"La mala espina"
Orlando estaba en Garstone, un lugar incorporado de Liverpool desde ya hace muchos siglos; exactamente vagando por un escondido y olvidado barrio de negros que desde Norteamérica migran para trasportar mercancía en sus ingentes barcos. Sus familias viven en la vecindad de la morada, llamada así popularmente por quienes conocen el barrio y donde Orlando empezó a ver como el nuevo hogar al que debía de acostumbrarse. Vivía con su madre en una misma habitación reducida y rentada por la familia Stovall, una familia afroamericana originaria de la ciudad Kentucky, que se decidieron llevar a cabo una vida más tranquila en un lugar donde la gente no tomara mucha importancia su color de piel.
La casa era vieja y maltratada; estaba construida de materiales muy pobres que con la fuerte lluvia de un sólo día podía arruinarla.Antes de haberse acercado a la puerta de la casa, su madre deslizó con cautela la cortina de la ventana que yacía en frente de él.
Entró y se quitó el saco al sentir el calor dentro de la casa. Era por la hervida sopa de la cacerola que dentro del pequeño lugar de la cocina se mantenía un absorbente calor.
"Madre, he llegado". Expresó el muchacho."¡Oh, sorpresa la mía en que llegues a estas horas!". Contestó la madre con cierta ironía, sin despegar la vista del suéter que estaba tejiendo.Orlando debió haber pensado que su madre lo esperaba hasta más tarde."Madre, a qué no adivinas a quién me encontré en el centro. A una chica hermosa que jamás imaginé verla en Liverpool"."Es muy fácil de adivinar, querido. Su nombre es Janeth, la niña que te llegó a enamorar hace unos años atrás"."Te equivocas, madre". Repuso Orlando. "Pensaste en Janeth porque sabemos los dos que ella se fue a vivir aquí con su mamá"."Debe ser tu otra amiga llamada Françoise. Estoy segura que también te robó el corazón en algún tiempo". Afirmó su mamá pero Orlando nuevamente negó la cabeza."No, madre. Es alguien más a quien no olvido".
Al ver que ninguna y otra era, la madre dejó de tejer y se dedicó a mirar a su hijo pensando si acaso esa amiga que le hablaba la habría conocido.
Por un momento su madre quedó tan pensativa hasta que su boca lentamente dibujó una gran sonrisa.
"¡Puedo recordarlo! ¡¿Te encontraste a Eugene?". Exclamó sobresaltada y Orlando le asintió."No exactamente se llama así, mamá"."Así siempre la hemos llamado, querido. Ahora dime, ¿qué pasó cuando te la encontraste?" Su madre ésta vez parecía estar más interesada a la conversación que de lo habitual."Ésta vez la noté un poco más delgada aunque muy triste y apagada, sus ojos la delatan. No lo sé, me imagino por sus padres. No han de estar con ella otra vez y supongo que los ha de extrañar demasiado". Contó Orlando."Pero qué ha de extrañar de ellos si siempre la han abandonado. Yo resulté más madre que su misma madre biológica. Es más, también hice el papel del papá. Le di todo lo que ellos no pudieron darle". Mencionó la mujer cruzando los brazos."Sí, madre, pero recuerda que sólo me tuviste a mí". Le acordó el muchacho."Ay Orlando, debiste una vez más romperme la ilusión. ¿Nunca te diste cuenta que siempre añoré tener a una niña tan hermosa como Eugene? Aparte tiene un poco el parecido a tu padre, sólo un poco.""Quieres decir que se parece a mí y soy hermoso." Sonrió Orlando, no obstante su madre le comentó:"Más hermosa que tú y tu padre por supuesto que sí, Orlando. Ella debió ser tu hermana". El chico frunció ligeramente el ceño."Ya te hace falta dormir, empiezas a decir cosas imposibles". Le dijo esto a su madre riendo con suavidad."Pues aunque vengamos de distinta sangre, a Eugene la consideraré siempre como mi hija. Y más vale Orlando, que tú la consideres como la hermana que nunca tuviste". Dijo su madre.
"Hasta pienso que has de quererla más que a mí. Y no lo dudo, madre". Comentó por último el muchacho y se levantó por un vaso de agua a la cocina; cuando lo bebió volvió a escuchar la voz de su madre.
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In spite of all the DANGER.
ФанфикHaber llegado a la ciudad de Liverpool con su padre a vivir en una casa de bajos recursos, al principio los días para Eugenia Le Brun no era tan agradables. La escasez de alimentos y la falta de calefacción en el interior de su casa, hacen que Eugen...