Capítulo 10

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Los días siguientes a la caída del mayor esta cumplió con lo prometido, cuidaba todo lo que podía de él, este se estaba quedando en una de las habitaciones de la planta baja por su dolorido cuerpo.

Este le explicaba cómo hacer los alimentos y ayudaba en lo que esta le permitía y a pesar de que acababa con algunas quemaduras por algún descuido lo hacía bastante bien, era buena siguiendo indicaciones.

Ese día el joven despertó con más energía, así que aprovechó para ir a la cocina a preparar algunas galletas, también un pastel, se le antojaba uno.

No esperó ver a la joven maniobrando entre utensilios y preparando el desayuno.

-Buen día señor- dijo alegremente.

-Buen día- dijo y se permitió reír ante el entusiasmo de la joven doncella. -Huele muy rico- halagó, pues a pesar de que esta no tenía mucho tiempo de saber preparar algún alimento y de que no son más que huevos estos le quedaban muy ricos a palabras del mayor.

Se sonrojó y vertió en un plato lo preparado para luego tomar el otro que se encontraba ya listo a un lado y colocarlo frente al contrario e ir por el té que se encontraba a un lado.

-Quedó un poco de pan del que hizo ayer- dijo este tomándolo del lugar donde solía guardar ese tipo de alimentos. -Seguro sabrá muy bien, en la tarde iré a cazar algo para la cena- esta lo miró alarmada.

-Está herido señor- regañó como si este no se enterase siquiera, eso lo hizo reír.

-Ya estoy mucho mejor, soy fuerte. Descuide.

-También iré, ¿qué pasa si se lastima aún más?

-Bien- cedió este no queriendo discutir con la joven, era terca, tiernamente terca.

-¿Hay tijeras en la casa?- inquirió la joven con cautela luego de dejar su taza vacía repostar sobre la mesa.

-¿Porque la pregunta?- este estaba desconcertado

-Quisiera cortar mi cabello- dijo con algo de pena. Este la miró con horror más no dijo algo -¿Pasa algo?- preguntó con cautela al notar su cara.

-Es un hermoso cabello, pero si quiere cortarlo iré por las tijeras- dijo ahora con otro semblante, pues a pesar de que este amaba ese largo, abundante  y castaño cabello debía de consciente de que  ella era quien decidía lo que era mejor para ella.

La plática entre ambos fue amena y agradable, al final decidieron ir por algún ave para cazar antes del almuerzo y de esa forma tener algo de carne para este.

La joven lo seguía con precaución y suplicante para que este tuviera cuidado con sus heridas ya prácticamente sanadas.

-¿Está segura de esto?- la joven No respondió, pues en efecto, no lo estaba.

No se creía capaz de ver a un animal ser asesinado, y así fue.

...

Este la miraba divertido mientras la joven engullía solo arroz, pues no le permitió matar al pato que se encontraba en los alrededores.

Este se prometió ir al día siguiente para tomarlo, pero aún así disfruto de su arroz y vegetales con tal de no ver más esos ojitos café llenos de lágrimas.

-¿Que acostumbra a hacer antes de la cena señor?- inquirió esta pues en los días pasados este descansaba por su herida.

-Se que no sería de agrado para usted- dudó. -Pero debo ir por miel- esta lo miró horrorizada

-No, no puede. Casi muere por ella- este negó.

-Descuide, no pasará nada. No tenemos nada y esas ricas galletas y el té necesitan de miel. También los jabones que debo elaborar mañana.

-Iré con usted

"Bien, otra discusión" pensó el más alto, y dos horas después se encontraban recolectando miel.

-¿Como aprendió a hacer todo esto?, es decir. Cocina delicioso, hace jabones, sabe de carpintería.- caminaban esquivando las ramas secas en el suelo.

-Mi familia me enseñó a hacer la mayoría, mi padre me enseñó a hacer el trabajo manual, mi mamá era buena con los ornamentos, jabones y creaciones. Mi hermano mayor cocinaba muy bien- dijo con tristeza, los extrañaba mucho, demasiado.

-No sabía que tenía un hermano- este solo asintió y la joven a pesar de su curiosidad no preguntó.

-¿Como era su vida?- quiso saber este y la joven decidió ser sincera.

-Soy una princesa, en todo el sentido de la palabra. Mi padre es el rey de Dramon, está bajo estas montañas. Mi vida era básicamente pasar el día sentada luciendo bella, nada más.

-Lo siento

-Descuide, no es su culpa.

-¿Era muy estrecha su relación con su hermano?- este se colocó frente a la joven para tomar una rama y evitar que se lastimara, la chica pensó que en efecto, ella se suponía debía ir a cuidarlo y sucedió lo contrario.

-No lo era en realidad, apenas nos saludábamos.- dijo con tristeza. -Mi mad.., me dijeron que mi madre había muerto al darme a luz y pensaba que él me culpaba por no tener a su madre con el.- guardó silencio cuando algunas lágrimas comenzaron a amenazar con salir, cuando se sintió mejor continuó. -Pero antes de todo esto pasar me dijo que mi madre en realidad fue entregada a cambio de armas a mi tío luego de mi nacimiento y que ella acabó suicidándose.

-Qué horrible.

-Aún más horrible es saber que fue mi propio padre, su esposo, quien lo hizo.- esta negó y limpio su rostro, a pesar de evitar llorar lo había hecho. -Mi familia ama el poder, pero de una forma enfermiza.

Y era cierto, un amor horrible que solo trae miseria al mundo.





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La Princesa y El DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora