Mi vida había sido como un grito. Un grito desgarrador, cargado de dolor, de sufrimiento, de impotencia. De esos gritos tan profundos que se te erizan la piel solo con escucharlos. Tan terrible e inacabable, había sido imparable y horrisonante.
Un grito acompañado de lagrimas que salen como cascadas, un grito que a su paso desgarraba tejidos, desgarraba el alma.
Había sido como un grito tan alto que me nublaba mi vista y la percepción de las cosas que pasaban a mi alrededor, un grito que me hacia quedarme en un rincón y taparme los oídos, un lamento estrepitoso.
Pero de un segundo a otro se detuvo.
El silencio no es mas que la ausencia del sonido, esa es la teoría, pero deberías de saber como se siente la ausencia del sonido o mas específicamente como me siento yo con la ausencia de ese grito.
Tal cual como te sientes después de llorar y gritar desconsoladamente; queda un silencio incomodo, las lagrimas cesan y tu corazón no vuelve a estar completo, tu alma queda igual de lastimada que tu garganta y la lengua es incapaz de articularse para poder hablar.
Así quedó mi silencio, aplastante. Y me he quedado esperando que más puedo sentir después de sentir dolor pero los sentimientos no llegan. No siento amor, no siento alegría, no siento tristeza ni enojo. El silencio llegó para quedarse, porque no ha pasado nada después de su llegada. Todo es como una triste calma, como aguas mansas, nada pasa, nada viene.
No sabes lo vacío que se siente un corazón sin emociones, yéndose a dormir cada día sin esperar nada de nadie. Es una libertad dolorosa que me llena de indecisión.Es como un perro que siempre a estado amarrado y luego lo sueltan, no sabe hacer nada mas que estar en el mismo lugar. Por miedo, el mismo miedo que sentía cuando gritaba, lo tengo ahora encerrada en este horrible silencio sin fin.
Y antes lloraba y pedía no poder sentir nada, pero ahora me siento vacía y me arrepiento de lo que una vez pedí. El silencio es la ausencia del sonido, y es que el sonido lastima, pero el silencio mata.
Pero en mi delicado silencio y vacío, un fuego crece en mi, me cura las entrañas, se siente como un pequeño rayo de sol que te calienta cuando tienes frio. Y claro que cualquier curación tiene su parte de dolor, y la esperanza de que encontrare mi felicidad en esta eterna soledad nunca se va.