Somos Iguales | TORDTOM

Sospechas

- LEVANTENSE MALDITAS LARVAS, ES HORA DE TRABAJAR. - Grito una voz el unisono con agresividad, las velas empezaron a ser encendidas, dejando ver un poco más claro lo que estaba pasando.

Tom abrió por completo los ojos luego de el grito, luego se quejo un poco cuando intento levantarse del suelo, no había dormido tan cómodo como quería pensar, ahora le dolía el cuerpo y este lugar no era nada gentil.

Cuando por fin pudo sentarse, vio como una columna de hombres pasaba por enfrente suyo hacia la puerta más grande, se preguntaba que debía de hacer, ¿Ir o quedarse? ¿Pasaría algo malo si decidía quedarse? Probablemente si, pero no sabía con certeza que estaba sucediendo.

Se levantó con pezades del suelo y se inclino por la reja, tratando de ver qué pasaba más allá de la celda, y pudo notar como un soldado de cejas gruesas se acercaba a su lugar, se puso alerta, se veía demasiado serio y su paso era firme.

(¿Qué hago? ¿Qué hago?) - Dió vueltas por la habitación, pero al final decidió hacerse el dormido, aunque sabía que su fachada le dudaría poco.

Al cabo de unos pocos segundos el soldado se puso al frente de su celda y lo observó por poco tiempo, luego la abrió y se adentro. Tom trataba de verse lo más convencible posible, pero no le servía, la precensia de Paul le generaba miedo y le provocaba pequeños temblores en el cuerpo.

No debes de fingir, tú no irás con ellos. (No por ahora) - De un jalón de brazo, Paul levanto a Tom rápidamente.

¡Auch! ¡Que agresivo! - Se quejo del dolor y luego se separó del soldado, mientras lo miraba confundido - ¿Y a dónde se supone que van ellos?

Se encargan de empaquetar el armamento, armas de guerra, no es que sea demasiado interesante para ti. - Paul se cruzó de brazos y miro seriamente al tonto que tenía al frente.

- Este lugar es horrible ¿Qué más? ¿Bombas nucleares? - Ante aquella pregunta, el de cejas gruesas dudo un poco, lo que hizo enojar al de sudadera azul, pues lo había dicho de manera irónica. - ¡Era una broma!

El de uniforme azul marino tomo un suspiro y con su mano hizo una seña para que Tom lo siguiera, por un momento el de cuencas vacías lo pensó con miedo, pero al final decidió seguirlo en silencio.

En los pasillos, inundaba un aura nauseabunda, pues ninguno de los dos volvió a entablar una conversación, Tom sentía que si hablaba estaría exponiéndose ¿Que tal si decía algo sospechoso? ¿Lo estarían vigilando? ¿Camara oculta? Decidía no arriesgarse y acatar las órdenes del soldado, en recompensa por no haberlo hecho la anterior vez.

Probablemente tengas muchas dudas en este momento, pero debes de ser paciente. - Paul observo las expresiones faciales de el de cuencas vacías, se notaba a plena vista que estaba incómodo y tenía miedo, por eso prefería calmarlo.

No creo que de verdad vayas a responderme alguna duda. - El de sudadera azul hizo una mueca con la boca.

Trata de mantenerte en raya ¿Bien? - Se suponía que era el más sereno de los dos, pero el de cejas pobladas también estaba asustado y algo indeciso.

Como quieres que lo esté cuando no sé nada sobre mis amigos. . . - El de sudadera azul apretó el puño y se fue acercando más a Paul, casi poniéndose a su costado.

Tom, porfavor, solo vámonos de acá. - Dijo para tratar cambiar el tema, todavía no se sentía preparado para decirle la verdad.

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