🌿C.9: El demonio carmesí❄️

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🌿 El Demonio Carmesí ❄️

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Una ráfaga de color carmesí proveniente del túnel 7 impactó contra la espalda de Kai, emitió sonoras chispas escarlata antes de desintegrarse. Pietro había llegado y por fortuna las defensas de Matt estaban tan altas como siempre, protegiéndolo.

— Lo siento, Azu, pero no hay tiempo.

— ¿De qué hablas? — preguntó la bruja, confundida.

— De que no hay tiempo para descansar, así que, bye bye.

Azuleya ni siquiera pudo decir algo, de un solo movimiento el poderoso bruxa la transportó al túnel que aún defendían Salamandra y Joan. La pobre bruja cayó al frío suelo y de inmediato tuvo que pararse a luchar. Por otro lado, sin apartar la vista, Kai esperaba; la preocupación de que Tommy y Alicia tuvieran que batallar contra una abominación tuvo que quedar en segundo lugar, ahora que su medio hermano se había dignado a llegar, la guerra real acababa de comenzar.

— Hola, Pietro — sus palabras sonaron monótonas y frías.

— Hola, hermanito — contestó la sensual y etérea voz del brujo sangriento, resonaba por el gran lugar sin dar pista alguna de dónde provenía —. Veo que trajiste a tu escudo a una pelea que no puedes ganar, ¿me lo quieres dar en bandeja de plata?

— ¿Y tú no trajiste a tu mascota, hermano? — Kai permanecía en su lugar con un aire calmo.

— ¿Después de que le cortaras los dedos? No, gracias. Aunque ella sea más como un perro para mí, no me gusta que pateen a mis animales. Así que imagínate lo que le haré a tu noviecito cuando le ponga las garras encima.

— Sobre mi cadáver.

— Oh, no. Eso viene después.

Una serie de ráfagas aparecieron de todas direcciones intentando cortar al caótico brujo sin éxito, el poder de Matthias esta vez era muy alto. Sin esperar un segundo más, el ex-contrabandista cerró sus ojos concentrándose en un conjuro especial para su enemigo; apretó los puños gruñendo con su voz metálica y sus ojos se iluminaron por debajo de los parpados, al abrirlos el ataque se desató. Cientos de pequeños rayos electrificaron el aire violentamente hasta que dieron con Pietro, que se ocultaba en un rincón gracias a su glamoria, al ser impactado por uno el resto se dirigió hacia él electrocutándolo entre gritos. Ahora era visible y estaba encabronado.

— ¿Y ahora qué? ¿Nos maltratamos hasta el fin de los tiempos, imbécil? ¡No puedes matarme ni yo a ti, idiota! — tan encolerizado ladraba que perdió por completo su compostura, sus colmillos crecieron, sus ojos cambiaron drásticamente como su piel y cabello. La cola le creció rompiendo parte del pantalón, su lengua se volvió dorada y sus garras sedientas de sangre. Pietro perdió por completo su apariencia humana, y aquello solo ayudaba a verlo aún más invencible.

— ¿Qué tiene? Podemos partirnos la madre hasta el amanecer, vamos, será divertido verte mover ese cadavérico cuerpo que tienes — Kai sonreía burlón desde su puesto, dándose el tiempo necesario para molestarlo aún más. Se sacó el abrigo de cuero y los botines apartándolos para estar más cómodo.

— Tantas risitas ahora, ¿pero sabe tu chico sobre los límites de TU cuerpo? ¿Serás capaz de resistirlo?

El diablo blanco aún no cogía aire antes de que una nueva seguidilla de rayos y descargas eléctricas lo impactaran, su medio hermano no estaba de humor para verdades. De pronto, el abominable híbrido comenzó a reír como un maníaco después de resistir una vez más el ataque, su semblante satisfecho denotaba que algo no iba bien. Su sombra se extendió tras él y de ella brotaron tres espectros sombra armados con ballestas, ahora era su turno de jugar.

El Brujo y El Muro: Cuando el espejo se quiebra (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora