Capítulo 8: Bienvenidos a Jurassic World.

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En un punto de Isla Nublar entre la Pradera Central y el aviario.

Ashla y Alec seguían caminando hacía el sur, en dirección al parque, Ashla iba al frente, con la armadura puesta y el arma en la mano, lista para disparar a cualquier dinosaurio que intentara comérselos. De pronto, se escucharon ramas romperse y algunas pisadas, sin perder un segundo, ambos se escondieron detrás de un tronco caído, mirando en la dirección de la que provenían los sonidos, y de entre la maleza salió un metriacanthosaurio, un dinosaurio carnívoro de tamaño medio, de unos 8 metros de largo y más de 2 de alto, de un color marrón claro con rayas marrón oscuro con el morro un poco alargado y robusto y con una protuberancia encima de cada ojo.

Alec y Ashla no se movían, esperando a que se fuera el carnívoro, no obstante, el metriacanthosaurio se puso en guardia, mirando en una dirección y empezó a rugir

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Alec y Ashla no se movían, esperando a que se fuera el carnívoro, no obstante, el metriacanthosaurio se puso en guardia, mirando en una dirección y empezó a rugir. La respuesta no se hizo esperar, la Indominus apareció desde esa dirección caminando hacía el metriacanthosaurio, devolviéndole el rugido. Los dos se miraron, midiéndose, entonces la Indominus Rex atacó, fue directa al cuello del otro carnívoro, pero el metriacanthosaurio se agachó y fue el quien mordió en el cuello a la Indominus. La I-Rex contraatacó arañando con sus garras el cuerpo y el cuello del metriacanthosaurio hasta que este la soltó. Sin darle tiempo, la Indominus, esta vez si, le mordió en el cuello sujetándolo, el metriacanthosaurio intentó liberarse mordiendo uno de los largos brazos de la I-Rex, pero el híbrido uso su otro brazo para hacerle tropezar. Una vez en el suelo en metriacanthosaurio luchaba desesperadamente por zafarse de su agarre, pero fue en vano, la I-Rex agarró el cuello y la cabeza de su rival mientras le seguía mordiendo el cuello. Finalmente, la Indominus retorció el cuello del metriacanthosaurio y se oyó un siniestro crujido, fue entonces cuando el dinosaurio, dejo de luchar, de moverse y de vivir.

La I-Rex soltó a su enemigo muerto, se quedó viendo el cadáver varios segundos hasta que se decidió marcharse del lugar. Toda la pelea fue vista por Ashla y Alec desde su escondite, que afortunadamente les había permitido pasar desapercibidos ante los dos carnívoros. Cuando estuvieron seguros de que la Indominus se hubo alejado, ambos salieron de su escondite y fueron a examinar el cuerpo del metriacanthosaurio muerto.

—Esto no es normal, ¿Qué clase de depredador no se come la presa que acaba de matar? —Preguntó Ashla mirando el cadáver.

—Tampoco es tan raro, es esto es algo bastante habitual en los animales carnívoros. Muchas veces matan a otros carnívoros simplemente para eliminar a competidores por la comida. No se suelen cazar otros carnívoros para comérselos a no ser que estén famélicos o que sea una especie oportunista que coma lo que sea. —Explicó Alec.

—Ya, ¿Y qué me dices de lo de quedarse casi diez segundos mirando el cadáver? Era como si estuviera disfrutando del momento. —Comentó Ashla.

—Vale, eso si que era raro. —Concordó Alec.

Los dos siguieron un rato andando hacía el sur, hasta que en un claro del bosque se encontraron tres cadáveres de stegosaurios, todos con claras marcas de que la Indominus había sido su verdugo.

Atrapados en DeinokiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora