Narra Eugenia:
Sentí esa sensación de movimiento rápido a los objetos que me rodeban afuera del pasillo. La rotación era más y más fuerte hasta saber que sólo podía distinguir colores simultaneamente. Inclinada hacia atrás George no dejaba de darme vueltas en la silla de ruedas.
_ Sujetate que será más fuerte.
_ ¡BASTA! _ Grité cerrando mis ojos. Me mareaba.
Le decía una y otra vez que parara.
¿Cómo lo podía detener? No lo hacía.
_ George te juro que…
_ Ay vamos niña, esto apenas empieza.
_ Para tí es divertido pero para mí no. _ decía angustiada por el terrible mareo que ya estaba sintiendo.
Si George se atrevía a soltar las empuñaduras de empuje terminaría yo tirada en el suelo. No se me ocurrió otra cosa que gritar.
_ ¡ENFERMERA! ¡ENFERMERA! ¡AYUDA! _ George disminuyó la velocidad.
_ Tranquila, ya te dejo de dar vueltas pero no las llames _ dijo cálmandome y parando levemente la silla.
_ George, me dejaste muy mareada _ dije débilmente tocándome en la frente.
_ Para mí marearte fue agradable _ Se para en frente de mí y todavía sonríe.
_ ¿Qué es lo que pasa? _ aparecía una enfermera atrás de él.
_ Ése niño _ lo señalé _ me estaba dando vueltas rápidas, enfermera.
La enfermera se acercó a él con sus pasos firmes y levemente lo agarró del brazo.
_ Usted debería estar en cama cenando sus espinacas. _ se lo llevába caminando nuevamente a su cama.
_ Ay no _ se quejó George _ me las ceno si ella me perdona, digale que ya no la vuelvo a molestar. _ La enfermera de treinta años se detuvo y me miró, dándome a entender si lo perdonaba o no.
Miré a George y al mirarlo él también me miró. Yo sentí compasión por él y le asentí a la enfermera de aceptar sus disculpas de George.
_ Ya vio _ lo volvió a mirar _ sí lo perdonó la chica, ahora a comer sus espinacas señor Harrison. _ nuevamente se lo llevaba caminando.
_ No enfermera, por favor no _ suplicó entrando al lugar _ ¡SON HORRIBLES!
"Pobre George, como lo torturan con las espinacas" pensé irónicamente y sin querer me reí.
La enfermera salió.
_ ¿Se le ofrece algo señorita?
_ No gracias, me quedaré aquí. _ ella me sonrió y se marchaba cuando una señora aparece en su camino y supongo que amablemente le pedía informes.
Oí que la enfermera volteando a verme le decía _ sí, es ella _ me señaló.
La señora da la vuelta, me mira y le agradece a la enfermera. Camina poco a poco hacia mí. ¿Pero por qué viene a verme a mí? Yo me esperaba la visita de mi papá, no de una señora desconocida.
_ ¡Hola Eugenia! _ se agacha a saludarme con una bella sonrisa.
_ Buenas noches señora _ respondo algo extraña no obstante reconozco que es la madre de Paul.
_ No sé si me recuerdes pero soy la señora Mary, la que una vez te acompañó a la ambulacia.
_ Oh sí, sí me acuerdo de usted ¿cómo ha estado? _ dije con más confianza
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In spite of all the DANGER.
FanfictionHaber llegado a la ciudad de Liverpool con su padre a vivir en una casa de bajos recursos, al principio los días para Eugenia Le Brun no era tan agradables. La escasez de alimentos y la falta de calefacción en el interior de su casa, hacen que Eugen...