Capitulo 14: Tú

530 46 19
                                    


Narrador omnisciente:

Despertó al sentir el sol tocando su cara, frunció el seño de inmediato, pero eso no evito que ella se despertará. Miro con flojera su alrededor, encontrándose con un espejo, que le mostraba su aspecto algo gracioso; sus cabellos alborotados que de veían monos a la luz del sol, sus ojitos pequeños con algunas ojeras que los adornaban, sus labios secos debido a que durmió con la boca abierta

Era una imagen algo tierna, que mostraba el cansando con el que se durmió la noche anterior

— Me preguntó, qué hora ser-¡eh!

Al momento de levantarse del sillón, vio como este tenía un líquido rojizo en su mitad, coincidiendo con la mitad de la chica. Ella rápidamente se miro en el espejo, confirmando lo que sus ojos vieron; allí, entre su short había una mancha roja

— Hey, escuché que gritaste. ¿Todo bien? —del dormitorio salió un joven azabache medio dormido

La joven se quedó congelada, al ver las pupilas del varón dirigirse al, hizo un pequeño gesto de sorpresa al ver su sillón con una mancha roja carmesí. Su expresión se suavizó de repente, acercándose a la joven

— ¿Estamos aún en época de lluvias? Dios, he estado estresado mucho últimamente —se acercó al sofá sin más y empezó a quitar la funda de las almohadas, tirandolas en el suelo

La chica reaccionó al ver y escuchar la funda caer, con la vergüenza en la garganta apartó al joven y empezó a hacer lo que él hacía con mayor velocidad, está debido a la pena que la estaba comiendo

— ¿Pasa algo? —pregunto con una pequeña sonrisa, sospechando que pasaba

— ¡Pues yo hice esto, tengo que arreglarlo yo! —miró al chico con la cara teñida de rojo, igual que la funda que tenía en manos

Ambos se quedaron mirándose, el joven también se ruborizó al notar la expresiva cara de la joven, no recuerda haberla visto así, tan apenada, tan expresiva, tan desnuda con sus sentimientos, tan tierna...

Tomo sus cachetes entre sus manos, sientiendo su tibia piel, algo más caliente de lo usual por el tono rojizo que adornaba su cara. Ahí, se dió el lujo de detallar el brillo de sus ojos, que cada vez era mayor. Acarició la mejilla con su dedo pulgar, su piel era algo suave, pero no mucho, posiblemente por pequeñas cicatrices que debieron causarle; se tomó el lujo de besar algunas, acercándose y alejándose de su su boca que temblaba un poco por los nervios que esos besos causaban

— Mamoru... —dijo en un susurro antes de sentir los labios del nombrado hacer fuerza contra los de ella 

El susodicho encontró una verdad que hizo abrazar a la joven con fuerza; ya sabía cómo era, no era la chica sería y  fría que encontró en la biblioteca, si no, la pequeña chica, que afectivamente es sería, pero cariñosa a su forma. Era sería, pero su rostro no muestra un hielo que no se puede descongelar, era uno tranquillo, de esos que te brindan seguridad y tranquilidad con su suave mirada sería

— ¿Te estoy incomodando? —menciono al no sentir correspondencia de su parte, eso le preocupaba

— No... solo... no sé cómo hacerlo —miro hacia el piso por unos momentos, un poco más avergonzada

Él solo sonrió aliviado, para luego abrir con delicadeza la suave boca de la chica, que estaba estática. Tocó su lengua, para progresivamente moverla un poco. Ella sin querer ser quién no hace nada, intenta imitarlo, como si de una danza se tratase

Sus cuerpos se acercaron un poco más, ambos ya se abrazaban, las distancias se acortaban, ambos se complacían con el calor que el otro le daba

— Hueles bien... —susurro una voz femenina, llegando al oído del varón, que por reflejo, la apretó con más fuerza

El dulce beso se transformó en algo más íntimo, tanto así que la chica abrió sus ojos de golpe al sentir un bulto en la parte de su vientre

— No controlo eso, perdón —susurró directamente en el oído de la menor, que solo se estremeció al sentir el aliento del joven

Él la guío hasta su habitación, y la recostó en su cama, todo ello sin despegar a la chica de su pecho. Ambos cayeron al suave colchón

A ______ se le puso el mundo de colores, ver al chico encima de ella, con su cabellera negra despeinada y unas pequeñas ojeras. Él, igual que siempre, hizo todo menos lo que ella había supuesto; se acostó en su pecho

— Es domingo, podemos dormir un poco más... —dijo mientas intentaba dormir— Ayer me faltaba algo para dormir cómodo, ya sé que era

— ¿Qué era?

— Tú

Gracias por leer
Mu1tiversal

Una... ¿chica normal? (Mamoru x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora