Capítulo 11

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Narra Eugenia:

Sentí esa sensación de movimiento rápido a los objetos que me rodeban afuera del pasillo. La rotación era más y más fuerte hasta saber que sólo podía distinguir colores simultaneamente. Inclinada hacia atrás George no dejaba de darme vueltas en la silla de ruedas.  

_ Sujetate que será más fuerte.

_ ¡BASTA! _ Grité cerrando mis ojos. Me mareaba.

Le decía una y otra vez que parara.

¿Cómo lo podía detener? No lo hacía.

_ George te juro que…

_ Ay vamos niña, esto apenas empieza.                                     

_ Para tí es divertido pero para mí no. _ decía angustiada por el terrible mareo que ya estaba sintiendo.

Si George se atrevía a soltar las empuñaduras de empuje terminaría yo tirada en el suelo. No se me ocurrió otra cosa que gritar.

_ ¡ENFERMERA! ¡ENFERMERA! ¡AYUDA! _ George disminuyó la velocidad.

_  Tranquila, ya te dejo de dar vueltas pero no las llames _ dijo cálmandome y parando levemente la silla.

_ George, me dejaste muy mareada _ dije débilmente tocándome en la frente.

_ Para mí marearte fue agradable _ Se para en frente de mí y todavía sonríe.

_ ¿Qué es lo que pasa? _ aparecía una enfermera atrás de él.

_ Ése niño _ lo señalé _ me estaba dando vueltas rápidas, enfermera.

La enfermera se acercó a él con sus pasos firmes y levemente lo agarró del brazo.

_ Usted debería estar en cama cenando sus espinacas. _ se lo llevába caminando nuevamente a su cama.

_ Ay no _ se quejó George _ me las ceno si ella me perdona, digale que ya no la vuelvo a molestar. _ La enfermera de treinta años se detuvo y me miró, dándome a entender si lo perdonaba o no.

Miré a George y al mirarlo él también me miró. Yo sentí compasión por él y le asentí a la enfermera de aceptar sus disculpas de George.

_ Ya vio _ lo volvió a mirar _ sí lo perdonó la chica, ahora a comer sus espinacas señor Harrison. _ nuevamente se lo llevaba caminando.

_ No enfermera, por favor no _ suplicó entrando al lugar _ ¡SON HORRIBLES!

"Pobre George, como lo torturan con las espinacas" pensé irónicamente y sin querer me reí.

La enfermera salió.

_ ¿Se le ofrece algo señorita?

_ No gracias, me quedaré aquí. _ ella me sonrió y se marchaba cuando una señora aparece en su camino y supongo que amablemente le pedía informes.

Oí que la enfermera volteando a verme le decía _ sí, es ella _ me señaló.

La señora da la vuelta, me mira y le agradece a la enfermera. Camina poco a poco hacia mí. ¿Pero por qué viene a  verme a mí? Yo me esperaba la visita de mi papá, no de una señora desconocida.

_ ¡Hola Eugenia! _ se agacha a saludarme con una bella sonrisa.

_ Buenas noches señora _ respondo algo extraña no obstante reconozco que es la madre de Paul.

_ No sé si me recuerdes pero soy la señora Mary, la que una vez te acompañó a la ambulacia.

_ Oh sí,  sí me acuerdo de usted ¿cómo ha estado? _ dije con más confianza

In spite of all the DANGER.Where stories live. Discover now