❄️C.1: LA LUNA🌿

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❄️ LA LUNA 🌿

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— ¡Contéstame, mierda! — se encabrona el menor antes de que la profunda voz lo persuada de esperar.

— Todo a su tiempo, niño.

La furia no se va, se le ve en la cara y en los ojos.

Está tan iracundo que no nota que Mhatrios ya no le habla insultándolo, no se da cuenta de que ya se ganó el respeto de ese brujo.

Toda la batalla pasa frente a los ojos verdes del chico en cámara rápida. El brujo de piel oscura desaparece justo antes de que Pietro aparezca, el recuerdo sigue a Mhatrios. Madre Jengibre usa todas sus fuerzas para salvarlo transportándolo hasta ella, con magia cierra la herida en su pecho y antes de que el diablo pueda rastrearlo la poderosa anciana vuelve a trasladarlo en contra de su voluntad hasta el límite de las barreras del Gran Árbol con una única sentencia: "Solo tu hermano menor puede salvarte, mi niño. Dale lo que te pida o muere".

El brujo sombra se materializa fuera de las barreras del hogar de Kai en dolor y sufrimiento, grita por ayuda hasta que el punk aparece en los límites de su territorio, nada de glamour encima, los ojos brillando rojos, lágrimas de ira secas sobre su rostro, su sangre y la de Matt manchándole la ropa. Mhatrios le suplica clemencia con el orgullo y la soberbia heridos de gravedad, Pietro se dibuja a lo lejos, parece que trae la oscuridad del vacío tras él, lo está cazando por fallarle.

El rey callejero lo mira estoico, glacial.

— Nunca lo había visto así — el muro se entristece de ver a su brujo tan descorazonado, como si no tuviera alma.

— Eso es porque nunca habías estado tan cerca de morir — esta última frase conmovió al ojiverde.

— No creas que he olvidado que intentaste violarme, bastardo — cambió el tema para no pensar en lo mucho que le dolía ver a Kai así por él.

— No iba a hacerlo realmente, eres un hombre. Ni por venganza me follaría a un hombre. Tengo el mal humano de la heterosexualidad corriendo por mis venas. Además Ace me exigió que lo encabronara y si fingía que quería violarte, él reaccionaría según lo planeado.

El de pelo blanco silba en la lejanía, su imagen está distorsionada, se ve alargado e inhumano, una corona de cuernos sobre la cabeza y unas alas negras hechas de oscuridad se alzan imponentes desde su espalda, una proyección caricaturizada de como es para el brujo negro su enemigo. Intensifica el silbido y un profundo corte aparece sobre la espalda de Mhatrios; otro silbido, otro corte; un chasqueo de lengua y una de las piernas del hombre se quiebra moviéndose bruscamente de manera antinatural. Kai permanece inmóvil, mirando a su medio hermano chillar de dolor. "¡Ayúdame y te daré la estrella fugaz de Sombra!", brama en sufrimiento intentando intercambiar su vida por algo que ninguna joya podría pagar. El brujo verde no parece interesado, está tan quieto que fácilmente podría ser una estatua. "Por favor, Kai. Nada de esto es lo que parece", suplica nuevamente. El punk tuerce el rostro extiendo su mano con las palabras cargadas de odio: "Demuéstramelo". Mhatrios suda en frío, miedo y dolor son la peor de las combinaciones, se decide alzando su mano ensangrentada con dedos de menos. Una sutil manera entre bruxas de aclarar que está bajo la voluntad de su contrincante. El de ojos amarillos espeta con desprecio: "Toda magia tiene su precio. Te doy asilo a cambio de tu poder y tu ojo derecho, Mhatrios Jengibre". El brujo sombra le estrecha la mano cerrando el trato y Kai lo jala dentro de la barrera, se retuerce chillando, revolcándose en la tierra mientras su ojo se derrite y sus poderes disminuyen para siempre. El brujo verde sigue mirando al horizonte, preocupado; el de pelo blanco llega hasta el límite de las barreras en un paso, intenta avanzar y su imagen se distorsiona como un glitch de computadora antes de que su posición cambie noventa grados, las defensas sobre el Gran Árbol resultan ser más poderosas de lo que su creador creía, repelen por completo al diablo, un esbozo de sonrisa le surca la cara al rey callejero por un instante, menos asustado. Pietro ruge furibundo con la frustración haciendo estragos en su apariencia, venas negras se marcan por toda su piel porcelana, sin embargo, el glamour que producen las barreras pronto actúan sobre el enemigo, de un momento a otro su rostro refleja confusión, como si hubiera olvidado qué hacía allí. El gran poder en las defensas de Kai: el olvido. El horrible medio-demonio pierde el interés al no recordar qué estaba haciendo allí y desaparece del lugar dejando un ligero olor a leña quemada.

El contrabandista luce descorazonado, Sara llevaba ya una hora intentando salvarle la vida al rubio que se incomoda ante el recuerdo de escucharse chillar y gritar. Mhatrios por otro lado es forzado a explicar todo, y al igual que lo está haciendo con él, le enseña sus recuerdos al punk. Una vez terminado esto, el brujo caótico lo lleva hasta Ace que agoniza sobre una mesa, sin articular palabra.

Sara salva a duras penas al menor, después a Ace y finalmente atiende a Mhatrios, ya que, Kai no está dispuesto a ser curado, sus pensamientos están puestos en otra víctima. Ordena a Lorena que aparezca, pues con tanto estrago la chica se ha escondido. Adalia y los otros dos ancianos no saben qué hacer, así que ayudan a Sara con lo que necesite, Ada ha intentado convencer al dueño de casa de que le vean sus heridas en vano. El brujo verde se cubre con su glamoria para suavizar su apariencia y vuelve a llamar a su princesa.

Matthias ve todo el recuerdo con dolor, no quiere ni imaginar el sufrimiento de su compañero.

Lorena aparece danzando distraída, como siempre. Dos de los mastines de Adalia la custodian con recelo, Kai cae arrodillado frente a ella, llorando con el corazón roto. La muchacha lo mira triste antes de que el contrabandista le destruya la glamoria con la que se cubre de manera violenta y rápida, como si un golpe invisible azotara un armazón de cristal que cae a pedazos. "Lo siento" susurra suave con su voz quebrada ante la funesta revelación. La dulce chica de ojos tornasolados está parada frente a su protector con la panza abultada, su embarazo es tan notorio, ahora que no había ilusiones que lo ocultaran, que parece de siete meses. Kai se acerca de rodillas, lentamente y con cuidado, a su hija adoptiva que lo mira asustada luego de que él atacara su velo.

Matt no puede contener las lágrimas de impotencia, mira la escena tan devastado como podría esperarse.

El punk se apoya en el largo vestido azulado que trae puesto la muchacha echándose a llorar, destruido por dentro. Luce tan vulnerable que el ojiverde se odia por no haber estado para él en ese horrible momento. Suelta las ropas de Lorena y cae por completo sobre el suelo, rugiendo en dolor.

Los neblinosos recuerdos se esfuman, el chico-invierno vuelve en sí parado en medio de la habitación que comparte con su brujo, las lágrimas le surcaban amargas el rostro, su pecho se sentía horriblemente pesado. Mhatrios ya no luce tan malo como parecía, aunque eso no quita lo cruel y bastardo que había sido con ellos, y Matt jamás olvida. Sara se aproxima con precaución.

— ¿Estás bien? — pregunta más por cortesía que por una respuesta.

— ¿Dónde está Kai? — silabea a duras penas, con la voz rota.

— Encerrado en su torre — responde el brujo sombra —. Esperábamos que tú pudieras sacarlo, lleva tres días allí sin que deje a nadie acercarse...

— ¡Matt, espera! ¡Tus heridas no están cerradas del todo! — grita la mujer al tiempo que el negro termina su sentencia, pero ya es tarde. Matt había salido trotando a lo que le daba el cuerpo en dirección al bosque techado, poco le importó dejar a esos dos tirados.

— ¿Y qué esperabas, alquimista? ¿Que te escuchara? — comentó Mhatrios con ironía acercándose a un gato para acariciarlo con entusiasmo, pues era casi imposible que a un bruxa no le gustaran los felinos.

El Brujo y El Muro: Cuando el espejo se quiebra (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora