Capítulo 32: ¡Señor, Príncipe!

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Narrador omnisciente:

Era un día normal, Mamoru tomaba algo se té mientras esperaba a que _____ despertará, después de lo que sea que haya hecho con Usagi, regreso exhausta, sospechaba que le había mostrado la rubia, así que su cansancio lo entendía, ese lugar no era para mortales. Pudo escuchar como la chica se levantaba de la cama, así que sonrió y se dirigió a su habitación

— Buenos días —dijo tierno, mirando a la chica asustada mirando sus manos. Él frunció el seño, algo preocupado— ¿Pasa algo, linda?

Ella lo miró, poniéndose firme y haciendo una reverencia. Mamoru trago pesado, temiendo lo que pasaba

— ¡Es un honor verlo, Príncipe Endymion! —grito sin mirarlo, manteniendo la cabeza agachada— Príncipe, ¿dónde estamos...? —susurró nerviosa, mirando el lugar— ¿Qué paso con el reino?

Se acercó a la ventana y vio la cuidad, era todo ruidoso a comparación de sus recuerdos. Los jardines o alguna zona verde ya no eran visibles, las personas se veían algo infelices, estresadas. Y el cielo, el cielo ya no es aquel bello azul, parece nublado, contaminado

— ¿Y la Reina? —miro a Mamoru preocupada— ¿¡Y la guerra!?

Mamoru se quedo en blanco, mirándola. Sí, Usagi la había llevado al caldero, ahora sabía que pasaba si alguien normal miraba aquel caldero. Se acercó a ella, la forma en que lo miraba era diferente, no era esa suave mirada de la cual se había acostumbrado, era una firme, como si estuviera dispuesta a todo por él

— Aniis —acertó a decir, acercándose más a ella, generando un sonrojo en su mirada

— Príncipe —respondió nerviosa, no pensaba que sabría su nombre

Su postura firme se relajo mientras miraba al hombre de ojos azules acercarse a ella, mirando sus labios carnoso y sus pestañas largas. Era tan bello de cerca, que sentía que se podría perder en esos ojos que simulaba el mar profundo

— Señorita, estamos en un ligero problema. Esta vida ya no es tuya —menciono serio, con una triste sonrisa

Ella pensó, hasta que entendió aquellas palabras, se miró al espejo, se veía casi igual que antes, pero podía notar diferencias en su físico

— Lo... lamento —fue lo único que se le ocurrió decir

Se acercó al espejo y subió su camisa, en el abdomen, en la parte derecha, había una mancha. Lo recuerda, ahí fue donde la espada atravesó su cuerpo antes de morir. Los gritos de agonía se sus camaradas y la sensación de su propia sangre caliente retumbraron en su mente, era lo contrario a fascinante, una sensación que no podría describir.

Sintió como la abrazaban por detrás, la calidez del cuerpo de Mamoru contrastaba el frío de sus recuerdos

— Sé cómo se siente, pero ya pasó —la apretó contra su cuerpo, dándole calor a su mirada perdida

Ella misma se sorprendió al verse así con su Príncipe, lo último que tenía sus recuerdos de él era su muerte a manos de la bruja del lugar. Ella trago pesado, mirando sus pies, no tenían todas esas cicatrices de guerra que antes poseía

— ¿Por qué estamos así? —se limito a preguntar, sonrojandose

Su corazón latió con fuerza, y sus piernas temblaron, se sentía débil en aquellos momentos, como si acabase de levantar de su propia tumba

— Ahora eres mi novia —dijo Mamoru con cariño, notando el gran sonrojo y nervios de la mujer

Le dio un leve beso en la mejilla, sintiendo su piel fría

— Teniente Aniis, en esta vida, usted robo mi corazón —puso su mano derecha encima del pecho de la chica, sintió su corazón con tanta fuerza que simplemente sonrió

Ella giro a verlo, ver sus labios; se levantó de puntillas y lo beso, quería hacer eso hace tanto y poderlo hacer le daba algo se estabilidad a su mente rota en pedazos, recuerdo faltantes, heridas emocionales y el trauma de sus últimos momentos de vida

— ¿Té? —susurró en su oreja, mordiendola con suavidad

Ella asintió, pero no sabía bien a qué demonios se refería. Recorrió la casa, tocando cada cosa que no sabía qué era, básicamente todo. La ducha le mojo el cabello y la secadora quemo un poco su rostro, bailo con la escoba y patio el control. Era una escandalosa, definitivamente

— Ven a tomar té —rió algo Mamoru, viendo como tocaba cada cosa de aquella cada

La chica corrio y cayó al no poder parar antes. Su rostro se golpeó contra el suelo laminado y su nariz se puso roja, pero antes de cualquier pregunta por parte de Mamoru, se levantó y sentó en la silla de madera

— ¿Y eso? —toma la tasa

— Bebe despacio, o te quemarás —explica riéndose por dentro

La chica tomó la tasa con ambas manos y empezó a beber, a pesar de sentir como su lengua se quemaba, el sabor de aquella extraña bebida no la hacía parar. Se tomo todo el contenido y sonrió, con el rostro rojo y con algo se sudor

— ¡Gracias, Príncipe! —agacho un poco la cabeza con una sonrisa

El timbre sonó, alertando a la chica, se levantó de un salto y miró a todas las direcciones, sin saber de dónde veía aquel peculiar sonido

— Iré a abrir —Mamoru se levantó y se acercó a la puerta, al abrir, estaba Kris al otro lado

— ¿Cómo está ell-

Antes de poder terminar, paro al ver un cuchillo acercándose a su rostro, era la joven castaña mirándolo con el seño fruncido. El mayor miro a Mamoru y él sólo sonrió nervioso, algo culposo de aquella situación

— No hace falta que respondas

Gracias por leer
Mu1tiversal

Una... ¿chica normal? (Mamoru x tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora