El mundo

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Por un momento Tom pensó que el haber sido trasladado sin su consentimiento a Noruega, para luego reencontrarse con su enemigo mortal y después activar poderes locos de monstruo iba a ser más divertido. Incluso interesante. Ser algún tipo de molestia y generar miedo a cualquier persona que se le acerque, solo por el simple hecho de pertenecer a una estúpida armada hecha por el más grande de los idiotas le iba a ser suficiente.

Pero no.

Tord se le pasaba todo el día afuera, haciendo que sabe Dios. Eso le jodía a Tom. Tord pretendiendo ser un imbecil poderoso y teniendo un trabajo "formal" el cual consistía en ser un charlatán y dar una imagen falsa ante hombres que le tenían respeto. Tord no era más que un idiota egocéntrico y estupido.

Pero Tord no era en todo lo que pensaba en el día. También era su nueva transformación. En el pasado era conciente de su estado mounstro, y las consecuencias que esté le causaba. Pero nunca imaginaria que podría estar de esa manera. Mitad humano y mitad bestia, se sentía raro.

Con el pasar del tiempo empezó a aprender cómo mover por si solo su cola, además de poder esconder y mostrar sus afiladas garras. Le parecía algo genial e incluso pensó una vez en intentar atacar sin avisar a Tord. Solo por un poco de malicia, pero el de cuernos se le adelanto y decidió lijar sus garras. Había sido muy doloroso y ahora parecían piedras lisas.

Tom raspo las paredes de su habitación. Su cuarto no era nada del otro mundo. Una cama de media litera pegada a la pared, junto con un tocador y un armario dónde podría guardar su basura ante la escasez de ropa. Antes había un espejo, pero fue quitado cuando el de pelo castaño pidió sacarlo. Cada vez que veía en el, sensaciones de aberración hacia su propio cuerpo lo invadían. En cierto modo, Tom estaba aterrado de si mismo. Incluso si su mitad mounstro no parecía presentar un problema grave, más allá de ya no poder sentarse cómodamente en las sillas. Tenía miedo.

Pero en este momento no queria pensar en eso. Solo queria que el estupido pelirrojo que tenia a su costado parloteando como si fuera el único en la habitación, se callara.

Y hablando de Matt, su trabajo en la armada era mucho más importante que el suyo, de lejos. Matt entranaba constantemente 9 horas al día. Al principio pensó que el chico narcisista no lo toleraría luego de pasar la semana. Pero no, para su desgracia pareció tomarlo bien y empezó a ganar músculo. Solo un poco, pero suficiente para que Matt empezará a presumir acerca del tema y ser un idiota como siempre.

En cierto modo Tom ya estaba acostumbrado. Pero ahora que el pelirrojo tuviese razones legítimas para creerse el mejor lo irritaba.

Los dos estaban hablando en ese mismo instante. Tratando de contar acerca de sus días en la armada y el nuevo rol que tenían que cumplir. Como si fuese un cambio de rutina espectacular.

Por supuesto. De estar en una vida monótona en Inglaterra, trabajando de lunes a viernes y luego tener algunas aventuras locas los fines de semana, a tener que instalarte en una base militar, donde al más mínimo error cometias el riesgo de ser fusilado y con trabajos no remunerados. Claramente era algo con lo que estar relajado. Tom se reía de la propia ironía de su vida.

Creo que si me esfuerzo un poquitín más, ¡me van a ascender! — Matt chillo. De uno de los cajones de madera oxidado saco un peine y empezó a alisar su melena. Había sido estropeada debido a las horas de entrenamiento cuerpo a cuerpo.

Ni siquiera te pueden ascender por que no tienes un trabajo real, Matt — Tom cerro de golpe el cajón que Matt había dejado abierto y se acomodó en su cama. Con una mano sosteniendo su cabeza.

Matt soltó un leve "oww" en sentido de decepción, pero denuevo comenzó a sonreír — Cuando vuelva Tord, va a estar impresionado de mi progreso ¡Estoy seguro que me comprara helado!

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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