Despedidas, en eso se basaban mis últimos días en Galicia.
Llevaba mucho tiempo pensando en este momento, pero, ahora que estoy a punto de dar el paso de mi vida, mi cabeza no para de darle vueltas a miles de cosas que no me había planteado hasta el momento, pero, después de tantos años de dedicación y esfuerzo puedo decir que voy a estudiar la carrera de mis sueños y en la ciudad donde siempre quise mudarme.
—Mama por favor que voy a estar bien y ya sabes que cualquier cosa te voy a llamar—le dije esto muchas veces a mi madre en cinco minutos, pero no había manera de convencerla—. ¿Confías conmigo o no?
Mi madre asintió no muy convencida.
—Entonces déjame ir porque voy a llegar tarde y a perder el vuelo y no es lo que más deseo en este momento.
Por un momento dudó, pero me volvió abrazar, en realidad la entendía voy a estar casi un año sin verles y esto me da un poco de pánico.
—Te quiero —le dije—. Te quiero mucho mama.
—Yo también cariño.
Cogí todo lo que había conseguido llevarme de mi habitación y mi padre me llevo al aeropuerto.
—Hija sabes que yo no te voy a echar una charla como hizo tu madre, pero disfrútalo porque es tu sueño, el de nadie más.
—Lo haré —le dije—. Te lo prometo
Abrace por última vez a mi padre y en aquel momento sabía que mi aventura había empezado.
Aún faltaban dos horas para mi vuelo, así que me fui a una cafetería lo más cerca de mi puerta de embarque y me pedí un café con leche y hielo. Me puse los auriculares y empecé a escuchar la playlist que me hice días antes para el viaje.
Me pase las dos horas sentada en la cafetería esperando a que mi vuelo llegara. Al fin pasaron y me fui directa a la puerta de embarque porque no me gusta hacer mucha cola. Cuando entré en el avión lo primero que pensé fue que ahora ya no había marcha atrás.
Encontré mi asiento y ahora me esperaban casi dos horas más de vuelo.
Durante el vuelo no hice mucha cosa solo escuchar música y leer. También dormí porque estaba agotada de todos los días anteriores.
Cuando llegué a Valencia tuve que empezar a quitarme rota porque hacia bastante más calor que en Galicia. Cogí la maleta y caminando tranquilamente me fui hacia el piso donde compartía con un chico que no conocía nada de él, lo sé es extraño pero la verdad que una residencia era muchísimo más caro que el piso.
Me puse mis gafas de sol y fui paseando por valencia, la verdad que es preciosa esta ciudad por eso siempre quise venir a estudiar aquí.
Por suerte el piso no estaba muy lejos del aeropuerto porque la maleta no es que pesara poco, me había llevado casi todo mi armario y la otra mitad de maleta eran literal todos libros.
Cuando llegué al portal del piso estaba un poco nerviosa porque iba a vivir con una persona completamente nueva y muy acostumbrada no estoy la verdad. Subí por el ascensor porque la maleta no me permitía subir por las escaleras del peso. Llegué a mi planta y me planté delante de la puerta del piso.
—Bueno Alicia aquí vas a pasar el resto de tu primer año de carrera—me dije para intentar tranquilizarme—. Y todo irá perfecto.
Cogí las llaves y abrí la puerta del piso con esperanzas de encontrarme con el chico desconocido, pero por mala suerte o buena nose, él no estaba, lo único que sabía era que si estaba instalado porque estaban sus cosas.
Obviamente sabía cuál era mi habitación porque era la que estaba vacía, por sorpresa era la más grande de la casa. Dejé la maleta en mi habitación y empecé a darle un ojo a la casa. Estaba muy ordenada, mejor porque la gente desordenada es horrible.
Lo había mirado todo neos la habitación del chico que sorprendente estaba abierta, no me gusta mirar las cosas de los demás, pero ya que va a ser mi compañero de piso este año estaría bien conocer un poco como es antes de que llegue a casa.
Lo primeo que mi fije es que tenía una estantería llena de libros y después lo ordenado que estaba todo, la verdad. Tenía un armario al cual también abrí y ¡dios mío! Me encanta el estilo de ropa de este chico, la mayoría son camisetas algunos tejanos y bambas Nike, sudaderas tiene muchas y son preciosas. Cerré el armario y me di cuenta que él debe practicar algún deporte porque tenía ropa deportiva encima de la cama.
Me dirigí directa a su estantería donde tenía los libros y empecé a leer todos los títulos, algunos los concia, pero otros no, pero de repente...
—Necesitas alguna cosa?
Me giré lo más rápido que pude y me encontré al chico desconocido y madre mía que guapo es por dios, rubio no muy claro, ojos claros y bastante más alto que yo. Mierda me ha pillado justo en el peor momento. No supe que decir me quedé paralizada.
—He...noo, es que he llegado hace media hora y estaba echándole un ojo piso—nunca había escuchado mi voz de esta manera—.
—Tranquila no te voy hacer nada, quita esta cara de pánico que tienes.
—La verdad es que no te esperaba—le dije—. Y bueno me asusté un poco.
—No pasa nada, ahora ya nos conocemos.
En este momento me sentí que la cara me empezaba arder y mucho.
—Creo que es la situación más rara de mi vida, estoy delante de una chica que no conozco ni su nombre.
Tenía toda la razón la verdad.
—La verdad que sí.
—Encantado me llamo Alex y voy a ser tu compañero de piso durante este año de universidad.
—Encantada me llamo Alicia
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10 SEGUNDOS
Любовные романыAlicia está a punto de empezar la universidad en una ciudad nueva donde no conoce a nadie. Tiene muy claro que ella va a la universidad a sacarse la carrera de sus sueños, filología. El sueño de Alicia es poder graduarse en Valencia, donde está su...