🌿C.6: La decisión está tomada🌿

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🌿 La decisión está tomada 🌿

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La discusión nos lleva horas; todos los bruxas, incluidos los niños (no soy un imbécil, ellos también tiene voz y voto), Sara y Matt estamos sentados alrededor del fuego del primer piso. La bebé de Lorena está custodiada por Adalia, Ecky y Hagen, los pocos duendes del Gran Árbol también están allí en caso de cualquier cosa, así como mi legión de gatos. Estoy echado en mi asiento con mi guardián a mi izquierda y Sara a mi derecha, mi cara de hastío ya refleja que no cambiaré de decisión, no importa cuánto discutamos, ya está tomada y me vale una mierda la opinión de los demás, ya actué como un estúpido el tiempo suficiente, no tiene caso huir de lo inevitable. No detendré una guerra asesinando a la hija de mi hija. Mi novio me mira lleno de orgullo cada vez que callo a los presentes y les objeto que no hay nada que discutir.

— No puedes tomar esta decisión por todos nosotros — se enoja Black, como si me importara.

— Debes someterla a votación como mínimo. Nuestra raza está en riesgo aquí — se suma Ace.

— No estoy tomando una decisión por ustedes, son libres de intentar hacer algo en contra de lo que he dicho — sonrío de medio lado, desafiante. Todos palidecen ante mi advertencia, no quieren admitirlo, pero soy el más poderoso entre ellos... por lejos.

— Este mocoso te ha llenado de sentimentalismo — la bruja-cuervo, Obsidiana, reclama por primera vez en mi contra. No me sorprende, la verdad. Matt le sonríe irónico y eso me encanta.

— ¿Desde cuando el hijo de la Gorgona tiene tanto corazón? — Black sigue jodiendo, y solo para molestarlo me encojo de hombros, burlón —. ¿Cómo puedes tomarte esto a la ligera? ¿Quién te crees?

— Soy el Rey de Tréboles — me burlo.

Entre las brujas y brujos hay muchos códigos, me gané hace poco más de dos años el título de: Rey de las hierbas, pero desde mi "ascensión" me he convertido oficialmente en el bruxa más poderoso de Berlín, y de Alemania probablemente; como mis habilidades son superiores en la magia verde, pues es obvio que me gané el título de Rey de Tréboles. La Reina de Tréboles es Madre Jengibre, y mi horrendo medio hermano psicópata se ganó el título de Rey de Corazones. Somos una especie que ama los simbolismos; y por lo visto también aman las peleas de monstruos, la guerra será corta y precisa, el bruxa más fuerte contra la aberración más poderosa, ambos creados por el mismo hijo de puta.

Los reclamos y los gritos comienzan nuevamente, hasta los niños se suman a porfiar los argumentos, ninguno está a favor de los adultos, todos querían a Lorena lo suficiente como para adorar a su hija.

Entorno los ojos, cansado.

Hace unas horas estaba muriendo, convertido en una bestia de odio y oscuridad con sed de sangre infantil, por suerte pude arrepentirme de mi estupidez a tiempo, o mejor dicho, la pequeña Kaithias me salvó de mi propia estupidez. La flecha de energía de Salamandra, las heridas provocadas por mi batalla contra Matt y el veneno del oxido de hierro en las venas debieron haberme matado, pero Kaithias es tan jodidamente poderosa que incluso recién nacida usó su magia para salvarme. En un parpadeo la bebé me curó por completo, ni siquiera me quedaron cicatrices, la energía me volvió al cuerpo como nunca; ahora, la pequeña dormía tranquilamente a causa del cansancio de efectuar un milagro. Extrañamente no solo curó mis heridas físicas, aunque el dolor de la muerte de su madre me pesaba en el corazón, una cálida paz me tranquilizaba... Lorena ya no está, no obstante, me queda el consuelo de proteger a su hija en su nombre. Esta vez no fallaré como le fallé a mi princesa, esta vez mataré a quien se atreva a intentar dañar a Kaithias. La vergüenza de lo que estuve a punto de hacer me pesará por siempre, mas al menos siento que usar sus poderes para salvarme fue una especie de perdón, no por nada nació con la consciencia de una niña de seis años, ya entiende bastante del mundo.

— ¡No puedo creer que la quieras dejar vivir! — me chilla otra bruja, ya tengo suficiente, esto no está sujeto a votación, Kaithias es parte de mi pequeña familia a diferencia de estas bruxas... además tengo que conseguir una puta serpiente lechera o la pobre bebé morirá de hambre, no pienso alimentarla con sangre humana, y las bayas fae son muy fuertes para una recién nacida —. ¿Acaso me estás escuchando?

— La verdad, no — la mujer queda boquiabierta ante mi rudeza —. Lo siento, me preocupa más mi nieta, así que paremos esto de una vez — me levanto de mi asiento masajeándome el culo por tener que estar tantas horas sentado, Matt se levanta junto a mí —. Sara, ¿qué opinas?

— Es tú decisión, como alquimista te apoyo.

— ¿Salamandra? — miro a la desastrosa hembra que me devuelve una sonrisa sucia.

— Lo que decida el muro — no negaré que esa respuesta me deja un poco descolocado, ¿desde cuándo es tan fiel a Matt? Bueno, no importa, mejor para mí.

— ¿George? — le pregunto al taumaturgo y este solo inclina la cabeza dándome la razón —. ¿Niños? — los pequeños mocosos se miran entre ellos y me dan su voto, paso por completo de los demás dejándolos sorprendidos por mi descortesía, sin que me valgan algo miro a mi adorado amante y como es de esperarse no necesito tener que preguntarle nada.

— Kaithias vivirá, y lucharemos contra Pietro con o sin su ayuda — habla firme, dirigiéndose a todos los presentes con un tono frío y desafiante, me encanta verlo imponerse por sobre una raza que tiende a considerar a los humanos inferiores, me dan ganas de comérmelo —. La bebé es nuestra, así que ni se atrevan a intentar algo.

Ambos nos retiramos sin siquiera mirar hacia atrás, Ace gruñe molesta junto a sus aliados. No obstante, los niños y niñas saltan de alegría, Salamandra ríe satisfecha y George comienza a reprender a Black por llevarme la contraria.

El Brujo y El Muro: Cuando el espejo se quiebra (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora