💌『Carta 8』『Celos』💌

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Sus ojos se trasladaron hacia la manilla estaba cansada de las clases, de las tareas y ahora con el curso de fotografía al que había optado le estaba consumiendo la mayor parte de su cuerpo a penas supo donde sacó fuerza para escribir su carta dia...

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Sus ojos se trasladaron hacia la manilla estaba cansada de las clases, de las tareas y ahora con el curso de fotografía al que había optado le estaba consumiendo la mayor parte de su cuerpo a penas supo donde sacó fuerza para escribir su carta diaria para Uzui, pero si no la dejaba él se preocuparía ¿o no? En esos momentos ella dudaba que aquel chico se preocupara por una completa desconocida, le estaba molestando el hecho que no diera con su nombre cuando era la única antisocial que no hablaba con nadie, talentosa porque sí, ella era la que más talento tenía en su clase y sobre todo la única que se dedicaba a sacar fotos del cielo, de las aves, de las flores y se las mandaba adjunta.

—Ya volví —anunció al aire sin deseos sin ganas de seguir con aquel día solo con deseos de rebelar sus fotos e irse a la cama, no iba a hacer ninguna de las tareas de la universidad.

Solo oía música a todo volumen, pensó que Akaza estaba cocinando en la cocina pero sus ojos se abrieron de manera enorme cuando los vio. Su mente instantáneamente quería borrar aquella escena de su cerebro, todas las imágenes iban y venían se quedó paralizada en su lugar, su hermano y la chica que se suponía que sería su diseñadora cogiendo. Trató de contar hasta sesenta, porque era el número de segundos que poseía un minuto y solo necesitaba un minuto para procesar aquella información.

—¡Akaza! —apagó la música con las mejillas totalmente rojas, los involucrados solo miraron a la recién llegada sorprendidos, no se esperaban que llegase ella a interrumpirles la diversión.

—Solo es Risu. —Suspiró para dar una embestida a la chica de cabellos rojos, Harumi estaba todavía en shock y aquellas palabras le habían preocupado.

—¿Cómo que solo Risu? ¡Es lo que sea tuyo! —Le dio en el hombro tratando de hablar bien, pero las fuertes manos de Akaza se adhirieron más a sus caderas, haciendo que la chica soltase un gemido.

—Mi hermana —dijo por fin, la azabache solo esperaba que le prestaran atención, pero Harumi solo se sorprendía más, no esperaba aquella respuesta.

—¿Qué? —Akaza no le hizo caso a ninguna de las dos, seguía dándole embestidas a la chica, para Risu aquello era como si le mataban cada vez más su decencia.

—Bien hablaremos cuando termines, idiota —escupió aquellas palabras con despecho, sin negarse a aquella conversación.

—Bien hablaremos cuando termines, idiota —escupió aquellas palabras con despecho, sin negarse a aquella conversación

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Cartas «Uzui Tengen»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora