Era una tarde fresca en un reino lejano, donde una jovencita se escondía en la cocina del palacio real, —¿Hay algún rastro de ella?— Escuchó decir a una sirvienta
—No, nada. Pero creo que no debió haber ido tan lejos. Sigan buscando, son ordenes del rey— esperó a que los pasos se alejaran lo suficiente como para salir de su escondite. Asomó la cabeza desde el interior de un viejo barril. Su cara estaba cubierta en cenizas, la suciedad contrastaba con su cabello amarillo pálido, eso súmalo a su vestimenta arrugada, y sus botas llenas de lodo. No es exactamente como pensarías que se ve la futura reina de Vralyra.
Claire Pendragon dejó salir su tensión interna con un gran suspiro, y salió de la cocina de puntitas, dirigiéndose a la puerta que solían usar los empleados para entrar y salir del castillo. Unos segundos después, por fin, estaba fuera de los muros que la mantenían cautiva...
Bueno, "cautiva" es una palabra muy grande, pero así se sentía.
Su primer instinto fue correr al bosque, y cruzar los dedos para que ninguno de los sirvientes de su padre, el Rey Phillip, la encontrara y delatara. Corrió tan rápido que casi se tropieza con un tronco caído, pero aún así no se detuvo ni para ver hacia atrás, hasta que estuvo a una larga distancia de aquel lugar.
Aún se podía ver la silueta del palacio a lo lejos, pero tenía que recuperar el aliento. Se sentó sobre una roca y exhaló.—¿Claire? ¿Estás bien?— Preguntó una voz proveniente del bosque. La joven princesa se exaltó por un momento, pero reconoció a la persona, era una de sus mejores amigas, o mas bien... la única amiga que tenía.
—Dakota— Al darse la vuelta vio la figura de una joven tan pálida como la nieve, con rizos largos y oscuros como la noche, igual de oscuros como sus ojos negros y profundos. Dakota era esta niña de aproximadamente 11 años que actuaba de una manera increíblemente madura para su edad. Claire la había conocido hace apenas unos meses y ambas se agarraron cariño, ya que a Dakota no parecía importarle el hecho de que frente a ella estuviera el futuro del reino. Para ella solo era una niña mas, y eso a Claire le encantaba, —Ay, Dakota, ¡Que bueno que te encuentro!— La princesita corrió hacia su amiga y le dio un fuerte abrazo.
—¿Qué ocurrió? Tu corazón late muy fuerte—
—Es mi padre. Ha estado actuando cada vez más extraño... No esta siendo él mismo. Da todas estas órdenes que él jamás daría... me obliga a quedarme encerrada todo el tiempo, y... escuché algo, un plan sobre... querer dominar territorio vecino—
—Pero, el territorio que colinda con Vralyra... son reinos altamente protegidos. ¿Piensa declararles una guerra?—
—Eso me temo... ¡Pero, Dakota! ¡No puede haber una guerra! Guiará a Vralyra a la destrucción. Y mi padre jamás haría algo como eso. Hay una influencia grande sobre él, no se qué es pero...—
—...déjamelo a mi, yo me encargo—
Dakota sostuvo la mano de Claire con firmeza y le dio una sonrisa para reafirmar su confianza, pero Claire solo la observó confundida, —No te preocupes mas, ¿Si?——No quisiera parecer grosera pero, ¿Qué crees que puedas hacer para... lograr un cambio en el Rey de Vralyra?—
—Escucha, solo... vuelve al palacio, y yo hablaré con tu padre...—
—¡No! No pienso volver al palacio— Claire soltó las manos de su amiga y retrocedió unos cuantos pasos, —Tengo un plan, y necesito tu ayuda para eso—
Eso le sorprendió a Dakota de gran manera. Claire era una cara bonita, una talentosa princesita, la futura reina, si, pero jamás había decidido tomar sus propias riendas en cualquier asunto en su tiempo de amistad. Entre ambas, Dakota siempre fue quien armaba las estrategias se encargaba de el trabajo sucio a pesar de que Claire tiene mas autoridad por derecho y posición, —¿Okay? ¿Qué tipo de plan?—
Dakota se esperaba cualquier cosa excepto lo que Claire le comentó. Si fuera el relato de cualquier otra persona probablemente no lo hubiera si quiera considerado como verdad, pero Claire no era una mentirosa, y si ella decía que un cuervo entró por la ventana de la torre mas alta de su habitación y le dijo que la hija de Maléfica, una aliada de Rumplestilskin, una campesina y un sombrerero estaban buscando reclutas para levantarse en una revolución contra los villanos... entonces era verdad. Pero su sorpresa no fue solo esa, sino que pedía de su ayuda para cruzar los muros del reino e ir con el grupo para apoyar en la lucha, —Con todo respeto, es una horrible idea, Claire—
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El Club de los Escritores Perdidos
Fantasy"Un mundo donde los cuentos de hadas son reales, los villanos han ganado en sus respectivas historias y los hijos de éstos tienen el poder, mientras que los héroes caídos viven en la miseria. Un lugar donde los finales felices no existen. Pero todo...