Capítulo 16

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Narra Eugenia:

Antes de retirarme de la cama de George vi en la ventana una furiosa lluvia que golpeaba allá fuera y...

_ ¡Hola Eugenia! _ brinqué del susto.  

_ Ay perdón te asusté. _ era Peter.       

_ Descuida. Hola. _ esbocé una liviana sonrisa cuando lo miré y pregunté en dónde estaba su hermano.

_ Sigue en los laboratorios. ¿Qué hacías? _ se acercó a sentarse a la cama de George.

_ Yo, nada ¿por?

_ Pues veo que estabas haciendo algo _ me miró preocupado.
_ No, pasaba a ver la guitarra de tu hermano y ya. _ me tembló la voz.
_ Mmmm, ¿pues no gustas tocarla? _ preguntó tímido.

_ Está bien _ sonreí gustosamente.

Peter cogió la guitarra.

_ ¿Por qué no te sientas en la cama? _ palmeó a un lado de donde él se sentó. Yo le negué.

_ Vamos Eugenia, yo te ayudo.

_ Aquí estoy bien, es que me va costar trabajo en pasarme a la cama.

Él no siguió insistiendo.

Me enseñó todas las partes de la guitarra y después me indicó cómo colocar los dedos para hacer un primer acorde.

_ ¿Así es? _ le mostré la posición.

_ Sí, sólo aprieta más las cuerdas y con la otra mano trata de rasguearlo hacia abajo.

_ Pero es que mis dedos empiezan a dolerme.

_ Al principio, pero te acostumbraras si la practicas seguido. _ me sonrió.

Me sonrojé por lo horrible que se oyeron las cuerdas cuando intenté rasguearlas.

_ Creo que no me sale. _ hablé en voz baja y me quité la guitarra de mis rodillas.

_ No te desanimes, a la primera, obviamente no te va salir. Vuelve hacerlo.

Quise hacerlo pero no me acordaba de la posición. Peter me tuvo que ayudar. Realmente me tenía él mucha paciencia porque para mí era difícil, y sentía que no avanzaba.

_ Sigue y trata de memorizar ese acorde. Recuerda que no te tienes que desesperar, todo con calma. _ me tocó el hombro

... la cortina se deslizó y encontramos a un George muy sorprendido.

_ ¡¿QUÉ HACES CON MI GUITARRA?! _ se puso frente de mí.

_ La estaba tocando, ¿qué no es lógico? _ le contesté molesta.

_ ¿QUIÉN TE LA PRESTÓ? _ ¡Tu hermano! _ le alcé la voz como él me la alzó a mí.

George me arrebató la guitarra y reclamó

_ Peter, por qué andas prestando cosas que no son tuyas.

_ Se la presté porque no quería verla aburrida._ Y con mis cosas. _ bufó _ No tienes por qué hacerlo.

_ Y tú no tienes por qué gritarle a ella. _ replicó Peter.

_ No la defiendas.

_ No lo hacía.

George se dirigió a las cortinas y las deslizó de un jalón. Parecía estar muy denso.

_ Vete ya aburrida.

_ Por supuesto _ me salí enojada.

Narra George:

_ Ay Peter _ me toqué la frente _ por qué, por qué permitiste que ella estuviera cerca de mi almohada.  Para eso te pedí que no me acompañaras a mis estudios del riñón. Pudo haber ella descubierto algo.

In spite of all the DANGER.Where stories live. Discover now