Capítulo 1: un encuentro peculiar.

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Choza de Kimura, 27 de junio del año 6985 (3015 ABY).

Darius empezaba a despertarse, abrió los ojos, lo veía todo oscuro y borroso, parpadeó un par de veces y la vista se le aclaró un poco, parpadeó un par de veces más hasta que se le aclaró la vista. No sabía donde estaba, parecía como si estuviera en el interior de una especie de cobertizo. Entonces cayó en la cuenta, miró hacia su izquierda, donde Brooklynn aún estaba inconsciente. Darius intentó incorporarse para ayudar a Brooklynn, pero al hacerlo sintió como le ardían sus costados a la altura del vientre. El dolor obligó a Darius a volver a tumbarse.

—Brooklynn, Brooklynn. —La llamaba Darius zarandeándola para despertarla.

Brooklynn se movió un poco, y mientras se despertaba emitió un quejido de molestia. Finalmente se incorporó.

—Menos mal, ¿Estas bien? —Preguntó Darius.

—Sí, creo. Me siento como se me hubiera dado una paliza un wookiee. —Respondió Brooklynn. Al mirar a Darius lo observó con preocupación, no tenía la camiseta y tenía el vientre vendado. —¿Pero que te ha pasado? —Preguntó con preocupación. —.

—No lo se. Creo que tuvo que ser el pteranodon. —Contestó.

—Vaya, debéis tener una relación muy especial si os preocupáis más por el otro que en saber dónde estáis, por qué estáis aquí, cómo habéis llegado aquí, o por qué hay un dinosaurio parlante sentado en una esquina. —Dijo Kimura, que había presenciado toda la escena, desde una esquina del cobertizo.

Darius y Brooklynn se quedaron viéndola con la boca abierta y completamente quietos por la sorpresa durante varios segundos.

—Em, ¿Hola? ¿Se os ha fundido el cerebro? —Preguntó Kimura.

—Espera, espera, espera, ¿Qué se supone que eres? ¿Otro híbrido como el Indominus Rex o algo por el estilo? —Preguntó Darius saliendo de la sorpresa inicial, aunque aún procesándola.

—No, soy una nativa de este planeta, al que vosotros llamáis Deinokia. —Respondió Kimura.

—Vale, ¿Y si eres una deinokiana que haces en Isla Nublar? —Preguntó Brooklynn, también tratando de procesarlo todo.

—Me secuestraron para sacarme sangre para experimentos y someterme a ellos. —Contestó. —¿Habéis terminado de procesarlo todo? —.

—Creo que aún no. —Contestó Darius.

—Kimura. —.

—¿Qué? —Preguntó Brooklynn.

—Ese es mi nombre, Kimura ¿Cómo os llamáis vosotros? —Preguntó.

—Yo me llamó Darius. —.

—Y yo Brooklynn. Por cierto ¿Sabes como hemos acabado aquí? —.

—Por supuesto, fui yo quien os trajo. —Respondió Kimura.

—¿Cómo...? —Iba a preguntar Darius.

—Volvía de cazar con mi dinosaurio cuando os encontré cerca del puente ese de hormigón, y os traje aquí. No os iba dejar ahí tirados, inconscientes, para que un dinosaurio hambriento os devorase. —Explicó.

—Pues muchas gracias por no abandonarnos. —Agradeció Brooklynn. —¿Son graves esas heridas? —Preguntó con un poco de preocupación.

—No tranquila, son superficiales, aunque dejaran cicatriz. Pero será mejor que se quede uno o dos días más sin levantarse del colchón para que no se te vuelvan a abrir. —Contestó Kimura.

Atrapados en DeinokiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora