CAPITULO 6

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ALEX.

Tengo que confesar que llevo unos días que no me siento yo mismo. No sé si es porque ya llevo unas semanas fuera de casa o por el efecto que me causa Ali cada vez que está a mi lado. El día que la pillé en mi habitación fue divertido ver su cara cuando me vio, pero cuando vi esos ojos azules agua no supe cómo reaccionar. No podría describir lo que siento cada vez que la veo porque ni yo sé que me pasa.

El día que me fui durante toda una mañana entera le dije que fue por problemas familiares, pero la mentí necesitaba estar unas horas lejos de ella para poder intentar saber qué es lo que me pasaba. Estuve muchas horas, pero cuando llegué a casa y al encontré en su habitación con los cascos haciendo alguna cosa en el ordenador aun fue peor.

Alicia es una chica especial, le gusta hacer casi las mismas cosas que a mí, pero creo que tiene un corazón precioso, cuando fue más pequeña sufrió mucho durante un año y que ahora este aquí en Valencia estudiando para ella debe ser un sueño cumplido.

Esta mañana me he levantado y lo primero que hice fue ir a ver si estaba despierta pero cuando entré a su habitación vi que aún estaba dormida, se durmió ayer con el ordenador abierto y los cascos puestos. Salí de la habitación para no despertarla y fui a la cocina, me hice el desayuno y cuando terminé fui a mi habitación a leer un rato.

E repente levanté la cabeza y vi Alicia apoyada al marco de mi puerto recién levantada con un moño y la cara de dormida, esta guapa, muy guapa. Que me está haciendo esta chica por dios.

—Buenos días—me dijo sonriendo.

—Buenos días, ayer te dormiste con el ordenador y los cascos. —le dije.

—Lo sé, no me di ni cuenta.

Esos ojos azules me iban a matar si no me paraban de mirar.

—Me voy a desayunar—me dijo.

—Te hecho tortitas las tienes en la cocina.

—¿Has hecho tortitas solo para mí? —me miro extrañada.

—Si.

—Eh... vale.

Se giró y se fue.

No soy un chico muy detallista pero hoy me había levantado con ganas de hacerle tortitas, creo que le debía después de toda la charla que me hizo ayer para intentar animarme. No imaginaba que me contase todo aquello con tan solo conocerme hacia tres días, pero lo hizo. Ayer pude comprobar que no soy el único en este maldito mundo que tengo problemas, Alicia lo tuvo que pasar muy mal y más siendo tan pequeña. Justo en aquel momento me sonó el móvil, era mi mejor amigo de Barcelona, Adrià.

—Adri tío, ¿Cómo estás?

—¡¡¡ALEX!!!, que no sé nada de ti y te fuste hace casi dos semanas.

—Lo sé, pero estoy bien tranquilo.

—Bueno, ¿Qué haces?, ¿Cómo estás?

—Estoy bien, el piso es súper bonito y la compañera de piso un encanto.

—¿Acabas de decir compañera?

—Sí, se llama Alicia tiene diecinueve años y es de Galicia, todo dicho.

—Como que todo dicho, detalles, como este buena y no me lo digas veras.

—Primero no hables así de ella y segundo Alicia es una chica con ojos preciosos y es encantadora hasta aquí.

—Bueno esto ya lo hablaremos.

—¿Cómo estás tú? —le pregunté.

—Amargado para que mentirte, me paso los días en casa y mañana empezamos la uni.

10 SEGUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora