Capítulo 5: horrores del pasado.

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—Corred, corred. —Gritaba el padre de Brooklynn a ella y a su madre, disparando hacia atrás.

Los tres corrían desesperadamente entre las calles de Dromund Kass, la capital del Imperio Sith, tratando de escapar de sus perseguidores, un grupo de sith liderados por un lord de los sith con una armadura de combate, una túnica negra y una máscara negra con un pico puntiagudo.

—A la muchacha la quiero viva, a los otros dos matadlos. —Ordenó, y el resto obedecieron sin rechistar.

La familia siguió corriendo, hasta que se detuvieron en una callejuela estrecha para descansar un poco. No obstante, su descanso no duró mucho cuando el sith de la mascara, flanqueado por dos merodeadores sith, los encontró. Los tres empezaron a correr, pero el sith de la máscara arrastró a la madre de Brooklynn en su dirección, y delante de los ojos de Brooklynn, la cortó por la mitad. Brooklynn gritó de dolor, pero su padre la agarró de la mano y tiró de ella bruscamente para que corriera detrás de él.

Los dos, padre e hija, siguieron corriendo en dirección al puerto espacial en el que habían atracado su nave. De vez en cuando el padre de Brooklynn disparaba a sus perseguidores. Llegó un momento en el que parecía que iban a escapar, estaban muy cerca del puerto espacial, pero cuando estaban a punto de entrar en la dársena en la que habían aterrizado, un grupo de merodeadores y soldados liderados por el lord sith de antes les emboscó.

—¡Sube a la nave! —Gritó el padre de Brooklynn, mientras corrían hacía la rampa de acceso de la nave, y el padre de Brooklynn la cubría con su cuerpo y disparaba a los atacantes.

—Pero. —Rechistó Brooklynn.

—Haz lo que te digo, he perdido a tu madre, no pienso perderte a ti también. —Le dijo a su hija.

Brooklynn subió a la nave, su padre retrocedía de espaldas a la nave disparando, en un momento se dio la vuelta para entrar, pero fue atravesado en el pecho por el sith que lideraba el grupo. El sith sacó con brusquedad su sable laser de un bello rojo carmesí del cuerpo del hombre, ante los ojos llenos de lagrimas de Brooklynn, que, paralizada, gritó de dolor al ver la muerte de su padre. Mientras tanto, el sith se acercaba despacio, como si estuviera saboreando el momento. Repentinamente, un disparo desde detrás impactó en los controles de la compuerta de la nave, cerrándola. El sith miró hacía atrás y vio al padre de Brooklynn, moribundo con el blaster en la mano, que una vez hecho eso, murió.

Brooklynn consiguió despertar con el sonido del disparo, y mientras la compuerta se cerraba, ella fue corriendo hacía la cabina y le ordenó al droide piloto que la llevara de vuelta a Vik. Una vez que la nave despegó, se sentó en el suelo abrazándose las rodillas, y rompió a llorar. De pronto, las luces de la cabina parpadearon y se apagaron, y por la puerta de la cabina entró el sith de la mascara que se acercaba a Brooklynn. Ignorando las súplicas sus súplicas, la atravesó con un tajo mortal.

Brooklynn despertó de golpe, en la oscuridad de la noche, respirando agitadamente. Miró a su alrededor nerviosa, vio que se encontraba en la habitación del campamento, que compartía con Yazmina y Sammy. Entonces, conteniéndose el llanto, se levantó de su cama y se fue, de la forma más rápida y sigilosa que pudo, hacía la sala común del campamento. Una vez allí, se sentó en el sofá y rompió a llorar, sin contenerse, había aprendido que lo mejor a veces era desahogarse llorando. Fue en ese instante cuando escuchó un extraño sonido. Brooklynn se sobresaltó y, asustada por la pesadilla de hace apenas un par de minutos, miró en la dirección de la que procedía el sonido.

Y de las sombras apareció un pequeño dinosaurio: parecido a un velociraptor, pero mucho más pequeño, de menos de un metro de largo, y unos 30 cm de alto; cubierto de plumas por casi todo su cuerpo, las cuales eran de un color rojizo apagado. Su cabeza era pequeña y de forma afilada, con unos ojos grandes; además contaba con una garra en el segundo dedo del pie mucho más grande que las demás y con forma de hoz. Tanto en sus patas traseras como en las delanteras tenían unas plumas, de color rojo con rayas marrones, con las puntas negras, que formaban una especie de ala. También tenía una cola larga en cuyo final poseía muchas plumas grandes, parecidas a las de las patas, que formaban una especie de abanico en el final de la cola.

Atrapados en DeinokiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora