La heladería

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Habían pasado dos días, me los había pasado con Billy y Max en su casa, viendo películas y hablando de todo un poco, como hacíamos siempre que podíamos.

Ahora estaba en mi casa, vistiéndome para ir a ver a Steve y Robin a la heladería.

Steve le había dicho a Billy que necesitaba verme de forma casi urgente, así que ahí estaba yo, preparándome para ir a hablar con él.

Eran las siete de la tarde y ellos cerraban la heladería a las nueve, luego habíamos quedado todos para ir a casa de Steve.

Salí y cogí mi viejo coche, yendo directa al centro comercial.

Llegué unos minutos después y empecé a buscar la heladería.

No tardé mucho en encontrarla.

- ¡Maddy! -gritó Robin al verme.

Salió de detrás del mostrador y me abrazó.

- Ese uniforme te queda muy bien, Robin. -le dije con una sonrisita, a ella todo le quedaba bien.

- ¿Estoy guapa? tengo miedo de que Vicky venga alguna vez y me vea así, dios se va a reír de mi. -dijo agobiada.

- Robin, te queda genial, estás preciosa, como siempre. -le aseguré.

Ella soltó una risita y se fue a atender, diciéndome que Steve estaba en la parte de atrás.

Yo entré a una sala que estaba detrás y vi a Steve sentado en una mesa con unos cuantos papeles y cosas.

- ¿Qué haces? -le pregunté y el se asustó.

Yo me reí.

- Creía que ya no vendrías a verme. -se levantó y se acercó a mi.

- Billy me dijo que querías hablar conmigo.

- He dejado a Nancy, bueno, en verdad nunca tuvimos nada, solo lo hicimos un par de veces, pero no la quiero. -explicó sin rodeos.

- ¿Enserio? -pregunté algo sorprendida.

- Llevo años obsesionado contigo, Maddy, y ahora que sé que tu sientes lo mismo, joder, no puedo quedarme quieto, necesito tocarte y tenerte para mi. -dijo y los ojos se le oscurecieron.

- Joder, Steve. -susurré.

Él se acercó a mi y me acorraló contra la pared.

- Podría hacerte mía ahora mismo, Maddy. -susurró cerca de mi oreja y yo me estremecí.

- Robin y los clientes están al otro lado. -dije yo con la voz entrecortada.

- No me importa. -aseguró acariciando mi cintura con una de sus manos.

Iba a perder la cabeza si él seguía así.

Su mano se aferró fuerte a mi cintura.

Y yo arqueé mi espalda para estar más cerca de él.

Iba a morirme.

Joder.

- Quiero hacer las cosas bien, Maddy, pero me vuelves loco. -dijo él y se separó de mi.

- ¿Por que no empezamos por algo así como una cita? -pregunté con una sonrisita.

- Mañana te recojo cuando salga de la heladería. -aseguró él.

- Entonces ya hablaremos de que me hagas tuya. -susurré acercándome a él de nuevo.

- Maddy.. -susurró él esta vez.

Mis manos recorrieron su pecho, subiendo hasta su cuello y enredándose entre su pelo.

- Aunque la idea de que me hagas mía en esta mesa, ahora mismo, no me parece tan mala. -volví a susurrar y sentí como su erección crecía, chocando contra mi estómago.

Lovely 2 - Steve Harrington +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora