❝Bad Habit❞ 「SatoSugu」

Extra I

Para más placer: tengo una playlist con las canciones que usé para inspirarme, obviamente son los medios temas. La dejo en un comentario aquí.

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— ¿Qué tanto puede demorar en arreglarse? No es como que sea la primera vez que salimos a bailar.

Shoko Ieri se quejó, deslizando su cuerpo por el asiento del auto y suspirando. Era costumbre que casi todos los viernes después de clases asistieran a clubes nocturnos, al principio el trío estaba compuesto por Getou, Gojo y ella, hasta que un día cualquiera Nanami Kento se les unió. Por supuesto que les convenía, además de caerles muy bien (aunque fuese de un carácter fuerte y un tipo serio) no tomaba alcohol con frecuencia, por lo tanto, él prestaba el automóvil. Los pasaba a buscar, iban juntos a la discoteca y después los dejaba en casa de uno de los tres, habitualmente la de Ieri, ya que vivía sola y a veces solían llevar amantes de una noche a pasar el rato.

Y ahí estaban otro viernes, con Nanami revisando su teléfono, Suguru cambiando la canción que sonaba en el estéreo y Shoko aburrida de esperar al idiota de Satoru que solía tardar años en arreglarse. Deberían estar acostumbrados a su amigo extremadamente veleidoso y egocéntrico, pero después de los primeros diez minutos de espera ya empezaba a agotarles la paciencia.

— ¡Al fin! — gritó la castaña, volviendo a acomodarse en el asiento trasero cuando observó la cabellera blanca de Satoru asomarse por la puerta de su hogar.

— ¿Y para eso te tardaste tanto? Llevas exactamente la misma ropa del fin de semana pasado. — Suguru alzó la voz, hablando desde el asiento del copiloto.

— ¿Cómo que la misma? Estos zapatos son nuevos, tienen cinco centímetros de plataforma. — Satoru se acercó bajando con gracia sus redondos lentes de Sol negros, los que solía usar desde que comenzó su etapa de adolescencia. — Y esta camisa también, parece que te hacen falta lentes, Suguru. — se dio una vuelta, modelando su atuendo y al terminar corrió a subirse al auto.

— Lo que digas. — el azabache rodó los ojos, colocando una canción de la lista de reproducción que calzara con el momento. Sacó un cigarrillo de su cajetilla y se dio la vuelta para ofrecerle uno a Ieri.

— Nanami se va a enojar. — se burló Shoko, estirando su mano y sacando uno.

— Ya saben, si nos detiene la policía y nos dice algo, ustedes me pagan la multa. — a estas alturas para Kento era costumbre, siempre fumaban en su auto y al menos no lo dejaban lleno de cenizas ni los asientos con quemaduras. Los autorizaba a fumar solo porque cuidaban mucho el automóvil.

— Ya, ya, menos charla y más acción. Hoy es día de música latina, estoy listo para sacar mis pasos prohibidos. — los ojos celestes de Gojo brillaron de entusiasmo, bailó unos segundos al ritmo de la canción que sonaba en la radio y se colocó el cinturón de seguridad.

Sin esperar nada más, Nanami arrancó el auto, rodando los ojos al escuchar al trío de idiotas decirle que manejara más rápido.

Sí, siempre le colmaban la paciencia esos tres tontos, pero les guardaba un cariño especial, a pesar de que al principio su relación con ellos fuese solo por estudios, después de las primeras salidas les agradó mucho la energía que desprendían. Satoru siempre lo sacaba de quicio, Shoko de vez en cuando se comportaba como una tonta y con Suguru se llevaba bien el noventa por ciento del tiempo, actuando como un mediador entre los otros dos desastres con cabello.

Nanami solía ser un tipo reservado, únicamente confiaba completamente en Haibara, su mejor amigo desde la secundaria, el que quería muchísimo a pesar de compartir la misma neurona con Satoru y Shoko. Solo a él le había dicho la verdadera razón detrás de sus salidas los viernes por la noche en compañía del trío de ineptos: hay una muchacha que llamó su atención desde que lo atendió en la barra la primera vez que asistió, la que le sirvió un Martini gratis al verlo cabizbajo y solo en la barra; ese día había tenido un pésimo rendimiento en un examen importante y ese gesto consiguió subirle completamente los ánimos.