CAPITULO 14

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Estaba paralizada no sé si lo que mis ojos estaban viendo era real. Alex estaba sentado en mi cama mirándome con cara de estar orgulloso de haber eco esto.

—¿Pensabas que te iba a dejar sola en un momento así? —me dijo haciéndome un abrazo.

—La verdad que no me lo esperaba para nada—le dije con voz cortada de haber estado llorando.

—Pues aquí me tienes, solo que no se si a tu padre le caigo muy bien.

—Tranquilo dale tiempo, creo que aún no tiene asimilando que yo me he ido a Valencia, imagínate lo que tardará en asimilar que vivo con un chico—le dije.

—Puede que tenas razón—me dijo y me seco las ultimas lagrimas que aun tenia por las mejillas.

Dejé mis cosas a un lado de la habitación y me senté en la cama.

—¿En qué momento se te ocurrió esta locura? —le dije.

—En el momento que te vi llorar hoy a las tres de la mañana.

—Ah—le contesté.

Mi habitación seguía igual del día que me marche, mis padres no tocaron nada, alce un poco la vista y vi que mi estantería estaba medio vacía, no estaba acostumbrada a verla así pero no me podía ir de aquí sin mis libros.

Al lado de mi estantería des de hace un año me compre un toca discos y no me lo lleve, pero ahora que se cómo es Alex creo que el día que nos vayamos me lo voy a llevar a Valencia junto a mis discos.

Mi pared seguía igual, todos los posters, fotos, dedicatorias todo seguía allí, verlo me hace mucha pena, pero pensar que estoy cumpliendo mi sueño de estudiar en Valencia me hace tan feliz que no puedo ni describir la sensación que siento cada vez que lo pienso.

—Alex, creo que mi madre está bastante mal.

—Lo sé cuando llegue a tu casa simplemente me dio dos besos y ya, me dijo donde estaba tu habitación y que me quedará aquí hasta que tu llegaras, es normal, era su madre...

—Y mi abuela...

—Sí, tu abuela también Alicia, pero entine que tu madre y ella llevaban toda una vida juntas.

—Lo sé.

Bajamos los dos al comedor que allí es donde estaba el resto de mi familia, cuando entramos por la puerta estaban todos en silencio, nunca vi mi casa tan triste, siempre ha sido una casa con mucha alegría ¡, gente, buenos recuerdos... Alex me miro con cara de no saber qué hacer, yo la verdad que necesitaba desconectar un poco porque estar aquí en casa me había pensar más de lo que debía y, sinceramente y lloraba más que iba a deshidratar.

—¿Vamos a tomar alguna cosa? —le dije a Alex en el oídio.

El asintió con una gran sonrisa en la cara.

—Vamos a dar una vuelta por la ciudad para que Alex se familiarice un poco, nunca ha estado aquí—dije.

Mentí porque sabía que si decía la verdad mi madre me hubiese dicho que nos quedáramos en casa.

—Vale, cariño ir con cuidado, ¿cenareis aquí? —me preguntó mi padre.

—Si, en unas horas volvemos.

Subimos otra vez a mi habitación porque me quería cambiar, tenía frio y llevaba unos pantalones cortos, puede parecer extraño, pero para que yo lleve pantalones cortos en pleno mes de octubre tiene que hacer calor, y en valencia la hace, pero en Galicia no.

—Alex—dije esperando a que se girase para poder cambiarme.

—¿Qué? —me dijo.

¿Me estaba vacilando?

10 SEGUNDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora