1.5: La Culpa

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     Isabelle no sabía que ese día marcaría un parteaguas en su vida, una nueva etapa, el comienzo de su aventura.
     Era un día como cualquier otro.
     Después de una pelea con su padre, corrió al bosque, como agarró de costumbre en estos últimos años.
     Iba al bosque, se escondía por unas horas, recogía flores y hablaba con los pájaros que se encontraba.
Se enfocaba en el sonido del Río fluyendo sobre la corteza de la tierra, o las nubes moviéndose sobre su cabeza.
El Gran Bosque era su lugar favorito del planeta.
Aunque, siendo sinceros, tampoco había visitado muchos lugares que digamos.

     El Gran Bosque, era el bosque que conectaba cada reino, y estaba ubicado en el centro de cualquier mapa que te pudieras encontrar.
     Se dividía en ciertas zonas, y la familia de Isabelle tenía la dicha de tener su vivienda en aquella zona de la aldea que rozaba con la zona Sur de dicho Bosque.

     Una zona preciosa, y tranquila, pero peligrosa según las leyendas.
     Isabelle estaba sentada sobre la rama de un árbol, viendo hacia abajo, escuchando los pasos de su hermana quien llegó a su encuentro

     —Varios rumores cuentan que, hace varios años, la Reina Elinor del Reino DunBroch fue transformada en un oso salvaje por culpa de su hija, la princesa Merida. Al no querer casarse, llevó a su madre a una trampa, y a pesar de haber intentado salvarla, no lo logró. Se dice que la Reina transformada en Oso huyó al bosque, y que quien la ve... no sale con vida—

—Conozco la historia, Rachel—

—Te daba mucho miedo de pequeña, pero aún así, sigues viniendo al bosque— Rachel escala el árbol donde se encuentra su hermana, poniéndose de pie sobre una rama más abajo que ella, viéndola hacia arriba con ternura, —Es una prueba de que eres más valiente de lo que crees. Y que con el tiempo vas descubriendo lo fuerte que puedes ser. Estás creciendo, y es maravilloso—

Isabelle sonríe un poco, moviendo un mechón de cabello que le cubría su cara cabizbaja detrás de su oreja, —Eso es algo que Nuestra Madre diría—

—Lo se. Y es algo que debes creer— Rachel saca algo de su bolso que llevaba atado a la cintura, —Es un obsequio—

—¿Es...?—

—¿Qué? ¿Creías que iba a olvidar tu cumpleaños?—
Isabelle recibió el regalo con una expresión de asombro, sosteniéndolo como si fuera el tesoro más preciado y frágil del mundo, —Cuando tenías 9 años amabas la arquería. Recuerdo que pasamos por el puesto de Don Tommy, y viste este arco que, en ese momento, era muy grande para ti. Y... muy caro para nosotros.

—¿Lo recuerdas?—

—Recuerdo el brillo en tus ojos cuando lo viste. Te imaginabas usando ese arco en la competencia en vez de una vara con un elástico como siempre lo hacías... Me tomó un tiempo, entre esconder los ahorros guardados de papá, y trabajar horas extra. Pero... Feliz Cumpleaños número 16, hermana—

Era un precioso arco de madera clara, con tonos dorados y ornamentos verdes y plateados. Era precioso. Tenía unas cuantas decoraciones florales con cristal fundido, y era ligero y grande a la vez.
Perfecto para ella.

¡Muchas Gracias!—, Isabelle no se resistió a la urgencia de abrazarla, y su hermana le correspondió el abrazo.
Era un momento hermoso: La paz del bosque, el calor de un abrazo de un ser querido...
La tranquilidad del ambiente hizo que ambas hermanas se relajaran

¿Qué piensas hacer para celebrar? Podemos pasear por el pueblo, o... puedo comprarte un nuevo libro. O si quieres, podemos ir más adentro, al bosque, y explorar tu y yo, juntas. Podemos invitar a Blag si quieres—

El Club de los Escritores PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora