Algunos dicen que cuando son tus últimos momentos en la vida, sueles ver un pequeño recuento de la misma, la asesina no estaba consiente de si estos eran sus últimos momentos o solo una vaga imagen del infierno que tendría que vivir toda la eternidad, al final de cuentas ella era una asesina, tenía las manos manchadas de muchos, la mayoría culpables, en algunos casos hasta inocentes pero siempre tuvo que reprimirse y mantener la calma.
En ese momento era el mismo, la tormenta seguía, era arrastrada por la arena, están dentro de una cueva el fuego es cálido y le invita a descansar, por alguna razón se siente ligera y segura.
La mañana estaba llegando y la asesina se despertó al fin, lo primero que hizo fue revisar su entorno, la cueva tenía una gran cantidad de cosas, desde herramientas,, joyas y algunas frutas incluso comida en conserva.
La herida, la idea regresó a su mente ella revisó lo más rápido que pudo, estaba vendada y no había signos de infección ella no tenía fiebre y se sentía relativamente bien, trato de levantarse pero ella no tenía fuerzas.
— Esto apesta — Pensó la asesina, ella se sentía insegura, desprotegida como si algo.... — Dónde está mi ropa— la joven entró en pánico.
Comenzó a revisar por todas partes, pero aun así era imposible por el momento para ella no tenía fuerzas, al final se rindió no tenía caso, al menos podía disfrutar del calor del fuego, aun estaba algo oscuro y parecía que estaba por amanecer, aun así se dejo llevar por el sueño una vez más.
El sol se podía filtrar por algunos agujeros de la cueva y ella continuaba sola, ya se podía mover o arrastrar un poco, debía sacar fuerzas de flaquezas.
Tras algo de esfuerzo le llamó la atención unas pisadas — Oscar? que haces aquí? —
— Atrapando el desayuno — Oscar comentó mientras arrimaba una olla de hierro y le echaba unas cuantas verduras y unos trozos de carne — Es conejo, estará listo en unas cuantas horas, solo que le faltara un poco de sal y condimentos pero aun así llenara el estomago—
— Oscar que paso y donde esta mi ropa y por que estas en pantaloncillos— La asesina comento.
— es una historia divertida — Comentó Oscar — Llevamos tres días en esta isla desierta, la tormenta nos arrastró a este lugar, tuvimos suerte de encontrar esta cueva rápidamente en medio de la tormenta, creo eso lo resume todo —
— ¿Y estas cosas? — La asesina pregunto
— El barco de los piratas encalló en la playa, incluso la sabana que estas usando esta hehca de la ropa de los piratas, pero no te preocupes la lave y hervi antes de que la usaras como sábana, creo que incluso tu capa está ahí y algo de mi ropa — Oscar estaba un poco nervioso contando ese dato.
— Y mi ropa, toda mi ropa— Preguntó tan fría como siempre, pero con una mirada asesina al pobre de Oscar que sentía como si en cualquier momento esta le estaria apuñalando.
— Que quede claro que soy un caballero y yo sería incapaz de agredir a una dama en sus condiciones — Óscar comentó lo mas tranquilo que pudo.
— Deja de llorar Oscar solo dámela — La asesina exigió —
— Tuve que lavarla, estaba llena de sangre y... Tenía que quitártela, estuviste temblando de frio toda la noche que llegamos a la isla, podrías enfermar más y tu herida se tenía que limpiar — Oscar tenía miedo que la mujer se lo tomara personal — esta secándose—
— Gracias por salvarme la vida — La chica se volvió a recostar — Lo viste?-
— Que, no yo no podría, juro por mi honor que voltee la mirada cuando le quitaba esas prendas— Oscar estaba nervioso.
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La estrella del norte
PertualanganUn entusiasta detective y una joven bruja asesina buscan dar caza a una de las mas grandes amenazas de la época "Mildred" quien propago en caos en la cuidad de Londres ya hace años y siguiendo las pistas tendrán que detener a esa gran amenaza. ...