Inicio

266 20 4
                                    

Hace 60 años...

En navidad un regalo recibió Eugenia por parte de su amado padre.

Desprendió el papel del regalo y era un hermoso diario que tenía en sus manos. Tamaño como el de un libro de texto, algo pesado por la cantidad de hojas que contenía y difícil de hallarlo.

Era porque las portadas de los diarios de aquél entonces no comúnmente eran de piel con un café bastante real al color del tronco de un árbol.

Alegre no pudo dejar de agradecerle a su padre del regalo por medio de cartas que mandaba a cada semana, ya que siempre anheló tener algo en donde expresara sus sentimientos, pensamientos y recuerdos mientras las palabras hacían el toque de revivir momentos de lo que pasara en su vida.  Sean malos o buenos.

Era un último día de diciembre del año 1954, cuando Eugenia abrió el diario y empezó a llenar las hojas de cada detalle de lo que pasará y quedará aquí, en su nuevo y querido diario.

31/12/1954

Mi nombre es Eugenia Le Brun Arias y soy de México pero a mis 6 años fui llevada a Francia por motivos de trabajo de mis padres y mejores estudios para mí.

Mis padres me ingresaron al internado más sobresaliente de París, que está constituida por la educación formal donde las materias tradicionales enseñan, y principalmente los idiomas más hablados en el mundo. Por eso también es reconocida por ser la única escuela de idiomas que existe en el país.
Aparte de idiomas hay talleres donde el alumno ingresado puede elegir el que quiera siempre y cuando elija uno. Y en tanto a la conducta, ningún niño podía retenerse con la disciplina. Pues dentro del internado los profesores exigían a cada momento comportarnos como personas ya civilizadas.

Conocí muy buenos profesores. Muchos de ellos eran políglotas y excelentes enseñando su materia, sin embargo eran estrictos y poco tolerantes. Pero también igual de inolvidables, se ganaron al menos mi respeto por ser los mejores guías de mi vida. Ya que deberían ser mis padres, sin embargo es imposible porque ellos nunca estuvieron la mayor parte del tiempo conmigo como lo hicieron los profesores.

Hice amistad con Françoise y Orlando.
Llevo conociéndolos desde hace más de cinco años y me la he pasado muy bien junto a ellos en el internado.

Aunque de ninguna manera se compara la amistad tan grande y afectuosa que tengo con Janeth, mi mejor amiga de la infancia y hasta ahora... sigue siéndolo.

La conozco desde que tengo memoria. Su forma de ser tan arriesgada y segura hace que aprenda de ella en algunas cosas que yo no supero tan fácilmente.

Alcanzamos lograr la confianza tanto la mía como la de ella y conocimos la lealtad dentro de una amistad que casi no hay.

Admiro a Janeth y le tengo cariño. Es por eso que a pesar de que nos enojemos de vez en cuando y rara vez llegamos a las peores ofensas, ella siempre tendrá mi amistad. Las cosas malas que luego pasamos se nos olvidan después.

Todo lo que se escribirá en este diario será leído por alguien que no sepa... o sí lo conozca pero a lo mejor nunca me entere de quién... no sé por qué digo esas cosas.
Emocionada y triste a la vez mis cosas las terminaba de empacar. Estaba en el dormitorio no. 10 en el tercer piso del edificio "F"
Fue ahí donde compartí cama durante seis años con mi gran compañera Françoise.

Qué compañera, también fui una hermana para ella.

Después de seis años de convivencia nos volvimos unas amigas muy íntimas.

_ Como te echaré de menos Françoise _ dije a punto de llorar.
_Oh... Yo también te echaré mucho de menos Arias. _ expresó de igual manera desolada y triste.

In spite of all the DANGER.Where stories live. Discover now