Parte 17. Sangre

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Días después, Casandra, repasaba la converasacion que había tenido con Marlene. A pesar que intento concentrarse, y trabajar en el taller de Madame La Rose, en parte para darle a Marlene una excusa para verse con Till, en parte para poder trabajar hasta caer extenuada y no tener que pensar. Ya que en su mente, siempre estaba Richard. Luego en la casa, limpiaba y cocinaba junto a su amiga, arreglaban el jardín y cuidaban del huerto. Pero cada noche de vigila, como lo eran casi todas, podía escuchar un corcel llegando frente a la casa, casi podía ver al jinete mirar directamente en su dirección. Pero nunca tuvo el valor de asomarse a la ventana, comprobar si era solo un sueño o realidad, si él llegaba todas las noches, a añorarla en la distancia, como ella lo hacía…

La mañana de quien sabe cuantos días despues. Se levantó muy temprano y se fue al taller de costura, mientras Marlene se veía con Lindemann. Ella se dedico a trabajar en un complicado patrón de bordado, pero se sentía extrañamente inquieta, mirando de tanto en tanto por la ventana, sin saber que buscaba. Luego escucho pasos tras ella y descubrió a Madame La Rose llegando, se saludaron educadamente, mientras ella se dedicaba a intentar volver a su labor. Pero Beatrix la observo largo rato, sabia de sobra porque ua joven no llegaba al trabajo y porque la otra, se la pasaba trabajando para escapar de sus pensamientos, la miro directamente y le dijo sin preámbulos:

Si lo amas tanto, no deberías de pensártelo tanto Casandra... El Marques Kruspe se marcha este dia. 

Ante esas palabras. Casandra se pincho un dedo, y sangro un poco, ella quiso decir algo, y aunque el llanto amenzaba en sus ojos, pudo balbucear:

Quizá es lo mejor… para ambos…  

Beatrix sonrió tristemente, como recordando algo, entonces tranquilamente le respondió:

No lo sé… pero estoy tan segura, como que el sol sale cada mañana, que si lo dejas marchar, te arrepentiras toda tu vida…

Entonces, Casandra a quien las lagrimas la había traicionado. Finalmente, se puso de pies y dejo su labor a un lado, le dio una sonrisa de agradecimiento y se dirigió al castillo Kruspe. La pelirroja la vio marchar, con una sonrisa complacida.  Hasta que una voz dijo a sus espaldas:

¿Ahora eres casamentera?

Beatrix se volvió para ver a Lorenz en la puerta, sin darle ninguna explicación, se le acerco, lo beso apasionadamente y le dijo:

Callate y hazme el amor Lorez… 

El Galeno sonrio ante su actitud y se apresuro a complacer susdeseso, sobre varios fardos de telas y encajes. 

En tanto, Oliver Riedel, no era ningún tonto, desde que se opuso a la relación de Marlene con Lindemann, empezó a sospechar de su comportamiento, noto que ella, lejos de estar triste, estaba cada día más luminosa y llena de vida. Con un terrible presentimiento, ese día les dijo a Marlene y a Casandra, que le haría una visita a Lorenz, mientras ellas acudian al taller. Salió temprano y espero cerca. Un momento después, las vio salir, las siguió de lejos, hasta que vio que se separaron, Casandra partio hacia el taller y Marlene en dirección de la casa Lindemann. La perdió de vista al llegar al lugar. Pero logro orientarse y entre los arbustos y flores del jardin, los vio. Till estaba ahí, esperándola, ella al verlo corrió a sus brazos, hasta su escondite, escucho sus risas y besos, contemplo las caricias que ambos se hacían. Till estaba con ella estrechada en sus brazos, completamente absortos el uno en el otro.

¿Cásate conmigo Marlene? Pregunto él de repente.-

Pero… Till…

¿Qué no me amas?

Sí mi amor, con todas mis fuerzas, pero no solo es Oliver que no lo permite, soy una costurera y tú un noble…

Y tú eres una mujer y yo soy un hombre. Sonrió él.-

Du riechst so gutDonde viven las historias. Descúbrelo ahora