Parte 5. Futuro y pasado.

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Esa madrugada. Luego que Richard le hubiera rechazado el sobre, Cassandra daba vueltas en su cama, sin poder conciliar el sueño. Había sollozado buena parte de la noche, y no solo por la cuestión de las cartas. Por un momento tomo conciencia de su situación. Estaba sola, sin nadie en el mundo para ella. No pertenecía al castillo Kruspe, a ningún lado, debía labrarse una vida y un futuro por si misma. Penos en volver al campo. De donde nunca debió haber salido. Pero antes, queria cumplir la ultima voluntad de Olguina, entregar los sobres a sus hijos... Saco la carta que la Marquesa habia dejado para ella y la leyó de nuevo, para darse ánimos.

Mi pequeña Cassandra:

Mi niña, mi dulce y preciosa niña, quiero que sepas que gracias a tu cariño, cuidado y compañía, pase los días más felices de mi vida, ello me ayudo a sobrellevar el dolor por la ausencia de mi hijo, fuiste como un bálsamo para esa herida en mi alma. Gracias por haber crecido y convertirte en una mujer maravillosa, llena de virtudes, gracias por ser como eres hermosa por dentro y por fuera.

Ahora quiero pedirte perdón, si perdón, por mi egoísmo y mi soberbia. Egoísmo, porque creí que te salvaba de una vida de aldeana, pero solo corte tus alas, como una hermosa ave a la que encerré en una jaula de oro. Creyendo que te hacía un bien, sin preguntar tu opinión, ni si esta vida era lo que en verdad querías. Encima creer que eras feliz por ello. Jamás pensé en tus sueños o deseos. Solo te cause daño.

Y perdón por mi soberbia, porque aun después de lo que te hice, te pido un último favor, junto a esta carta hay dos sobres más, uno es para Sonja y el otro es para Richard, los conozco a ambos, al final mi hija la leerá, lo que haga después será decisión suya, pero mi hijo es como yo, así que no lo hará, por favor pequeña has que la lea, de eso depende su felicidad, sé que tú y solo tú lo lograras.

Tal vez te parezca extraño el contenido de esta carta, pero nunca he dudado que debes ser tu quien la entregue, porque eres la única con suficiente paciencia y corazón para lograrlo. Eres muy inteligente algún día lo entenderás.

Gracias mi pequeña, se feliz.

Olguina.

Cassandra apretó la carta contra su pecho, como lo hizo el día que la encontró, con la decisión no descansaría hasta que el marques leyera la carta de su madre, después partiría a buscar su destino.

En otra habitación, Sonja miraba a la penunbra desde la ventana de su habitación, quería hacer pedazos el maldito sobre que tenía entre las manos, lo estruja con rabia y deseaba arrojarlo al fuego que ardía en la chimenea. Finalmente lo arrojo a uno de sus cajones dispuesta a olvidar que estaba ahí. Solo le interesaba obtener lo que quería y lo que quería era la casa ¡Su casa y las tierras! Porque a Richard jamás le habian interesado, no tenía ningún derecho y ella sí. Y como no tenía otra forma de desquitar su coraje, pensó en el divertido experimento que habia estado tanteando, pondría como cebo a cierta mosquita muerta para su hermanito. Richard pagaría caro su soberbia y la mugrosa gitana pagaría el haberle robado el cariño de Olguina. Sonrio llena de malicia. Al recorda, las noticias que había recopilado en su paseo del día anterior, tendrían mucha ayuda, para lograr lo que se proponia.

Cassandra entro despacio, iba solo con su camisa de dormir, se acercó a la inmensa cama, Richard estaba tendido en ella, la sabana estaba corrida, el musculoso cuerpo se mostraba, era como mármol al resplandor de la luna, lo contemplo embobada, no resistió la tentación y dibujo con la yema de los dedos el tórax y siguió el camino de la hirsuta mata de vellos de su ombligo hasta la cinturilla de la pantaloneta. Cuando se disponía a marcharse el despertó, lejos de sorprenderse por su presencia, sonrió, parecía que la estaba esperando, Richard se incorporó de la cama la tomo de las muñecas y la halo hacia él, que nerviosa buscaba soltarse, pero no se lo permitiría, la apretó fuerte para sentir su calor, su cuerpo y sus labios, la acariciaba con codicia y deseo, cuando... despertó, Richard se sobresaltó y busco a Cassandra por la habitación ¡Un sueño! ¡Solo era un sueño! Pero tan real que dolía, se juró así mismo que jamás volvería a soñar con ella, pues no cesaría hasta hacerlo real, con el deseo martillándolo y la carne en ascuas se quedó dormido pese al fuego que lo quemaba.

Du riechst so gutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora