Parte 19. Morir de amor

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Sonja terminaba de arreglarse en su habitación, frente al amplio espejo de su habitación. No cabía en sí de triunfo. Miraba el reluciente anillo en su mano, que había pedido y Till había entregado obedientemente. Fingía no importarle, que él aceptara estar a su lado, con tal de protegerla. Recordó la noche que furtivamente había ido a su castillo. Con un puñal en la mano, decidida a tener su corazón, así tuviera que arrancárselo del pecho. Pero Olivier Riedel, llegó al estudio antes que ella y los escuchó hablar. Eso cambió sus planes... Miro por la ventana hacia el atardecer. Sonrió malignamente.

Marlene estaba sentada frente a la ventana, distrayendo su tristeza con el trabajo, Beatrix le había encargado elaborar una variedad de atuendos sencillos, que no era lo que acostumbraba a trabajar, aunque las telas eran finas y los diseños de muy buen gusto. Pero decidida a distraerse con su trabajó, lo hizo, cuando escucho una voz que le decía:

-Hola.

Ella se quedó helada, sabía perfectamente quien era.

-Vengo a presentarme como la prometida del Marques lindemann. Ya lo sabias ¿No?

Marlene cerró los ojos ante esto. Pero trato de bloquear sus emociones y su dolor, mientras Sonja sonrió:

-No debes ponerte así. Solo creí, que te interesaría saber, sobre el hombre DEBAJO del que te revolcabas hasta hace muy poco...

Ella se puso de pie ante esas palabras, claramente estaba disfrutando, aguijoneandola como un escorpión, apretaba los puños, mientras ella seguia hablando:

-Si eso es todo, puede irse de mi casa Vizcondesa.

Sonja, tuvo un respingo al no esperar la reacción que buscaba, pero continuo:

-No todo, es para que no olvides que nosotros somos nobles... estamos sobre todo y sobre todos... siempre obtenemos lo que queremos...

Marlene sintió tanta lastima por ella, como terror, porque si alguien estaba tan mal de la cabeza, para presumir semejantes pensamientos, era perfectamente capaz de cualquier cosa. Pero aun así respondió:

-Supongo que su prometido esta igual de satisfecho...

-¿Crees conocer a Till realmente? algún día lo haras, pero recuerda esto, él es MIO.

Sin más, Sonja se retiró. Marlene se quedó temblando, camino hacia la puerta y se quedo recostada en el marco. Mirando a la distancia; hacia el castillo Lindemann. Pensando que habría querido decir ella.

Caia la noche, cuando Christoph vagaba por las oscuras galerías, dejándose guiar por la anciana monja, había esperado días para esto. Caminando por lo que le parecieron interminables pasillos, cada uno más tétrico que el anterior. Finalmente llegaron frente a una puerta, la vieja abrió la mohosa cerradura y le dijo que jamás debía quedarse hasta el alba. Él le agradeció infinitamente. Empujo la puerta lentamente y a la luz de una vela. Camino por la habitación deteniéndose junto a donde ella estaba, o lo que quedaba de ella. Cuando la vio, Schneider apretó los puños, deseando haber matado a Zelig antes. Su ira se elevó hasta dolerle las entrañas, pero la dejo a un lado, pues solo quería recuperarla. La llamo:

-Laetitia...

Ella de repente giro la cabeza hacia él, y su pecho se tensó, se veía demacrada, con las ojeras pronunciadas bajo sus ojos... unos ojos dolidos. Ella se levantó, dejando escapar un grito estrangulado, pero Christoph fue más rápido y se lanzó hacia ella, la apretaba fuertemente entre sus brazos y la llenaba de besos, al mismo tiempo que musitaba su nombre.

-¡No! Grito ella, agitándose ¡Déjame!

Laetitia continuaba sollozando, logrando deslizarse del agarre de Schneider, se dirigió hacia la pared lo más lejos de él.

Du riechst so gutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora