Esas hermosas cartas que él va a atesorar con su vida, no había manera que una chica le pudieses llegar tanto al corazón, solo había un problema. la identidad de aquella misteriosa joven era un misterio total.
De aquella chica sólo sabía que le gust...
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Era la quinta carta, todas habían estado llegando sin falta, casi todas después de llegar de la universidad, hablaban de temas bien aleatorios pero al chico le gustaba leerlas. Sentía que aquella pequeña fan era una chica tan tímida e introvertida qué a penas se dejaba notar. Tenía una nueva meta y era descubrir quien era la chica y entablar una amistad con ella.
—Si habla como escribe, entonces puedo asegurar que está dos siglos adelantada. —Harumi tomaba una cerveza y las cartas en la mano.
—No seas cotilla Harumi. —Le dijo quitándole los papeles y poniéndolos sobre la mesa del televisor—. A nadie le gustara que la persona dejase a su mejor amiga-
—A su hermana no de sangre. —Él rodó los ojos.
—A su hermana no de sangre, amiga de la infancia o persona que sus padres introducieron en la vida de su hijo pensando que iba a hacer bien pero no, resulta que es una fastidiosa metiéndose todo el tiempo en la vida de su pequeño. —La chica rodó los ojos.
—¿Alguna vez consideraste la actuación? Es que te montas cada drama, estoy segura que serías bendecido. —Él rodó los ojos sonriendo, su mejor amiga siempre era así, la única persona que dejaba a anduviera por la vida con información que lo pondría en una eterna encrucijada.
—Harumi ¿Qué opinas si quisiera averiguar más de esta chica? —Ella giró la cabeza un poco confundida y alzó los hombros sin entenderlo bien, su amigo era curioso.
—No sé ¿Qué planeas? Digo no me imagino que te pongas en plan stalker a ver quién es la chica que deja las cartas. —Él se río.
—Siento que podríamos ser amigos, como lo somos tú y yo, si ella sintiese que pudiera confiar en mí; por eso hice una apuesta. —La pelirroja lo veía totalmente confundida sin saber que decir pero simplemente le dio una sonrisa, desde que había ingresado a la facultad de arte Uzui estaba algo desanimado por lo aburrida que era su vida.
—¿Qué apuesta? —Él se río y negó sin querer revelarlo, su mejor amiga iba a hablar, pero el tono de llamada de su celular lo interrumpió, le dejó caer una mirada a su amigo de que aquella conversación no había acabado y Uzui solo recogió los platos.
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