CAPITULO 2

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Ya sabía cómo se llamaba y la verdad que Alex es un nombre precioso.

Después de aquella incómoda situación me fui a mi habitación a sacar todas las cosas de mi maleta porque iba a explotar si no sacaba nada de allí. Por suerte el armario tenía perchas, pero lo que no tenía la habitación y necesitaba era una estantería para poner los libros que me había traído de casa.

Obviamente no tenía con que ir a comprar una estantería. La pregunta era que si la estantería de Alex ya venía con la habitación o se la había comprado él el día que llegó. Así que la única manera que tenía de saberlo era preguntarle a él. Así que me fui hacía se habitación para preguntarle, pero no estaba así que me fui al comedor que allí si estaba.

Se estaba mirando algo en la televisión que no sabía que era la verdad.

—Eh, hola.

Se giró del sofá y me miro directamente a los ojos.

—Hola, ¿necesitas alguna cosa? —me dijo.

—La verdad que sí, la estantería que tienes en tu habitación, ¿la compraste tu verdad?

—Sí, porque me lleve media estantería de mi casa y no tenía donde meterlos.

—Perfecto, pues me tocará ir a comprar una porque yo también he traído media estantería mía.

Cuando dije esto se quedó un poco parado.

—¿También lees? —la típica pregunta que todo el mundo hace.

—Sí, bueno tiene que gustarme ¿no?, voy a estudiar filología.

—No me lo puedo creer, gracias a dios, porque no conozco a nadie que le guste leer y a ti te tengo en el piso donde vamos a estar un año.

La verdad que para mí también era un alivio porque no me gusta ir por la vida diciendo que me gusta leer porque normalmente soy la rara.

—Bueno pues me voy a cambiar y a comprar una estantería—dije, y me marché a mi habitación.

Me puse unos tejanos cortos porque aquí hacina bastante más calor que en Galicia, una camisa corta blanca i la converse blancas, las gafas de sol y lista. Salí de la habitación y me dirigí a la puerta de casa.

—Alex voy a comprar la estantería y vuelvo, ¿necesitas alguna cosa?

—No tranquila—me dijo sentado aun en el sofá.

—Perfecto pues me voy.

Estaba revisando que no me dejase nada y abrí la puerta de casa cuando de repente...

—¿Quieres que te acompañe? —me dijo Alex antes que cerar la puerta.

Me lo estaba imaginando o me acaba de preguntar si quiere acompañarme.

Sí, me lo acaba de pedir.

—Si quieres claro.

—La verdad que si vienes mejor porque nose donde puedo ir a comparar una maldita estantería.

Alex se levantó súper rápido del sofá y se cambió en dos minutos se puso unos tejanos largos y una camiseta blanca con el logo de Ralph Lauren y unas Jordan.

—Listo—me dijo con una sonrisa en su cara.

—Perfecto entonces nos vamos.

Vi que Alex cogía unas llaves entones yo ya no cogí las mías de casa y nos fuimos. Por mi sorpresa Alex toco el botón del ascensor que iba al parking.

—¿Tienes coche? —le pregunté extrañada.

—Sí, yo no soy tan joven como tú, tengo veinte años.

Espera ¿Qué?, era un año mayor que yo.

—¿Eres mayor que yo?

—Por tu cara deduzco que sí.

—Vale, esto no me lo esperaba.

Alex tenía un Audi A3, la verdad que adoro este coche y encima de color blanco.

El trayecto con el coche fue bastante incómodo y silencioso.

—Alex

—Dime Alicia

—Primero puedes llamarme Ali si quieres y segundo, ¿puedo poner música?

—Claro—me dijo, y encendió la radio.

En aquel momento estaba sonando la canción llamada "Someone to you" de BANNERS.

Vi que Alex aparcaba en un parking y era el del ikea, supongo que era el lugar seguro done encontraríamos estanterías.

Entramos y fuimos directos a la sección de estantería. Cogí una completamente blanca, era la típica blanca con rectángulos, esta tenía unos cinco, y bastante alta, era parecida a la que tenía en mi casa. Fuimos a pagar y otra vez directos a casa.

Subimos a casa y con la esperanza de que Alex sacase las llaves mi hico la última pregunta que esperaba.

—¿Tienes llaves? —ho no.

—Dime que tienes porque no las cogí pensando que tu tenías.

—Pues no, no tengo.

—Dios mío, y ahora ¿Qué?

—Pues deberíamos llamar a un cerrajero, pero es demasiado tarde.

Mire el móvil y tenía toda la razón, ya eran casi las nueve de la noche.

—Pues Alicia, creo que nos tocará pasar la noche en un hotel.

Por dios, mi primera noche aquí y ya tengo que irme a un hotel, porque yo y mi compañero de piso somos igual de despistados.

10 SEGUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora