Lovely 2 - Steve Harrington +18

Primera vez +18

¿Qué tal si empiezo contando cómo fue mi primera vez?

No, no fue con Steve Harrington.

Llevaba años colgada de él.

El chico popular, con el mejor pelo y el más deseado de todo Hawkins, junto a mi mejor amigo, Billy Hargrove.

Steve nunca me había notado.

En realidad sí.

Éramos del mismo grupo de amigos y nos veíamos todos los días casi.

Acababa de empezar el verano y estábamos en la primera fiesta.

- Nance, no puedo simplemente decirle nada de esto. -dije por milésima vez.

- Tienes que ir y decirle que te gusta de una vez. -dijo Robin.

- No sabes lo que puede decirte. -dijo Nancy.

- Realmente me encantaría intentarlo con él. -dije con una sonrisita.

- Ahora vuelvo. -dijo Nancy y desapareció entre la gente.

- Nunca entenderé como Steve no se fija en ti, literalmente todo Hawkins está detrás de ti. -dijo Robin quejándose.

- ¿Tú también estás detrás de mi, Robs? -le dije con una sonrisita y subiendo y bajando las cejas.

- Obviamente. -dijo y se acercó a mi, riendo.

- Sabes de sobra que soy capaz de besarte. -le dije seria, desafiándola. 

Ella rio.

- Lo sé, por eso no me acerco más, no quiero terminar como los frikis enamorados de ti a los que no das bola. -soltó y bebió de su vaso, haciéndome reír.

- Necesito ir al baño, voy a ver si lo encuentro por arriba. -dije.

Robin se quedó en la cocina con Billy y algunos más de la fiesta.

Subí las escaleras.

Y mientras subía pensé en Steve, no le había visto en toda la noche.

Abrí una puerta al azar y resultó ser solo un armario.

Siguiente.

Abrí otra y era un dormitorio vacío.

Fui un poco más al fondo del pasillo y abrí una puerta que quedaba a mi derecha.

Fue lo peor que pude hacer.

Nancy estaba saltando sobre Steve, desnudos.

Estaban follando.

Yo cerré la puerta de golpe.

Ellos no me vieron.

Las lágrimas inundaron mis ojos al instante y olvidé lo que estaba haciendo.

Corrí escaleras abajo.

Necesitaba a Billy.

Pasé entre empujones a través de la gente hasta llegar a la cocina.

Robin no estaba.

Pero Billy estaba jugando a algo con otros chicos.

Se giró al verme y me sonrió, pero al ver que yo estaba llorando, soltó el vaso en la mesa y vino directo hacia mi.

- Billy, tío no puedes dejar la partida a medias. -se quejó un chico.

- Cállate la boca si no quieres que te la parta. -dijo y volvió a centrarse en mi.

Me envolvió con un brazo y me sacó de ahí.

Subimos las escaleras de nuevo y nos metimos en una de las habitaciones.