El joven no supo cuánto pasó pero dudó en que fuera el mismo día en el que cayó, pues el sol se encontraba en su punto más alto y este había caído cerca del anochecer.Como pudo tomó asiento, su rostro le pesaba y su espalda dolía enormemente. Su pierna sangraba.
Amarró la tira de su bolso en su pie para tratar de que la sangre no continuara saliendo.
Cuando al fin se puso de pie un fuerte dolor atravesó su cuerpo haciéndolo prácticamente caer de nuevo.
Se armó de valor y aún con el fuerte sol, y en dolor que lo aquejaba caminó hacia la casa.
Tardó más de una hora en acercarse y apenas lo hizo la puerta se abrió dejando ver a una muy preocupada y envuelta en lágrimas joven.
Era la primera vez que esta lo veía y aún así se lanzó en sus brazos mientras dejaba salir torrentes y torrentes de lágrimas.
Lo escuchó quejarse de dolor y entonces retrocedió para poder verlo, se alarmó y no era lo de menos.
Este tenía sangre seca en la cabeza, estaba sucio y claramente dolorido, pero lo que más se notaba era la sangre en su pierna que no paraba de salir, no lo hacía en grandes cantidades pero por la palidez de su semblante era lógico que había perdido mucha sangre.
-¿Que le pasó?- su preocupación era notable.
-¿Cuanto tiempo estuve fuera?- preguntó este realmente preocupado.
-Hablamos ayer- otra lágrima abandonó sus ojos. -Me asuste cuando no vino para la cena, no respondía, lamento haber salido, revisé los cuartos pero es que- esta continuaba sollozando.
-Tranquila- consoló como pudo, esta se había anclado a su pecho una vez más y ahora arrugaba la tela de su camisa sucia de sangre y tierra por la caída. -Debo ir a curarme- propuso porque en efecto, estaba aún en el umbral de la puerta.
-Lo siento, soy una inconsciente- este negó y retomó su andar.
Comenzó a subir las escaleras pero recordó que debía lavarse con agua tibia para sacar toda la sangre, así que el único peldaño que había alcanzado a subir, lo bajó y se dirigió a la cocina.
-¿Que necesita?, yo lo haré- pedia esta tras suyo y el mayor cedió, pues estaba más débil de lo que deseaba.
Le indico cómo encender el horno y que envase colocar en el fuego con agua mientras esté tomaba asiento.
Le pidió ir por algunas cosas a su cierto mientras este se sumergía en una tina que se encontraba a un lado de la cocina.
Luego de haber gruñido de dolor y haberse limpiado la sangre, tomó la ropa que esta había traído para él antes de este pedirle salir y la colocó sobre su cuerpo.
Tomó unas tijeras y rasgó el pantalón donde yacía la herida.
Fueron minutos intensos los que tardó cociendo la herida por sí mismo. Cuando al fin lo consiguió estaba aún más débil.
No había comido, había perdido mucha sangre y estaba exhausto.
Esta pidió entrar nuevamente con nerviosismo y cuando lo hizo es más alto se encontraba montando el té.
-Está herido señor- exclamó con horror.
-Necesito algo de medicina- se excusó y entonces lo notó.
Notó que la joven lo había visto, ambos se habían visto cara a cara y apenas él parecía notarlo, ella muy por el contrario aún parecía ajena a todo.
Se preguntó porque no alarmarse por sus cicatrices de quemaduras, pues por lo rascado de su ropaje debió haberlas visto cuando llegó.
Se preguntó porque no asustarse pero lo que en verdad le dio curiosidad fue el hecho de esta encontrarse viéndolo de esa manera.
No lo veía con pena, con miedo o con terror, lo veía con empatía, preocupación genuina.
-Puede explicarme cómo hacer lo que necesite- dijo la joven y este guardó silencio. -No se hacer prácticamente nada pero si me dice como, como con el agua- aclaró -Puedo ayudarlo, sus heridas les pueden ser perjudiciales señor.
-Gracias- se limitó a responder y entonces tomó asiento nueva vez para indicarle cómo hacerlo, notó el pato del día anterior aún sobre la mesa así que supo el porqué del mal olor en la cocina.
Se puso de pie para desecharlo pero la joven al notar sus intenciones lo hizo mientras el agua para el té hervía.
-¿Tiene algo que pueda comer?
-Las galletas, hay algunas en la despensa- explicó pero este sabía que estaba demasiado alto como para que la joven lograra alcanzarlo, así que aún con su renuencia se acercó al lugar y las tomó.
-Más tarde treparé y pondré todo a mi altura, lo cuidaré señor- dijo segura y este se sorprendió pues los únicos en cuidarlos eran sus padres y su hermano, antes de irse.
Hacían 7 años sus padres habían decidido partir de ese mundo, y 5 que su hermano consiguió alguien a quien amar.
Al principio lo reprochó, le juró que lo olvidaría por dejarlo solo en esa inmensa mansión pero ahora lo extrañaba más que nunca, ahora sentía que lo necesitaba más que nunca.
Una lágrima amenazó con escaparse pero este la limpió tratando de no preocupar a la chica.
Le indico cómo y que llevar a colocar dentro la tela para el té y esperó para entonces pedirle sacarlo.
-Come conmigo
-Pensé que era para su curación- negó
-No hay tal cosa, en unas horas estaré bien. Solo necesito dormir- esta no lo creía pero aún así tomó asiento y se sirvió un poco de té, el mayor le tendió una galleta y esta la comió siendo esta la primera vez que comen juntos verdaderamente.
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La Princesa y El Dragón
FantasiTodo de ellos era un misterio, estaban ahí. Pero ¿cuántos eran?¿era cierto alguna cosa de las que se creía de ellos?¿de verdad estaba habitada esa enorme casa que se alcanzaba a ver a las lejanías del pueblo? Lo más curioso de todo, nunca nadie los...