Parte 26. Marcas

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La mañana del dia siguiente, el barón Lorenz, entraba nuevamente al despacho del Duque, pero esta vez con Laetitia a su lado. Ella ahora, iba sumamente arreglada, con un lujoso vestido en tonos cafés, un laborioso peinado y adornado con joyas, más bella aún, si cabía. Zelig la había hecho examinar, para asegurarse que no estaba embarazada. Lorenz se indignó con su petición. Pero esa visita médica, le había caído del cielo. Para echar a andar el plan, que desde hacía días rondaba por su cabeza.

-Bien Lorenz ¿Cuáles son los resultados?

Este nego con la cabeza y una leve sonrisa se asomó a los labios de Martius, mientras Laetitia le lanzaba espadas con los ojos. Entonces socarronamente le dijo:

-Parece que estas limpia querida...

Ella, aún con toda su rabia, enrojeció hasta la raíz del pelo, mientras Lorenz tosió en el puño.

-Si me disculpan. Dijo y se retiro.

Laetitia sintió la humillación y el coraje recorriéndola, pero se recordó que Yvaine y Paul, aún no estaban a salvo, entonces le dijo:

-Ya que estas noticias han endulzado su día excelencia, puedo hacer una petición.

-Claro querida, puedes hacerla.- Sonrió Zelig, ignorando la rabia en la voz de su prometida.-

-Deseo poder visitar a mi hermana, mi casa y ver a mi mascota.- Pidió ella.-

Laetitia no solo quería salir de ese castillo, en el que se sentía asfixiada, necesitaba ver a Yvaine y saber que todo estaba bien y pedirle que se fuera lejos, lo más pronto posible. Zelig la miro malicioso, pero sabía que ella no podría ni intentaría escapar, porque pensaba que tenía apresado a Christoph, junto al destino de su hermana, y el ahora empobrecido Landers, en sus manos.

-Puedes ir si así lo deseas, pero recuerda querida, eres la única responsable de tu comportamiento.- Dijo Zelig.-

La amenaza en su voz la puso en guardia, pero aún se sintió feliz de poder salir. Inmediatamente abandono el salón con una venia. Pero cuando llego al pasillo, Lorenz le tendió el brazo, para que Laetitia apoyara la mano en él y lo guiase a la salida. Emocionado, con su buena o mala suerte, dependiendo del resultado del plan, que en ese momento trazaba junto a Beatrix. Si el evento tan traumático de perderla, le quito la memoria a Schneider, por contraparte, el verla de nuevo podría devolvérsela. Solo confiaba que ella, fuera capaz de recibir la noticia, sin llamar la atención de los guardias cercanos. Al detenerse en seco por el descansillo, atrajo la atención de ella, que lo miraba interrogante:

-Él está conmigo...

Laetitia se aferro al brazo de Lorenz, le agradecía de corazón por su ayuda, cuando intento a ayudarla a escapar junto a Christoph. Pero ahora estaba confundida por sus palabras. Y este rápidamente le aclaraba.

-Laetitia, imagino que el Duque le ha prometido, o amenazado, con la vida de Christoph, pero él esta a salvo, conmigo.

Ella, se sintió mareada, pero el brazo de Lorenz la obligo a seguir caminando y escuchando, la tensión la hacía apretarle el brazo, mientras el galeno le contaba, que Christoph había logrado escapar de las manos del Duque, ignoraban cómo, de cuando había intentado asesinarlo ahogado. Ella se sintió la más estúpida de las mujeres, por haberle creído que no lo lastimaria, y más aún cedido a sus chantajes. Luego recordó que no solo la vida de su amado dependía del humor de Martius. Sus tíos habían despilfarrado su herencia, dejándolas desamparadas a Yvaine y a ella. Mientras Paul había perdido el favor de la corona y su fortuna. Marlene estaba a salvo, por el momento, pero si llegaba a estorbarle, él la desaparecería de golpe también. Todos ellos, estaban más vulnerables que nunca. De otro modo, hubiese salido a todo lo que daban sus pies a buscarle. El dolor y la alegría peleaban por igual dentro de ella. Lorenz le termino de relatar lo de la amnesia de Schneider y su idea para curarlo. Ella dudaba mucho de ese plan y sus resultados, pero seguiría las instrucciones del Galeno.

Du riechst so gutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora