2.6: Aprendiz de Sombrerero

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No importa lo mucho que se esforzara por entender lo que sucedía... Isabelle solo tenía en mente escapar de aquel lugar. Maléfica nunca le dio alguna explicación lógica de su secuestro, y así como de repente apareció... de repente desapareció sin dejar rastro. Por mucho que Isabelle gritara, no parecía haber nadie que la escuchara, tampoco parecían haber más prisioneros en la celda, no había nadie más ahí.
La joven no podía hacer nada, estaba encerrada, sola, atada. Se limitó a sentarse en el suelo, y pensar en algún plan cuando escuchó una voz resonando en su cabeza. —No piensas quedarte aquí, ¿O si, Isa?—

Isabelle abrió sus ojos inmediatamente, pero al ver a la figura que tenía en frente... solo negó con la cabeza y cerró los ojos, —No—

—¿Qué sucede? ¿No estas feliz de verme?—

—Sea lo que sea que estás haciendo, se que es una trampa— Dijo mientras alzaba la voz. No parecía estar hablándole a la joven que apareció frente a ella de la nada, sino a alguien que estaría detrás de este inesperado momento.
Magia, ilusiones, lo que sea... ¡Es suficiente!— Gritó

Te lastimaron, Isa, lo se... pero estarás bien, hermanita, lo prometo— Era una voz dulce de una joven alta de cabello oscuro, portaba un vestido de encaje rojo... justo como el día del accidente, justo como el día de la última vez que Isabelle la vio, —Siempre has sido muy valiente... siempre has sido muy especial—

—No eres real. Mi hermana, Rachel, esta muerta. Buen intento— Balbuceó.

No es la primera vez que alguien te priva de tu libertad, Isa— Dijo la figura de Rachel, quien se sentó junto a ella, —Papá lo hacía muy seguido, ¿Lo recuerdas?— Si, lo recordaba, y le dolía, pero lo que sentía era una mezcla de confusión y dolor, —Se que lo recuerdas. La diferencia entre esos momentos y el día de hoy es que... ya no puedo venir a ser la llave que abre tu puerta, hermana. Aunque duela... debes liberarte tu misma—

Fuera real, fuera un fantasma, o una trampa, lo que Rachel decía en la cabeza de Isabelle tenía sentido. Si sonaba como algo que ella diría.
Isabelle vio a los grilletes que sostenían sus tobillos, y negó con la cabeza, —No se cómo hacerlo, Rachel—

—Bueno...— Su hermana sonrió, —...puede que no fueras la chica mas fuerte de la aldea—

—¿Gracias?—

—...pero si eres la chica más inteligente de todo el reino, y no lo digo solo porque soy tu hermana, lo digo porque... se que dentro de ti lo sabesRachel apuntó con su dedo índice al pecho de su hermana menor, a la altura del corazón, —Solo que a veces se te olvida, y te prometí que siempre estaría aquí para recordártelo—

—Perdón por...—

—Shh, no tienes mucho tiempo. Usa tu cabeza, Isabelle—

Esta vez, cuando Isa vio a los grilletes, los vio con una nueva chispa de esperanza, y su cabeza comenzó a trabajar. Reconoció la cerradura. No era una cadena mágica... solo era metal. Un engranaje.
Su abuelo era inventor, y a diferencia de Rachel, ella si pasaba mucho tiempo con él en su taller, ella sabía de engranajes y cerraduras, pero no era como que tuviera herramientas especiales en la celda... había polvo y... piedras.

Eso es...
¡Piedras!

Eran piedras muy pequeñas, demasiado grandes para ser rocas, demasiado chicas para ser polvo...
Isabelle puso una, y otra, y otra... dentro de la entrada donde se supone debía ir la llave del candado... de su cabello logró sacar una pequeña rama... y con un poco de forcejeo, en 5 minutos y 27 segundos, el seguro hizo: Click

El Club de los Escritores PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora