Prologo

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¿Que tanto podían cambiar las cosas en 500 años?

Para Dramón, el cambio fue enorme.

Ya no era un simple pueblo. Un acaudalado hombre de robusta complexión se había mudado a este, se le enseñoreo por encima de cualquier habitante hasta el punto de creerse rey.

Y así fue.

Su casa cuál ya era bastante lujosa y ostentosa pasó a ser un castillo cual albergaba al hombre.

Murallas se levantaron y ya no solo era el pueblo de Dramón, se convirtió en el Reino de Dramón, autoproclamándose este, señor ante los demás.

Los habitantes perdieron su apellidos, y solo se les llamaba por su nombre y el nombre del reino. Así que todos se vieron siendo uno, pero no de la buena y desinteresada manera de ser uno y ser todos iguales, sino de la manera en que todos debían trabajar con un propósito.

Engordarle los bolsillos aún más al autoproclamado rey. Este en su egoísmo y con él hambre por poder que tenia se vio tomando a una muy hermosa joven como reina.

La chica ya estaba prometida más eso no le impidió tomarla, tampoco era mucho lo que el otro podía hacer, al año ya se encontraba esta con una niña en brazos y la barriga abultada nuevamente por este intentar buscar un heredero barón.

Pues se sabía que todo rey necesitaba un sucesor, pues estos no eran eternos. Así lo intentaron y siendo este haberse llenado de niñas, el sexto intento fue un barón.

A las hijas no les permitía verlo, pues para él eran estas su deshonra. Acabó por casarlas a la tierna edad de 13 años, siendo estas apenas unas niñas, aunque básicamente su mujer no era mucho mayor que ellas cuando este la tomó.

Se esmeró en instruir al barón con sus propios principios, creando así a su réplica exacta.

Despiadado, arrogante, altanero, cruel.

Muchas eran las cosas que se decían de este cuando se anunció la muerte de su padre, tomando así el hijo el trono.

De su madre no se supo más, las malas lenguas fuera del castillo decían que el despiadado rey ahora muerto había exigido que se le enterrara con el cuerpo aún con vida de la joven mujer.

Pero quienes servían al castillo sabían que esta fue confinada, casi encarcelaba en su alcoba en espera de que muera. Pues su hijo no era tan malo como para matarla, pero tampoco era tan bueno como para dejarla vivir tranquila.

No estaba en el, simplemente hacía había sido criado.

Este tomó a una de las doncellas encargada de servirle para engendrar a su heredero, pues él mismo vio lo que su padre sentía por su madre como una obsesión.

Dejándola preñada en tan solo un mes y logrando así su barón a la primera. Se jactó, y rió de su padre en la tumba pues él no tendría que deshacerse de hijas inútiles como lo hizo el.

Se dedicó a educar su hijo de la misma manera que fue él educado, con mano dura y crueldad, con dureza y odio, con soberbia.

Siendo así este aún peor que el, tanto así que a la temprana edad de 15 años ascendió al trono, él había matado a su padre.

El joven de ojos azules y finas facciones había asesinado a su padre para tomar el poder cuando él mismo se creyó listo.

En todo el reino se habló por años sobre el cruel tirano que asesinó a su propio padre para tomar algo que aún no haciéndolo le pertenecía por derecho.

Algo por lo que se caracterizaban los hombres en su familia a parte de su repudio a las mujeres más allá que él vertiese en sus cuerpos y que pariesen sus herederos, era que siempre las buscaban virgenes.

Sin mancha, sin haber sido tocadas por alguien más.

Más este era distinto.

La primera mujer que vio con ojos de lujuria fue a su propia madre, cosa aberrante y de mal gusto.

Una noche en la que bebió más vino del que debería se adentró a los aposentos de esta para violarla. Se enseñoreó sobre su cuerpo dejando marca de su aberración por todos lados.

Dejándola llena de él, dejando su semilla en ella por tan cruel, despiadado y aberrante acto.

Dos niños nacieron.

Ambos barones, la mujer murió

La madre de los recién nacidos se lanzó de su balcón no concibiendo haber cargado sus hijos y a la vez nietos en la barriga. El suelo se tiñó de rojo anunciando así la muerte de la antigua reina.

Dejando a ambos recién nacidos bajo las alas de maldad de su padre, quien tenía más intención de ver a sus hijos enfrentarse por el trono que mirar cualquier otra cosa.

Pues ahora que la única mujer que había despertado pasión y lujuria en él había muerto este y su oscuro corazón solo deseaban ver sangre.

Su propia sangre ser derramada por el poderío.

***

Por otro lado y con él paso de los años, donde a lo lejos se podía ver una impactante y flamante casa, ahora no se podía ver más que enormes árboles cubrirla en su totalidad.

Así que en esos años de lamentos para él ahora reino de Dramón ya no era importante lo que había en las montañas o lo que se creían había ahí, pues las historias divagaron aún mas.

Los padres tramitando de evitar que sus hijos se adentrasen al espeso bosque anunciaron el hecho de que en este vivían criaturas dispuestas a matar y comer la carne de quien se atreviera a pasar las murallas.

Y con los años y viviendo estos con más horror el hecho de que cada rey que emergía era aún peor que el anterior, el reino de Dramón se conformó. Se conformó a que si salía moriría con dolor, a pesar de que si se quedaba viviría de igual forma, con dolor.

Se conformó a trabajar para llenar las barrigas de los tiranos que se enseñoreaban sobre ellos, se conformó a no esperar más de la vida que sangre, sudor y lágrimas.




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La Princesa y El DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora