Terribles Dos

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-¡Siganos!- Hicca le gritó a los demás jinetes que volaban a toda velocidad detrás de ella y Chimuelo.

Todos volaban cerca del bosque mientras evitaban los troncos y rocas que se cruzaban en sus caminos.

-Maniobras evasivas de bajo nivel.- les instruyó.

Cuando estás volando con un dragón, la comunicación es la clave. De ambos lados.

Volaban dentro del bosque ahora evitando el laberinto de árboles que se creaba.

Casi tienes que leerle la mente.

HIcca ajustó el pedal y la aleta se abrió, apenas y tocaban el suelo.

De lo contrario... Bueno, las cosas pueden volverse complicadas.

Volteó a ver en el momento exacto en el que Patán le gritaba algo a Colmillo, claro que éste tomó venganza y volaba a propósito cerca de las ramas haciendo que Patán se golpee una y otra vez. Tuvo que toser disimulando su risa.

Una gran sonrisa se formó en su rostro al ver a Astrid y Tormenta volando juntas, ella sabía muy bien el gran lazo entre ambas y cómo volaban en perfecta sincronía.

Y debes tener una mente abierta.

Astrid llegó con ellos y se adelantó con una sonrisa victoriosa, Hicca solo negó la cabeza con una sonrisa juguetona.

Porque a veces tu dragón sabe más que tú.

Astrid estaba volando cerca de dos árboles demasiado juntos y que parecían estar fusionados.

-¡Tormenta arriba!

Pero Tormenta no le hizo caso, más bien lanzó a Astrid de la silla mientras ella voló por debajo de las ramas atrapando a Astrid.

-Tienes razón. Era por abajo.- Astrid respiró aliviada y acarició la cabeza de su dragona.- Casi muero.- comentó para sí misma.

-¿Casi mueres? Yo estuve a punto de morir.- Patán le reclamó con la cara llena de ramas y hojas.

Todos se encontraban reunidos con excepción de Patapez.

-¿Alguien ha visto a Patapez?- preguntó Hicca al no encontrar al mencionado ni a su dragona.

-Yo lo vi ayer. ¿Eso cuenta?- Brutilda le respondió.

Hicca decidió no seguirle el juego y se fue con Chimuelo a buscar a los desaparecidos en el camino que recorrieron. Sospechaba que por la velocidad de Albóndiga se perdieron.

Aunque grande fue su sorpresa al encontrar al mencionado y a su dragón estancados en árboles diferentes. Aterrizaron y se acercaron al dúo.

-¿Está todo bien?- Hicca les preguntó.

-Todo bien. Solo pasando el rato.- alzó una ceja incrédula.- No es como que nos estrellamos o algo parecido. Ok, lo admito nos estrellamos.- Patapez confesó de forma rápida.

Hicca se acercó a su amigo y trató de jalar. Palabra clave: trató. Para desgracia de todos lo único que logró sacar fueron los pantalones del jóven vikingo. Iba a tener pesadillas ésta noche.

-Y ahí va mi dignidad.

Hicca decidió no decir nada para hacer sentir peor a su amigo, tratando de empujar nuevamente pero no lograba sacarlo.

-Si, estás demasiado estancado.

-¿Y si mejor le disparamos al árbol?- sugirió Chimuelo.

-Eso podría funcionar. Pero dispara una bola de plasma pequeña.- Hicca le dió una mirada de que no se le ocurriera pasarse de la raya por chistosito.- Ok, vamos a sacarte de ahí. Pero tienes que quedarte completamente quieto.- Hicca le advirtió a Patapez.

Dragons of BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora