❄️C.3: Aquelarre🌿

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❄️ Aquelarre 🌿

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Para la primera semana de Octubre ya eran veinte bruxas incluyendo al dueño de casa, su medio hermano y su amiga de juventud; otras cinco brujas humanas y dos híbridos. Entre los refugiados también estaban George O'Malley y Sephiroth Black, dos poderosos bruxas que junto a Mhatrios y Kai constituían a ser los últimos machos purasangre de su raza en ese lado de Alemania.

Una tarde en que todos comían alrededor del fogón de Adalia, mientras los niños corrían alrededor jugando con Lorena y las pequeñas luces que la seguían, Sephiroth se levantó del suelo y pidió la palabra al dueño de casa. El alto hombre de cabello rubio platinado y ojos purpúreos aún cargaba las marcas de su batalla contra Pietro: un corte que le cruzaba la cara y la falta de su brazo derecho desde el codo.

— No tienes que pedirme la palabra, Black. No soy tu líder — acotó el pelirrojo, disfrutando del estofado más rico que hubiera comido nunca, Matt se lucía cada vez más en la cocina.

— Siento que no lo veas así, Grün. Sé que intenté matarte en el pasado... — comenzó su diálogo, el atlético brujo, con voz profunda y cierta vergüenza.

— Casi todos los presentes han intentado matarme, ya no me lo tomo como algo personal, hombre — este comentario logró relajar el ambiente lo suficiente para que incluso se escaparan un par de risas.

Kai amarró su cabello rojizo para disfrutar mejor su comida. A pesar de que casi todos lucían su verdadera forma él aún se negaba a andar sin su glamoria en alto. Sephiroth esbozó una media sonrisa.

— No tienes idea de cuánto te debemos por ayudarnos, tú menos que nadie debería haber tenido que socorrernos, es por eso que si tienes un plan mejor que ocultarnos... quiero ayudar.

Antes de que el punk aclarara lo suicida que podía ser su plan, ya todos los presentes se estaban ofreciendo para asistirlo.

— Es verdad, ¿cuál es el plan? — interrumpió el chico rubio.

Llevaba días intentando saber de qué se trataba y Kai se había negado a revelarlo. Los ojos de ambos se cruzaron como pocas veces lo hacían desde aquella incómoda declaración amorosa, el brujo verde rió por lo bajo.

— El plan es simple. Pietro no puede matarme directamente ni yo a él, pero de herirnos nadie dijo nada.

— ¿Y eso qué quiere decir? — habló Salamandra.

— Eso quiere decir que nos partiremos la madre hasta que pueda inmovilizarlo y encerrarlo.

— Es un horrendo plan, él tendrá monigotes que intentarán matarte — Alicia, una de las brujas humanas espetó su opinión con aversión. Pietro se había comido sus ojos.

— Lo sé, pero él de verdad quiere hacerme sufrir, solo tengo que herirlo lo suficiente y resistir lo suficiente para tener su atención al tiempo que lo atrapamos en un cristal.

— ¿¡Qué!? — gritó el aquelarre completo antes de que Kai pusiera los ojos en blanco con hastío. Todos estallaron en reclamos y enojo. Matt miró a su brujo de reojo intentando entenderlo.

— ¿¡Ese es tu plan!? — chilló George con incredulidad.

— ¡Es una basura! ¡Una ridiculez! ¡No servirá! — las protestas no paraban.

— ¡Hey! ¡Hey! Primero que todo, no hay forma de matarlo, lo siento, ya lo averigüé — se hizo silencio para que Kai se explicara —. Tiene encima un hechizo de tiempo, ¿por qué creen que es tan invencible? El hijo de puta tiene un "seguro", cada vez que lo matan se activa, por eso necesita tragarse las vidas de todo lo que lo rodea, para mantenerlo activo siempre, ¿o de verdad creían que necesita tanta energía para mantenerse existiendo? Un tiro en la cabeza y ¡bum! El hechizo se activa y retrocede un par de minutos, su conciencia es de demonio, así que sus recuerdos no se desvanecen. ¿No lo entienden? Siempre sabrá cómo ganarnos si lo matamos. Por eso hay que encerrarlo.

— Pero eso es demasiado difícil... — Ace lucía derrotada y deprimida sentada en la silla de ruedas que Matt le había conseguido.

— ¿Y de dónde vas a sacar una jaula-cristal? — preguntó la primera bruja que llegó a pedir ayuda, Obsidiana era su nombre.

— ¿Y cómo estás tan seguro? — Sephiroth miraba al punk con cierta esperanza en sus ojos a pesar de su tono severo.

— Porque Madre Jengibre me dijo cómo lograrlo.

El silencio esta vez fue total, ni siquiera los niños siguieron jugando al escuchar ese nombre. Mhatrios se levantó de su silla con profunda molestia, no quería que nadie supiera que su madre seguía viva, no ahora que no estaba en condiciones de defenderse bien. Para él se suponía que eso era un secreto. Dulcemente Ace le tomó la mano intentando tranquilizarlo.

— ¿Eso es verdad, Mhatrios? ¿Está viva? — una de las brujas, específicamente la más joven del grupo, Jade, miraba al brujo sombra con ilusión.

— Es verdad, pero ya casi no tiene poderes.

— Pero algo podrá hacer, ¿no? — Jade insistió.

— Es Madre Jengibre, debe tener un as bajo la manga — otra de las brujas de Selene se sumó al interrogatorio.

— Sí, su as es él — respondió sinceramente apuntando a Kai, y con esto todos lo miraron sin saber qué decir.

El brujo verde dejó la cuchara en su cuenco con estofado para luego dejarlo a un lado, suspiró pesadamente antes de pararse para explicar, o mejor dicho, excusar la decisión de Gretchen.

— Sé que no soy la mejor de las opciones, pero... — fue interrumpido casi de inmediato.

— Si no les gusta nuestra ayuda, ya saben qué esperar afuera — se impuso Matt levantándose de la caja de madera donde estaba. Habló fuerte y claro, notoriamente ofendido y molesto —. Toda su vida lo han atormentado y maltratado, ¿y qué hace él? Los recibe en su hogar, los cura y protege, ¿así demuestran gratitud? ¿Alguno de ustedes tiene un mejor plan, ah? No he escuchado a ninguno aportar en algo más que preocuparse, esconderse o huir. Soy un simple humano y parece que tengo más cojones que ustedes. Si no quieren ayudarlo, ni siquiera importa, yo lo haré. Siempre.

Kai se quedó boquiabierto, por lo general siempre se subestimaba y terminaba explicando que "no era la gran cosa, pero..." y entonces daba alguna razón convincente. Estaba tan acostumbrado a defenderse solo que no esperó que su chico regañara a un montón de brujas por él. ¿Cómo no lo iba a amar? Parecía que veía cosas en él que ni él mismo encontraba.

— El niño tiene razón — bramó George O'Malley con ambas manos corpulentas apoyadas sobre sus rodillas. Desde que ese brujo había llegado, al ojiverde le daba la impresión que siempre los apoyaba de una u otra forma —. Hemos sobrevivido a monstruos antes, podremos ahora. Tienes mis habilidades de taumaturgo, Rey de tréboles. Yo te construiré tu jaula-cristal.

Kai agradeció de corazón el apoyo del corpulento brujo, pero sabía muy bien que el plan sonaba estúpido y simplón, ¿cómo algo tan básico funcionaría? La respuesta era devastadora, no lo haría. Ese no era el verdadero plan, no estaba ni cerca de ser lo que Gretchen y él habían preparado, sin embargo, la única manera de triunfar era que nadie lo supiera, solo así evitaban que algo saliera mal. Era difícil, manipular y mentir no eran cosas que enorgullecían al pelirrojo, en especial si debía hacerlo con Matt también.

Antes de que alguien más se sumase, habló claro y conciso: no necesitaba a nadie más, mientras menos fueran menos bajas probables habría (y menos culpabilidad sentiría). No quería héroes convertidos en mártires. Una vez dicho esto, cogió su cuenco con estofado y se retiró del lugar a su habitación. Solo una persona notó que el brujo verde no había sido del todo sincero, y esa persona esperó hasta medianoche para comenzar su interrogación.

El Brujo y El Muro: Cuando el espejo se quiebra (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora