2.4: Cuestión de Conocer

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     —Intenté advertirte que Arthur es un idiota—

—No quiero hablar de eso— Isabelle estuvo callada la mayor parte del viaje de regreso al palacio.

Utiliza a las personas a su conveniencia... Yo quería lanzarle una bola de fuego en su tonta cara, pero Raven no me dejó—

Raven regañó a Monique de inmediato,
—¿Acaso querías iniciar una guerra entre Germoor y Goldoa?—

     —No soy de Germoor—

     —No, pero iban al baile como mis acompañantes, y yo soy la Princesa de Germoor, ¿Recuerdas?— Se quejó Raven entre dientes.

     —Claro que recuerdo, no me hables así, mi cerebro funciona perfectamente— Monique era el único ser del planeta que le hacía frente a la Princesa de esa manera, Isa jamás se atrevería a hablarle así, pero no es como que esa fuera una de sus preocupaciones en este momento.

La luna llena brillaba sobre la cresta de la colina que dividía el norte del sur, era una noche magnífica... lamentablemente la arruinaba la humillación trágica que Isabelle vivió frente a todos en el baile, una escena que se repetía una y otra vez en su cabeza.
Fue error de la primera vez. Los campesinos son tan tiernos pero a la vez son tan ingenuos— Raven parecía burlarse de Isa, pero a la vez era como si simplemente pensara en voz alta.

Estaban yendo de vuelta al palacio de Germoor, y a Isa no le agradaba para nada la idea, —Puedo bajarme aquí— Balbuceó un tanto apenada.

     —Ja, niña, ¿Qué dices?—

     —Que puedo bajarme aquí—

     Monique y Raven intercambiaron miradas,
¿Para qué?—

     —Quisiera regresar a mi casa...— En realidad, no era su casa, era solo una cabaña abandonada que se encontró en medio del bosque, —...por favor—

     —No me molestaría tu compañía esta noche en el palacio— Dijo la princesa.
Claro, a ella no le molesta la presencia de Isabelle porque es demasiado fácil usar cada acción y palabra que sale de su alma de campesina como burla. Era sencillo entretenerse con ella.
Por otro lado, Isa no soportaba la incomodidad de las bromas y la falsa amabilidad.

     —Lo agradezco, alteza, pero en serio quiero regresar a casa. Puedo encontrar el camino por mi cuenta si bajo aquí—

     —Esta carroza no va a detenerse hasta llegar a Germoor, niña—

     —Puedes dar la orden, y...—

     —¡No!— Gritó Raven, su voz retumbó como un eco en la cabeza de Isabelle, sus ojos brillaron en un amarillo resplandeciente, algo que jamás había visto.
Magia.

     —P-P-Princesa...—

     —¡Guarda silencio!— Demandó en seguida, y de pronto Isabelle no podía si quiera abrir la boca.
No sabía si era una especie de poder, o simplemente el miedo que le decía que no debía llevarle la contraria a Raven.

     Monique le dio un leve codazo a la princesa diciendo, —Hey, ya... No la asustes— Murmuró entre dientes.
El resto del camino fue un tanto incómodo, ya que Isa no se atrevía a abrir la boca, y Raven, con su corazón criado por una villana de la realeza estaba entrenado para ser orgulloso, demasiado orgulloso como para pedir disculpas.

El Club de los Escritores PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora