Dos hermanos (Tu, Erik jr. & Sasuke)

Cap. 17: ¿En compromiso?

NARRA: _____
Ayudé a Hanabusa a levantarse mientras comprobaba si estaba bien. Sasuke subió a hablar con Junior.

En cuanto se pudo poner de pie, volvió a salir corriendo con su capa , y lo que no era la capa, al viento.

Suspiré y subí a ver qué hablaban. Sasuke bajó a la misma vez que yo subía las escaleras.
-Ten cuidado... -me susurró quedandose quieto a mitad de las escaleras. Me giré un poco para mirarlo mientras seguía mi camino. Él ni siquiera se había girado para hablarme-

Solté un suspiro y seguí subiendo hasta llegar a la habitación de Junior. Estaba sentado en el suelo como el típico niño pequeño sentando junto a su perrito.
-Hanabusa está bien. -le informé como si me hubiera preguntado él mismo...ilusa de mí-

Me miró de reojo hacia los pies... Ni caso. Volvió a mirar a Diablo jugueteando con él.

Me senté a su lado y le miré cuidadosamente la cara. Labio rajado, postillas por la frente y parte de la barbilla...
-¿Te peleaste? -le pregunté casi inaudible. No me contestó. Me ignoraba como si no estuviera allí. Me acomodé en el suelo sentandome sobre un cojín y volví a hablar- ¿Qué te hicier... -me interrumpió sin mirarme-
-No importa. Solo cállate. -no me dejó volver a soltar palabra, no me miraba... Nada-

Agaché la mirada tras un suspiro de desilusión. Pensé que al menos me respondería a algo.

Tras unos minutos de silencio, observé a mi alrededor y cogí la pelota pequeña de Diablo. Se la mostré en un intento de juego.

Tal y como quería, Diablo dejó de prestarle atención a Junior para jugar con la pelota, por lo cual, Junior no tenía otra que atenderme. Ahora yo era el centro de atención.
-Vamos Junior... ¿Cuándo podré tener una conversación coherente contigo?

Tan solo me miró indiferente... Sin gestos en la cara esperando una buena escusa para ello.
-¿Sin que me interrumpas o te alteres...? -intenté seguir la frase para que cediera. Curvé un poco mi sonrisa.

Agachó la mirada pensativo. Suspiró y me dio un voto de ilusión. Se levantó lentamente quitandome la pelota de la mano y cogiendome de piernas y espalda sin hacerme daño.
-¡O-oye! ¡Junior! ¡Suéltame! ¡He dicho hablar, no matarme! -dije aferrándome a su cuello con mis brazos-

Me sacaba de la habitación pasivamente. Entró en mi cuarto e intentó deshacerme de mí en un par de intentos por tirarme por los aires hacia mi cama, pero estaba demasiado bien agarrada a su cuello, podía hacerse daño él solo con mis brazos.

Gruñó al quejarse intentando tirarme para dejarme tirada y poder volver a su cuarto sin molestias, pero le salió mal. Ahora no podía librarse de mí.

Sonreí triunfante al ver que se agobiaba por no poder deshacer mi llave en su cuello.
-A ver...Junior... Ahora que lo pienso... ¿No crees que me debías algo...? -alcé una ceja. Sí, me refería a mi beso. Ese que tenía que darme desde que lo ayudé y aun no recibí. Era momento de rabiarlo un poco.

Me miró dejando de hacer fuerza, como si fuera un cachorro inocente para que no le hiciera daño. Este, por mis santos.... Se acordaba de lo que me debía. Estaba inmóvil, y casi sin notarse, iba alejando su cara de mí.

Sonreí.
-¿Tienes miedo....? -Bendita pregunta. Se le cambió la cara totalmente, y dejó de cogerme de esa forma para enroscar mis piernas en su cadera.

Genial... Ahora la nerviosa y acojonada, era yo. Se abalanzó sobre mi cuello erizándome la piel. Intenté dejarme llevar... Me gustaba. Enredé mis dedos en su nuca dejándo mi cuello a su libre antojo...

Y vuelvo a decir y recordar.... Que señoras y señores, soy una auténtica estúpida. Y él un manipulador revienta ovarios.

Me dejó medio escalabrada en la cama a punto de comerme la pared con la nariz, de la forma en la que me revoleó con rabia. Se me habían ido todas las hormonas al pie izquierdo, ya que era lo único que me colgaba de la cama, gracias a dios.

Lo vi como se iba a su cuarto tan tranquilo como si nada hubiera pasado... Que ganas de hacer pupita tenía el hijo de...

Tras recuperarme del divertidísimo (nótese la ironía) momento de Junior y sus atracciones de feria gratuíta (porque no hacía falta que vayas a una, él te revolea gratis), bajé a comer algo. Necesitaba distraerme la mente de aquella cosa maldita.

Estaba frustrada en el sillón sobándome a patatas fritas y demás, mientras Sasuke me miraba medio riendose sentado a mi lado.

Lo miré curiosa.
-¿Y bien...? ¿Qué ocurre ahora?
Él rió extrovertido y se acomodó para hablar.
-Te dije que tuvieras cuidado.
-Pero nadie te ha pedido ayuda. No entiendo el por qué te ries de esa forma -bufé recostandome en el sofá-

Tan solo suspiró sentandose a mi lado, en el borde del sofá acariciándole la cabeza.
-Aun espero ansioso que te des cuenta de lo que es Junior. Te hará daño con cualquier movimiento que hagas...
-Ya bueno, ¿y qué hago? Algún día tendrá que cambiar... ¿no?

Negó sujetandome la barbilla.
-Pierdes el tiempo. Y no te das cuenta de lo que tienes alrededor.
-Tampoco es tanto. En cuanto venga mi madre y pueda volver a casa, al no tenerme tan vista, seguro que se deja conocer -sonreí levemente-
-Eso no va a pasar. ¿Por qué no empiezas de cero?
-¿Empezar de cero? A ver, explica eso -dije curiosa-

De nuevo lo hizo. Se acercó a mí tiernamente depositándome un beso cálido en los labios mientras acariciaba mi mejilla.
-Pero esta vez comienza conmigo. -me soltó en un silencio bastante incómodo dejandome totalmente callada.