Despedida

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Estábamos todos sentados alrededor de la mesa.

Esperando a que Dustin y los chicos explicaran lo que estaba pasando.

- ¿Puedes hablar ya, Henderson? me estoy agobiando. -se quejó Steve a mi lado.

- No es tan fácil. -se quejó Lucas.

- Sí lo es, esa maldita cosa que vimos con Billy ha salido del centro comercial y está suelta por la ciudad, está en el bosque. -dijo Max sin rodeos.

- ¿Qué? -pregunté yo sin creérmelo.

- Hay que cargársela ya, esta misma noche, no podemos esperar a que se cargue la ciudad. -dijo Mike.

- ¿Cómo vamos a hacerlo? ni siquiera fuimos capaces de ayudar a Billy. -me quejé.

- No lo sé, pero tenemos que encontrar la manera de matar esa cosa y ayudarlo a él. -me apoyó Max.

- No tenemos armas, no tenemos nada, ¿cómo pretendéis matarlo? -preguntó Will.

- Fuego. -dije yo y todos me miraron.

- Tiene razón, ya vimos que no le gustaba la calor así que el fuego es nuestra mejor baza. -me apoyó Steve.

- Entonces hay que volver a ir al sitio de las armas, van a vender muchísimos fuegos artificiales por el cuatro de julio y eso nos puede servir, a parte de hacer bombas con alcohol. -dijo Robin.

- Entonces, vamos ya. -me levanté de la mesa.

Teníamos que salvar a Billy fuese como fuese.

Y si fundir esa maldita cosa era la solución, no iba a dudar en hacerlo, estaba más que segura.

¿Lo que me daba miedo?

Que Billy no volviese a su estado normal.

O que esa cosa lo matara por dentro.

O que simplemente muriera.

Cualquier cosa que lo incluía a él me daba miedo en esos momentos.

Una hora después, estábamos en el gran almacén de armas.

- Nosotros nos encargamos de buscar todos los fuegos artificiales, vosotros dos id a por el alcohol y lo demás. -me encargó Robin, desapareciendo entre la gente seguida de los chicos.

- Vamos, Madds. -dijo Steve cogiéndome de la mano y mi ansiedad se calmó un poco al sentir su roce.

- Steve, tengo miedo, mucho. -aseguré mientras metíamos botellas en una pequeña cesta.

- Todo saldrá bien, Madds, te lo prometo, no pienso dejar que sufras. -aseguró él con una sonrisita mientras cogía mi cara con sus manos.

- ¿Y si algo sale mal? -pregunté.

Esa maldita sensación de que algo iba a salir realmente mal me quemaba por completo.

Me dolía como nunca.

Tenía demasiado miedo y no sabía como controlarlo.

- Madds, mírame. -dijo Steve y yo levanté la vista.

- Lo siento. -dije en un susurro.

- Te prometo que yo no me iré de tu lado, recuperaremos a Billy y todo volverá a la normalidad.

Eso esperaba.

Lo anhelé con todas mis fuerzas, que todo volviera a la normalidad.

Pero la sensación en mi interior no se calmó.

Terminamos de coger todo y nos reunimos con los chicos fuera, que habían llenado el coche de fuegos artificiales.

- ¿Habéis comprado toda la tienda? -preguntó Steve al ver su coche rebozando fuegos artificiales.

- Algo así. -dijo Robin entrando en el coche.

- Steve, vamos, arranca, no tenemos tiempo que perder. -dijo Dustin.

Todos subimos al coche y Steve condujo hasta el descampado que había detrás del centro comercial para prepararnos sin que nadie nos viese, estando cerca de donde teníamos que atacar a esa cosa, que iba a ser el centro comercial.

Steve y yo nos encargábamos de hacer las bombas de fuego mientras los chicos creaban armas y juntaban algunos fuegos artificiales para que fuesen más fuertes al lanzarlos.

- Te quiero, ¿sabes? -dije yo mirándolo de repente.

- No Madds, no hagas esto. -dijo él.

- ¿El qué? -pregunté.

- Despedirte, sé que estás haciéndolo y no quiero que lo hagas, por favor. -dijo agobiado.

- No me estoy despidiendo. -dije sin dejar de mirarlo.

- Sé que serías capaz de sacrificar tu vida por cualquiera de nosotros aunque demuestres lo contraría, no eres la misma desde que Billy está así, estás más transparente, más vulnerable. -dijo él.

- No puedo perderos, a ninguno, no podría vivir con la culpa. -aseguré.

- Nosotros tampoco podemos vivir sin ti, así que por favor, no te hagas la maldita heroína esta noche. -pidió.

- Nunca he sido de héroes, me gustan más los villanos. -sonreí y él me devolvió la sonrisa.

Si íbamos a morir esa noche, lo haríamos juntos, o puede que no les dejase morir a ninguno de ellos y que si alguien tenía que hacerlo, esa iba a ser yo.

O eso pensaba.

Lo que no creía era que todo se iba a girar en nuestra contra y todos tendríamos que sacrificar algo esa noche, todos y cada uno de nosotros.

Sin el sacrificio de algo de cada uno de nosotros no íbamos a ganar esa batalla.


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ESTA HISTORIA ME PONE NERVIOSA ESCRIBIRLA PORQUE ESTA APUNTO DE LLEGAR LA PARTE FUERTE Y VAMOS A LLORAR TODAS :(((((((((

Lovely 2 - Steve Harrington +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora