo.

Cuando Susie llegó a su casa se encontró con una cara familiar, una joven casi de su edad se llamaba Julieta, era una joven bella y carismática pero su rostro esta noche estaba triste y los ojos casi al borde de las lágrimas.

— Que haces tan noche, está todo bien — Susie miró con cautela a su amiga ella se veía fatal.

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Su amiga la conoció hace un par de años, al igual que ella lo perdió todo en su tierra y llegó a esta ciudad en busca de oportunidades, si bien su belleza era opacada por su desgracia, ella sufrió por adaptarse pero fue gracias a Susie quien le tendió la mano y le ayudó a crecer en lo que era ahora

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— Dime por favor que volveras — La chica le rogó casi al borde de las lágrimas.

— Vamos no exageres, solo serán un par de semanas en un barco unos días más viajando en un lugar frío, ten casi la certeza que volveré justo antes de tu cumpleaños — Susie sintió un retorcijón por sus propias palabras.

— y si, Susie dejame ir contigo — Julieta se abalanzó en un fuerte abrazo impidiendo que su amiga se aleje más.

— Vamos déjame ir quiero dormir antes de partir mañana — Susie se enfadó y comenzó a avanzar a su cuarto sin que su amiga se suelte de su pierna, estaba molesta pero le divertía.

— Sabes que no te dejaré ir — Gritó Julieta en medio de una infantil rabieta.

Susie sabía cómo lidiar con ella pero algo le impide deshacerse de ella, le reconfortaba en la espera.

A pesar de la carga extra Susie llegó a su cama y se quedó dormida, pero su gusto duro poco solo 5 minutos, su amiga estaba llorando.

— No quiero que me dejes sola, eres mi única familia — Julieta le repetía suavemente.

Susie se habría molestado pero le partía el alma tener que despedirse al menos estos días.

— Bien me rindo qué quieres que me dejes dormir — Susie rogó a su amiga.

— Prometeme que volveras y estaremos juntas como hemos hablado, prometeme que tendremos nuestro rancho y criaremos hermosos animales juntas, vamos prometelo — Julieta lo dijo en un tono triste mientras no se atrevía a mirar a Susie a la cara.

Esto solo le saco una sonrisa a Susie la tomó de la barbilla para levantar su mirada ambas cruzaron miradas con la misma esperanza de cumplir su promesa, Susie se acercó y le planto un simple beso en los labios.

— Te lo prometo, estaremos juntas.. solo debo hacer esto y quiero que confíes en mí — una sonrisa se plantó en su rostro — y cuando te sientas sola solo quiero que mires al cielo, ves esa estrella, es la estrella del norte, cada noche ella me estara guiando y ella me llevara y traera de regreso, lo se es demasiado cursi — Susie se quejo sacando la lengua.

— Sabes que me encanta esta faceta tuya — Julieta se recargo en su regazo,

Julieta no ocupaba más palabras, su preocupación se disipó y se durmió junto a su mejor amiga.

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La mañana era fría y una densa neblina no era el mejor ambiente para despedirse pero ambas lo intentaron, se saludaban y agitaban las manos con bastante ánimo hasta que el barco se alejó del puerto y no dejo que mirara mas, Susie aun tenia sueño asi que decidio regresar a su camarote, era un barco carguero nada que ver con las terribles condiciones en las que llegó la primera vez hace años al menos un poco de dinero le aseguró un aposento cómodo.

Era lento muy lento viajar así, se podían ver uno que otro barco que salía y llegaba a puerto Susie hubiera preferido viajar mil veces en escoba pero tenía que mantener un perfil bajo.

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En el barco de Mildred.

— Por fin puerto, pero recomiendo bajar la velocidad, esta neblina es peligrosa— Oscar comentó.

— Magia, recuerdas pero te haré caso, necesitamos mantener un perfil muy bajo— Mildred manipulo a los golem para que siguieran las indicaciones de Oscar.

— Vamos deja eso y regresa con Erizo y ve como sigue — Mildred Ordenó,

Oscar no ocupó más indicaciones y se dirigió con su amiga quien seguía mal por haber roto su varita. Mildred decidió hacer lo mismo entró al barco para prepararse.

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El destino suele ser caprichoso y cruel, ambos barcos pasaron uno cerca del otro, fue un encuentro no planeado de dos hermanas que buscan encontrarse.

La estrella del norteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora