Cap. 10: Dudas

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Amanecí en uno de los sofás algo esnucada. Miré a mi alrededor y vi que me faltaban los dos cojines que me coloqué anoche para posar la cabeza y algo de los hombros. Me dolía el cuello. Me lo acaricié y vi en la mesa el reflejo de los cojines. ¡Los había colocado sobre una gran estantería de libros! Estaba jugando con mi pequeña altura, y eso no me hacía mucha gracia.

Me senté y lo busqué con la mirada. Lo vi a través de la puerta de cristal del jardín, y estaba jugando con Diablo. Por un momento me quedé embobada. Era la primera vez que lo veía sonreir. Parecía como si aquel perro fuera su vida. Estaba sentado de lao, pero no me veía ya que solo prestaba atención a su querido perro.

Sonreí de lado levantandome del sofá y me dirigí al contador de la luz, donde justo al lado, estaban los botones de los aspersores... A correr, Junior~

Carcajeé con mi broma por unos segundos hasta que vi su reacción. Me quedé con la boca desencajada observandolo y casi a punto de babear. Me había tendido una trampa yo sola, ¡Maldita sea mi ingenuidad cuando no me di cuenta que el agua no se llevaba bien con los chalecos blancos!

Tenía una camisa medio ancha blanca de mangas largas y de cuello casi abierto. Alzó uno de sus brazos percatándose del agua y cerrando un ojo algo sorprendido. El chaleco comenzaba a apegarsele al torso, pero parecía que era sumamente estúpido para los temas sensuales al no darse cuenta que el como estaba ahora, era un arruina mujeres. Eso sí, no pude evitar dejar mi mirada clavaba. No podía retirar la mirada. Le resaltaba demasiado el moreno dorado de piel que tenía con la camisa mojada apegada. ¡Era una combinación muy mala!

Entró en casa sacudiendo la cabeza para sacarse algo de agua del pelo.

          -¡No hagas eso, acabo de ducharme! -dijo andando hacia mí con las muletas-

"Me lo quiero zampar" pensé cuando lo vi moverse con las muletas y el paronama que llevaba encima, pero se me cambiaron las ideas cuando me apaleó con una de ellas en la espinilla.

          -¡Oye! -grité alzando mi rodilla y agarrandome la pierna- ¿No tenías otra cosa mejor que hacer?

          -se puso el índice en los labios- shht... calladita te quiero.

Se me hizo un nudo en la garganta y me quedé callada mientras él se fue al baño. Estaba paralizada. ¿Qué me había pasado? Parecía como si al mandarme a callar, me hiciera efecto automático.

Desayuné tranquilamente, pero algo empanada. Cada cinco segundos se me venía la imagen de Junior en el césped mojado. Esa misma imagen una y otra vez, y si no, cuando me mandó a callar.

Miré la hora y tardé casi hora y media desayunando, casi media hora con las mismas imágenes en la cabeza. Claramente me estaba volviendo retrasada...

Salió del baño otra vez duchado. ¿Tan complicado era este señor que no podía cambiarse solo de ropa? Lo seguí con la mirada y se metió en la habitación de "la plancha". Ahí solo estaba la plancha, demás tareas domésticas, la bombona que calentaba el agua de toda la casa menos de la cocina, y muchos libros antigüos que ya casi nadie mirada. Salió al instante y se echó en el sofá. Me preguntaba qué había liado esta vez...

Recogí absolutamente toda la cocina, tampoco había mucho, pero igualmente debía mantener la casa limpia para que Naomi no se enfadara conmigo.

Junior se quedó dormido en el sofá. Escuché de su familia que siempre se dormía bastante tarde, normalmente sobre las cuatro o cinco de la madrugada metido en su habitación sin hacer ruido. Yo, sinceramente, algo malpensaba, porque era adolescente y por lo visto, sin pareja asi que... que me demuestre lo contrario si no quiere que piense mal, no es mi culpa. Luego solía levantarse siempre sobre las nueve de la mañana para sacar a pasear a Diablo y hacer sus cosas de casa, pero aun así siempre se le veía bien despierto para todo. Siempre era muy pacífico, y tomaba la vida como si nadie estuviera a su lado, en su propia burbujita de cristal.

Me senté en el suelo a su lado y lo observé detenidamente. Me gustaba verlo de cerca. Piel fina y bien cuidada, ojos finos con pestañas largas, labios gruesos algo marcados con el piercing un poco hundido y nariz entre pequeña y mediana, una pizca respingona. Tenía la boca entreabierta, y como estaba algo fisgona, también se los miré. Blancos y alineados con colmillos marcados y un poco afilados. Tendría que tener una sonrisa deslumbrante pero... nunca le sonreía a nadie. Con eso perdía casi todo el encanto que tenía.

Alargué mi brazo hasta su rostro, y le toqué uno de los colmillos. Eran perfectos, incluso si ahora cerrara la boca, me atravesaría el dedo con él.

          -¿Te gusta? -escuché una voz desde la cocina-

Me asusté y di un pequeño bote hacia atrás mirando al culpable. Era Sasuke. Estaba en la cocina comiendose una manzana. Me miraba con una pequeña sonrisa pícara.

          - N-no... solo que nunca vi un vampiro de cerca.

          -Bueno... ¿Y qué te parece?

 

Volví a mirar a Junior observandole cada detalle de la cara.

          - .....Es muy feo. -me quejé poniendo cara de asco-

Sasuke se rió un poco mirando al suelo.

          -Ya, ya...

Se le notó BASTANTE irónico. Me quedé mirando a Sasuke hasta que  volvió a desaparecer por la puerta. Ese señor era muy ninja para mí. Aparecía y desaparecía cada vez que le venía en gana sin avisar.

Volví a mirar a Junior detenidamente. Sé a qué se refería Sasuke, pero... no estaba segura. ¿Me habría empezado a gustar Junior....?

Dos hermanos (Tu, Erik jr. & Sasuke)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora