Casa de Animales

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Aquí en Berk, la paz entre vikingos y dragones finalmente llegó. Y solo tomó trescientos años. Aunque hay un pequeño problema... Olvidamos decirle a los animales.

-¡WUUUUUUUU!- exclamó Hicca mientras patinaba sobre la nieve, bueno, encima de Chimuelo que se deslizaba. Tomó con fuerza la silla y se inclinó más hacia delante logrando acelerar más.

Astrid y Tormenta se encontraban detrás de ellos con la intención tomar la delantera. Estaban deslizándose en la montaña más alta que encontraron y totalmente cubierta de nieve, las chicas tomaron esta como una gran oportunidad para hacer una carrera para ver quien era el dragón más rápido.

Las chicas lograron tomar la delantera, la vikinga sonrió como si fuese a hacer una travesura y le susurró algo a su dragona, quien rió y lanzó sus espinas. Chimuelo e Hicca lograron esquivarlas por poco.

-¡Tormenta!- le gritó Hicca y Chimuelo gruñó de forma juguetona. Escucharon a ambas reír.

-Ups. ¿Acaso hicimos eso?- Astrid le preguntó de forma inocente y regresó su vista hacia delante.

-Si que son demasiado competitivas.- río Hicca ante la actitud de sus mejores amigas.

-Como si tu no lo fueras.- le respondió Chimuelo con una carcajada.- Pero no pienso darles la victoria.- dicho eso comenzó a acelerar más al apoyar todo su peso hacia adelante.

Hicca volvió a reír y notó que ya habían alcanzado a ambas, por lo que Chimuelo decidió regresarles el favor y bloqueaba su vista con una de sus alas.

-¡Oye, no es justo!- le reclamó Astrid mientras trataba de ver a donde iban. Chimuelo movía su ala para impedirle eso.

El Furia Nocturna quitó su ala y aceleraron todavía más. Había una rama delante de ellos que esquivaron sin problemas, cosa que Astrid y Tormenta apenas pudieron hacer debido a su vista bloqueada hace unos momentos.

-Bueno, si es así cómo quieres jugar...- Astrid le volvió a susurrar algo a Tormenta, quien inhaló aire y lanzó sus llamas a una pila de nieve que explotó.

Hicca se sorprendió y tomó la silla con todas sus fuerzas para evitar la nieve, terminaron dando vueltas sin control pero Chimuelo afortunadamente volvió a colocarse firme y seguir recto de nuevo. El alma de Hicca regresó a su cuerpo después de conocer a Odín por breves momentos.

-¡HEY!- les reclamó molesta Hicca a ambas, quienes ya tenían bastante ventaja en la delantera. Chimuelo también se veía enfadado, pues les gruñía a las dos delatando que no iba a caer en la derrota.

Hicca rodó los ojos de forma juguetona al escucharlas reír y actuar de forma inocente ante su travesura. Lástima que la felicidad no duró por mucho.

Escuchó un sonido muy fuerte a la distancia, dirigió su vista a donde creyó haberlo escuchado y abrió los ojos en un terror genuino. Una enorme avalancha se acercaba a ellos.

-Chimuelo, tenemos que irnos ya.- Hicca le comentó a su mejor amigo mientras ajustaba la cola prostética. Chimuelo se impulsó para salir volando, solo para volver a caer en la nieve y seguir deslizándose. Ambos se miraron con una gran confusión hasta que Hicca dirigió su vista a la cola prostética y su corazón se detuvo.

La cola estaba congelada.

-No... Chimuelo, ¡Tu cola!- Hicca le hizo saber a su dragón.

-¡¿Qué?!- entró en pánico pero no despegó la vista del frente, pues debía asegurarse de que no se fueran a estrellar contra un árbol o una roca.

Dragons of BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora