Esas hermosas cartas que él va a atesorar con su vida, no había manera que una chica le pudieses llegar tanto al corazón, solo había un problema. la identidad de aquella misteriosa joven era un misterio total.
De aquella chica sólo sabía que le gust...
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Las notas musicales emanaban de sus auriculares, regulaba su respiración para poder continuar con su carrera matutina, el sol no había salido y apenas se sentía el calor del varano. Uzui Tengen estudiante universitario de la Universidad de Tokyo amaba entrenar por las mañanas sintiendo el viento en su cara, corriendo olvidándose de sus problemas. Las calles cercanas al departamento que alquilaba se combinaban entre la tranquilidad y el silencio, la atmósfera perfecta para alguien que buscase despejar su mente.
—Hoy va a ser un asombroso día. —Se dijo a sí mismo mientras una sonrisa decoraba su rostro.
Muchos podrían decir que aquel chico de cabellos blanco era el hombre ideal, el chico perfecto pero a pesar de su buen cuerpo y todas las mujeres que había tenido en su vida, él jamás iba a ser perfecto. Uzui era del tipo que hacía ejercicio para poder verse bien porque le encantaba su imagen, se creía el dios del mundo, un complejo de superioridad que había llevado hacia que todas las mujeres lo dejarán, aún así no le importaba esas cortas relaciones de máximo cinco meses.
Todo hasta aquella mañana dónde frente a la puerta de su departamento había aparecido algo que le cambiaría la vida...una carta. Uzui la tomó entre sus manos examinando aquel pedazo de papel algo intrigado, no sabía quién era la chica del viejo mundo que le había dejado aquel sobre ahí, tenía que ser una chica demasiado tímida que no sabía cómo expresar sus sentimientos en palabras.
—¿Un sobre? Esto es extraño ¿Quien lo habrá dejado? —Le llamaba demasiado a la curiosidad, pero tenía cosas que hacer.
Aquel hecho había conseguido que Uzui sonriera de manera ladina y luego mirara el sobre con la mayor curiosidad del mundo para luego recogerlo y adentrarse a su departamento y empezar a prepararse para ir a su trabajo medio tiempo de verano, por la noche leería la carta de aquella tímida chica. Eso fue lo que pensó al entrar en su hogar e ir directo al baño para quitarse el sudor de su cuerpo.
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—¿Una carta? —Su compañera de trabajo y mejor amiga de la infancia había entrado en curiosidad ante lo que su amigo le contaba.
—Si Harumi una carta ¿Puedes creerlo? ¿No te parece una broma? —La chica alzó los hombros sin saber que decir ante aquello, la pelirroja solo cerró su taquilla dónde guardaba su ropa para pasar a tomar su uniforme de trabajo y poder ir al baño a cambiarse.
