🌿C.8: Una noble mujer🌿

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🌿 Una noble mujer 🌿

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— ¿Dónde estoy?

La voz de Matt suena como una bendición para mi atormentado ser, pero debo admitir que me duele escucharlo, aún tenía una pequeña esperanza de que se despertara después de esta inminente batalla. Madre Jengibre me mostró el futuro casi exacto, todas las posibilidades con sus probabilidades de ocurrir como una guía innegable de "cómo debo actuar" para no arruinar la única forma de ganar que tenemos; ahora puedo notar que me ocultó casi todos los detalles, como la muerte de Ada y Hagen, ¿qué más me habrá ocultado? Ella sabía que Pietro nos atacaría después de la celebración, mas no mencionó la hora, solo me dijo que cuando perdiera sangre por culpa de ese malnacido ella me legaría su poder y que con eso debía de ser suficiente para darle pelea.

El rubio muchacho se ha incorporado en la suave cama que nos han prestado con demasiada rapidez, suda en frío y sus hermosos ojos están abiertos con preocupación, su respiración y ritmo cardíaco están elevados, debe de haber tenido una pesadilla. Me alivia recordar que Pietro no puede encontrar a Matt en el mundo de los sueños.

— Tranquilo, chico. Estamos a salvo.

Sus ojos verdes se acostumbran a la oscuridad un poco y me buscan, da conmigo al instante, los míos brillan. No alcanzo a decirle que se quede quieto antes de que se levante del tibio catre para abrazarme torpemente.

— Lo siento — susurra entre sollozos. Ambos perdimos a nuestra familia en ese maldito incendio. Ambos queremos la cabeza de mi hermanastro en una puta bandeja de hierro.

No quiero llorar, no quiero pensar en los muertos que llevo encima, al menos no todavía. Acaricio su cabeza enmarañándole el pelo, dejo que se desahogue antes de seguir con las malas noticias.

Una vez más tranquilo debo explicarle que todos nuestros sitios seguros están o calcinados o custodiados, que ha dormido por más de un día y que si hubiera podido escoger otro sitio para quedarnos lo habría hecho.

— Kai, ¿dónde estamos? — suena serio y a la defensiva, sé que se enojará. Cojo aire antes de hablar, mi voz ha estado sonando monótona y despersonalizada, mas solo es la tristeza que llevo encima.

— Estamos en la casa de Hanna y Lira. Lo siento.

Desvío la mirada antes de que pueda ver el enojo en la suya. Al principio se queda sin palabras, luego me llueven los insultos hasta que se tranquiliza un poco.

— ¿Por qué, Kai? No aquí. ¿Cómo pudiste arriesgarlas por nosotros?

Hanna es una mujer que Matt salvó hace unos meses junto a su hija de las garras de Aris y sus soldaditos de mierda. Ahora que lo pienso, Aris todavía me debe varias, crié a ese mocoso malagradecido un par de años, era otro huérfano abandonado por unos padres que aprovecharon el viaje hasta aquí, la RDA, para botar a su cachorro. Le enseñé a sobrevivir en las calles, pero nunca superó que me aburriera de las pandillas y me uniera a los contrabandistas, para cuando se enteró de que prefería mis propios negocios sin socios se encolerizó de lo lindo; cuando supo de mis "indiscreciones" con Benedikt y Thomas, su odio fue total... vaya pendejo estúpido que era, tan joven y tan imbécil. No tolero a los homofóbicos, mucho menos si además son soplones y gustan de lamerle las botas a los opresores.

Intento excusarme con él narrándole todo lo que ocurrió después de que se desmayara, Matt me observa molesto sentado en la punta de la cama. Hanna salió a socorrernos cuando notó que él era en verdad el chico que la había salvado, tuve que inventarle una trágica historia de cómo nos habían atacado unos brigadistas y que todo era mi culpa por ser un contrabandista; a la joven madre no pareció importarle ni un poco y decidió ayudarnos de todas formas. Me entregó ropas limpias más una habitación con la sentencia de "es suya por el tiempo que necesiten", además con una confianza ciega se preparó para ir a trabajar llevándose a su pequeña hija, Lira, dejándonos la casa a cargo.

El Brujo y El Muro: Cuando el espejo se quiebra (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora