Flor de Dragón

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Berk es una pequeña isla en medio del vasto océano.

Hicca se encontraba recostada junto a Chimuelo acariciando su cabeza y disfrutando de la tranquilidad y el silencio. Aprovechaba para hacer dibujos en su cuaderno sobre las aventuras que había vivido hasta el momento, así como intentando dibujar a su familia que vivía en el Nido. Debía escribirles pronto para avisarles que se encontraban bien como lo hacía cada mes para no preocuparlos.

Sumergió su pluma en el pequeño vaso de tinta que tenía, pero para su desgracia se dió cuenta de que ya se le había terminado.

-¿Ya se te acabó?- le preguntó Chimuelo adormilado.

-Sip.- fue su única respuesta.

Así que cuando tienen una probada de algo nuevo. A veces tienden a... Exagerar.

Hicca iba a tomar un descanso cuando ambos escucharon lo que parecía ser una conmoción afuera.

-Eso solo puede significar una cosa...- murmuró Hicca.

-De hecho no. Puede significar varias cosas, como peligro, pelea de dragones, pelea de viking-¡Ouch!- comenzó a enlistar Chimuelo pero un pequeño golpe en la frente de su novia le hizo detenerse.

Hicca rió divertida y salió corriendo por las escaleras con Chimuelo detrás de ella persiguiendo a su novia para cobrar venganza. Llegaron al muelle donde Chimuelo alcanzó a Hicca y la tumbó en el suelo haciéndole cosquillas con su lengua. Una vez satisfecho con su venganza se dieron cuenta de que la mayoría de vikingos estaban reunidos dentro del barco y otros estaban esperando en el muelle. Algunos de los vikingos que salían parecían tener objetos nuevos y extravagantes.

-¡El Mercader Johann está aquí!- escuchó a uno de los vikingos gritar.

La curiosidad de Hicca solo crecía más.

Desafortunadamente, lo nuevo no es siempre nuevo...

Hicca y Chimuelo veían a toda la gente corriendo hacia el puerto como si sus vidas dependieran de ello. Era algo divertido de ver, pero por lo que Hicca pudo aprender por parte de otras personas era que el Mercader Johann era un viajero que recorría todo el mundo haciendo trueques.

Ambos se acercaroncuriosos al barco y observaron todos los objetos que había dentro de éste. Todo iba relativamente normal hasta que escucharon una voz detrás suya saludándolos.

-¡Bienvenidos a mi humilde barco! Ustedes deben ser la maestra Hicca y el maestro Chimuelo. He escuchado muchas historias sobre ustedes dos.- era el Mercader dándoles una cálida bienvenida.

-Muchas gracias. Es un placer conocerlo igualmente.- sonrió avergonzada. Volteó la mirada para ocultar su vergüenza, pero para su sorpresa encontró justamente lo que estaba buscando.

-¡Ah! Esa es tinta de calamar gigante pura con el cual pelée a muerte en las aguas del norte.- relató Johann.

Hicca ahora tenía ganas de escuchar esa historia.

-¿Qué es lo que puedo ofrecer a cambio?- preguntó ahora emocionada.

-¿Qué es lo que tiene para ofrecer?

Hicca buscó en sus bolsillos encontrando un pequeño catalejo y ofreciéndole al Mercader.

-¿Qué tal este catalejo? Lo hice yo misma.- Johan lo tomó y lo inspeccionó con cuidado.

-Sin duda una pieza de trabajo delicada y creada de forma perfecta. ¡Considéralo hecho, señorita!- Hicca saltó de la emoción. Chimuelo negaba la cabeza divertido por el comportamiento infantil de su novia.

Dragons of BerkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora