Prólogo.

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Espacio de Vik, en el interior de la Nebulosa de Maskrin, abril del año 6985 (3015 ABY).

En la estación de seguridad del planeta Deinokia situada en Sauria, la luna de este planeta, uno de los múltiples radares que monitorean en planeta, cambia al color rojo. En el se muestra una isla en la que tres puntos brillan de forma intermitente, dos de ellos juntos y el tercero, más grande, más separado de ellos. Todo ello mientras se escucha estática de los comunicadores, pitidos y el sonido del radar.

—Jurassic World, Jurassic World, aquí isla nublar, responda cambio. —Dice un hombre de repente a través de la estática.

—Aquí Jurassic World. —Responde una mujer.

—Emergencia, hay una persecución hostil, dos personas necesitan ayuda inmediata. —.

—Recibido, ayuda en camino. —Responde la mujer. Todo ello con unos siniestros sonidos, siseos y gorjeos de los dinosaurios de fondo, y una cámara llega a ver varias siluetas de dinosaurio en una selva corriendo.

Mientras tanto, en una de las selvas de la isla, las dos personas huyen para salvar su vida.

—¡No podemos parar aquí, sígueme! —Exclamó alarmado y asustado un hombre a Darius, el muchacho que le acompaña, para después echar a correr por la selva, apartando las hojas y ramas de las plantas y pasando por debajo de un árbol caído seguido de cerca por Darius, quien se tropieza al pasar por debajo del árbol, pero rápidamente se levanta y se esconde tras una gran roca, junto con el hombre, quien le decía en voz baja que parase. Ambos miran asustados alrededor, en busca de lo que sea que les persiguiera.

—Ay —suspiró —Creo que les hemos perdido, tenemos que llegar a la lanzadera. —Dijo el hombre.

De pronto se oye un crujido y de un árbol caído al lado del hombre cae un poco de tierra. El hombre mira asustado hacia arriba y ve a un raptor, que salta repentinamente para devorar a los dos humanos. Los dos si pensárselo dos veces salen corriendo a través de la selva, con el hombre delante. Al mirar atrás, Darius ve como el raptor da un chillido y aparecen varios raptores más que se lanzan a la perseguir a los humanos.

—Vamos

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—Vamos. —. Grita el hombre a Darius para que corra.

Ambos pasan a través de unas hierbas altas, pero tras las hierbas está el lecho seco de un río con huesos, y Darius tropieza y cae al lecho del río.

—Huesos de raptor. —Dijo Darius asustado

Estaba tan asustado que no se da cuenta de que el hombre lo había dejado atrás, y echa a correr desesperado para alcanzarle. Pero se cae en un pequeño río.

—¡Deprisa, casi hemos llegado al punto de extracción! —Exclama el hombre mientras salta por las rocas para no mojarse.

—No, podemos usar el río para ocultarnos. —Sugirió Darius.

Atrapados en DeinokiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora